CRISPR: Sentimientos frescos en el ‘nuestro’, PARTE 3
Gracias a CRISPR podemos — teóricamente — editar el genoma de un elefante y convertirlo en un mamut. Existen restricciones filo-genéticas que lo hacen imposible, pero aún así, estamos actuando en esa dirección… y quiero decirlo, en principio es… fabuloso. El objetivo del proyecto Wolly Mammoth es en realidad salvar a los elefantes asiáticos de la extinción por el cambio climático. Van a editar genéticamente los elefantes asiáticos agregándoles genes de resistencia al frío (provenientes de los mamuts). Decía que es fabuloso, pues estamos frente a una paradoja: al editar genéticamente una especie en riesgo de extinción “para salvarla”, en realidad estamos extinguiéndola — en sentido estricto — a la vez (en tanto población o conjunto de variantes genéticas). Es como guardarlos en un mega zoológico. ¿Son estos ‘parches sobre parches’ — es decir, el afán de sofisticación tecnócrata — la llamada naturaleza humana?
Incluso en las aplicaciones biomédicas indirectas — como erradicar al mosquito que transmite la malaria [8] — hay grandes cuestiones éticas. Suponen una nueva forma de utilitarismo para-y-con la Naturaleza. Algunos científicos advierten posibles desastres ecológicos de largarse crisperizaciones salvajes al planeta. De hacerse, estaríamos modificando biotecnológica y directamente la evolución de los organismos.
La ciencia es observar cómo funciona el mundo, a la vez que controlar cómo funciona… dicho control es considerado siempre como algo “bueno” pero estos dos conceptos no están estrechados inherentemente. El control y la bondad de sus fines son dos caras opuestas. Dos caras, de un mismo polígono amorfo. Lleno de caras, pero sólo queremos ver dos-en-uno. Y este mismo masacote amorfo, con infinitas caras y caretas, es lo que somos nosotros al fin de cuentas en tanto suciedad.
Algunos científicos ya han llamado a — y puéstose de acuerdo con — que la bio-ingeniería de CRISPR no debería usarse en humanos que no han nacido todavía, es decir embriones [9]. De hacerse, tal edición génica va a heredarse de hijos a hijos, y nietos a bisnietos… no podemos preguntarles a todas las generaciones si están o no de acuerdo con que modifiquemos su genoma. El consentimiento de los pacientes está en el centro del meollo aquí, y es de hecho la única cuestión ética que está recibiendo algo de seria atención entre las aplicaciones que se auguran.
Pero claro, siempre están los chinos [10]. Pasó con la clonación, y se repitió ahora con el diseño de bebés. Sí, lo hicieron. Hackearon la evolución humana! O má o menos. No desarrollaron estos embriones por completo en personas ya que fue una prueba y nada mas. Esto es lo que llamamos “ciencia”. Prueba, y error. A medida que avanzamos, se podrá lograr…¡Grozo! Pero… — De ser así, ¿A dónde estamos yendo exactamente?…
Hoy en día, por ejemplo, las parejas que optan por la fertilización in vitro eligen si quieren tener un bebé machito o hembrita. Hace algún tiempo hubiésemos pensado que era algo riesgoso y que la especie humana no puede jugar a esto de — hablando mal y pronto — “ser dioses”. Sin embargo ya casi nadie piensa que elegir el sexo de tu hijo/a esté mal ¡Por eso se hace! Del mismo modo, existe el diagnóstico genético pre-implantación, que permite a padres y madres que comparten una historia familiar con presencia de alguna enfermedad (ej, fibrosis quística, o talasemia) hacer un monitoreo “PGD” (preimplantation genetic diagnosis) de los embriones fertilizados in vitro para elegir cual se implantará y así asegurarse que su hijo/a va a ser sano.
