¿Qué tienen en común la historia de Osho y las inmobiliarias?

Andrés Ortega
Undo de Estudio Racimo
5 min readJul 12, 2018

Hace unos días terminé de ver la serie Wild Wild Country, en Netflix. Para los que no la conocen, es un documental que habla sobre un gurú indio de principios de los 80, el que ahora se conoce como Osho, y su ferviente comunidad de seguidores, con los que una vez que deciden abandonar la India, se instalan en un valle perdido en Oregon para armar ahí una ciudad donde vivir y experimentar las enseñanzas y estilo de vida que pregonaba su maestro. El gran problema fue que en ese valle perdido había un pequeño pueblo, llamado Antelope, habitado principalmente por retirados gringos, que con pánico vieron que su tranquilo lugar se vió invadido por estos seres vestidos de morado que proponían una visión del mundo muy distinta a la de ellos. El conflicto fue escalando, no solo a nivel territorial y de valores, sino de gobernanza política, económica, incluyendo episodios de violencia e intolerancia por ambas partes.

Si uno se abstrae de la historia del gurú, uno podría trazar un paralelo de lo que ocurrió allí, con lo que ha ocurrido en contextos de proyectos de inversión (centrales de generación de energía, minería u otros) o bien proyectos inmobiliarios, en relación al modo cómo estos proyectos se instalan en territorios y se vinculan (o no) con las comunidades que allí existen.

En Chile tenemos un largo historial de proyectos que intervienen y modifican la vida de las personas que habitan allí de modo radical. Si bien hay una tendencia hacia la sostenibilidad, no solo a nivel de regulaciones por parte del Estado, sino que las empresas están dedicando recursos y atención a generar visiones compartidas del futuro en un contexto de sinergia y cooperación, en varios casos estas “buenas intenciones” obedecen a tener un “check” en la hoja de ruta de la evaluación de impacto ambiental necesaria para validar los proyectos por sobre una voluntad y un espíritu de empatía territorial con esas personas.

¿Cómo habría sido la historia de Osho (o Bagwan) y sus seguidores si ellos hubieran desarrollados estrategias de aproximación temprana empáticas y centradas en las personas de Antelope y los territorios colindantes?

Si bien es tentador especular y reescribir esa historia, me gustaría compartir un caso muy interesante que aún siendo a otra escala, tiene algo que ver con lo que en Estudio Racimo hemos denominado “empatía territorial”, y que viene a plantear nuevos paradigmas en la relación entre proyectos y comunidades.

Se nos acercó una inmobiliaria que buscaba desarrollar un sello coherente para sus futuros proyectos, donde se valorara el respeto por las comunidades y las personas. Nosotros pensamos WOW. En el fondo, no querían ser otra inmobiliaria más que llega y se instala, independiente del impacto que el proyecto pudiera tener en ese barrio, ellos quería formular proyectos que incorporaran criterios de diseño y de co-responsabilidad con los territorios.

Foto cierre perimetral comun.cl

En ese contexto, y con el motivo de testear para su edificio corporativo, se les propuso una metodología de aproximación temprana a los territorios donde emplazaran sus proyectos, para así desarrollar un estudio con enfoque etnográfico y entender quiénes son las personas que allí viven, cuáles son sus expectativas de este nuevo vecino, y qué cosas son importantes para la comunidad y que se deben respetar en el barrio. Esto porque la inmobiliaria quería integrar concretamente esas necesidades al programa arquitectónico del edificio, específicamente en el nivel -1.

El estudio partió con un levantamiento de actores del territorio, y en paralelo un catastro de infraestructura comunitaria, comercial y de esparcimiento en el área delimitada. Además se realizaron entrevistas en profundidad a vecinos, empresarios del sector, dirigentes vecinales y autoridades. Mediante talleres estratégicos, junto con el equipo de diseño de la inmobiliaria, se terminó por configurar el diseño final y su modelo de gestión asociado, que sirvió para la toma de decisiones de diseño del edificio, respecto al proceso constructivo y de un espacio orientado a la comunidad.

El proceso levantó necesidades sentidas de la comunidad que tenían que ver con este nuevo vecino, no solo a nivel del proceso constructivo (que tiene un impacto de al menos 2 años de ruido, polvo, camiones, etc) sino de qué expectativas de vinculamiento e integración podrían tener con el proyecto. Uno de los puntos sensibles levantados fue la transparencia y disponibilidad de la información respecto al proceso de construcción, para que así los vecinos puedan saber, tener conciencia y tomar decisiones a partir de esa información. Para ellos era importante saber los horarios de trabajo, del paso de los camiones, y tener un nombre, una cara, un teléfono o correo electrónico como un canal de comunicación activo para resolver potenciales conflictos y consultas.

Este requerimiento se tradujo en el diseño de información del muro perimetral, el cual fue implementado por la agencia IV Studio. En él, se despliegan datos de contacto, horarios, información sobre la altura del edificio, y lo que más ha llamado la atención es la declaración de que se construirá un bosque de uso público.

Fotos Cierro www.comun.cl

Dado que el edificio está recién iniciando el proceso de construcción, el cumplimiento de esas promesas sigue siendo un factor fundamental para el vínculo del proyecto con las comunidades, pero considerando el entusiasmo y la convicción del equipo interno de la inmobiliaria por cambiar el paradigma, creemos que esto se transformará en un hito para la industria.

Por otra parte esta experiencia viene a aportar una nueva mirada respecto al concepto de “participación”, el cual plantea diversas complejidades en el modo en cómo se ha venido llevando a cabo. ¿Es válido un proyecto si solo participó el 0,5% de la comunidad afectada? ¿Es el alcance de la participación el gran tema? ¿Es preguntarle a los actores más representativos?

Si Ma Anand Shila, la asistente de Osho, hubiera considerado estratégicamente esta aproximación a las personas del lugar pensando en la instalación de su ciudad y proyectado un modelo de convivencia sustentable, de empatía territorial, quizá otro habría sido el resultado.

Es un tema que sigue siendo contingente, y sobre todo en el último tiempo hemos recibido varios requerimientos sobre todo del sector inmobiliario para hacernos cargo de este brecha, lo cual nos da señales de una nueva relación entre proyectos y comunidades.

Si quieres explorar nuevos modos de aproximarte a las comunidades que van a interactuar con tu proyecto, desarrollamos un Modelo de Empatía Territorial, el cual es una aproximación temprana focalizada en actores estratégicos. Si quieres mas info, escríbenos a hola@estudioracimo.org

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Andrés Ortega
Undo de Estudio Racimo

Socio, Co-Fundador y Director de Estudio Racimo. Arquitecto de la PUCV. Profesor del Diplomado de Diseño de Servicios de la PUC