En Europa la mayoría de los embarazos son abortados (legalmente) tras elección de los padres luego de haber sido detectada la trisomía del cromosoma 21 (causa del síndrome de Down). Mas allá de las opiniones, personales, respecto del aborto, el hecho, es que existe un filtrado de quiénes tienen derecho a la vida y esa elección es de los padres antes, durante y luego de la fecundación: actualmente, hasta nueve meses. Luego no, te meten preso y acusan de asesino. Lo aclaro porque es una arbitrariedad y como tal me gusta ponerla en ridículo. Si esta libertad “nuestra” de elegir frente a la vida de un hijo/a basado en su genética la lleva adelante el Estado, resulta en un programa eugenético con reminiscencias a las brutales prácticas de hace 100 años. Pero, mientras sea “tu” libertad individual, está todo bien.
Un buen ejemplo creo que es la entrevista que le han hecho a Pablo Pineda, un síndrome de Down Licenciado en Psicopedagogía. Su historia, y la de todos los afectados por la discriminación en contra de la neurodiversidad, es tan sólo uno de los matices que creo merecen de nuestra atención. Es decir, quizás en el futuro la ciencia nos permita, en lugar de abortar esos embarazos, “curarlos” con terapia génica. Pero aún así, sigue vigente el problema fundacional: diagnosticamos al “distinto” como enfermo. Siglos atrás, si escribías con la mano izquierda, hoy si sos autista, tenes trastorno bipolar, o síndrome de Down. Debería bastar un sólo ejemplo de un “enfermo” de estos diciéndonos que no está enfermo para que hagamos algún esfuerzo en verlo con otros ojos.
Además, ¿Qué es la inteligencia? ¿se puede medir con el llamado “coeficiente intelectual”?… La inteligencia es un invento del hombre blanco para auto-afirmar su “superioridad”. Justificante de los sistemas esclavistas pasados, no tan pasados, y presentes. Ademas, ésta “superioridad” no es otra cosa que la negación de su inferioridad física frente a los cuerpos negros y negras explotados. Esta “superioridad” en el fondo no es otra cosa que la dominación ejercida gracias, en primera instancia, al desarrollo tecnológico de armamentos. Es decir, la propia idea de “inteligencia” está totalmente embebida de su propia valoración dentro del sistema capitalista, al que sirve y rinde homenaje constantemente.
De por sí, aquellos padres que hoy optan por no seguir adelante su embarazo si el bebé presenta trisomía del cromosoma 21; lo hacen en función de muchos motivos, y algunos de los relevantes están relacionados a lo económico.
La diversidad debería ser valorada siempre. Pero estamos plagados de casos en los que se la trata de forma contraria. La biología misma, con su paradigma neodarwinista pareció olvidar que la competencia o “supervivencia del mas fuerte”, si no fuera por la diversidad, no sería nada. Sería, de hecho, tan nada como contraria a la vida. Sería la muerte. Es, la muerte. La biología misma, todavía hoy no logra admitir a la diversidad como el valor que realmente es. El valor que la diversidad merece como sinónimo de vida transgrede los límites de cualquier forma de disciplina científica.
Esto es lo que la neurodiversidad clama cuando nos pide que entendamos cada cerebro como un ecosistema dinámico en lugar de una máquina con un input y un output. Cada uno de estos “enfermos” en realidad tiene aptitudes distintas, la dimensión biológica se solapa con la social a través de nuestras instituciones. En lugar de darles contensión, les marginan. Puesto que la inclusión social no se trata sólo de darles un trabajo, mucho menos si se les da “a pesar de”. La inclusión es identificar sus aptitudes para abrazarlas y hacerlas propias en todos nuestros ámbitos sociales. Particularmente, el laboral.
Recientemente, se ha descubierto un gen en una población de Islandia que resultaría tener un efecto protector frente al desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. Así que ahora pensemos esto: si vas a tener un hijo por fertilización in vitro y te ofrecen por diez luquitas darle ese gen a tu hijo, ¿Vos qué harías?… En una primer instancia la cuestión es si sabemos cómo funciona ese gen y su interacción con el resto del genoma y la fisiología celular. Es decir, si el mecanismo protector que provee este gen está completa y absolutamente conocido como para garantizar que no existen situaciones de compromiso que supongan otros riesgos intrínsecos y/o efectos “pleiotrópicos” o secundarios… Hay que reconocer, este tipo de riesgos están a priori entre los menos probables. Y para riesgos pocos probables, ya tenemos la historia misma. Aún así, el asunto es (o debería ser) de qué se está en riesgo… y no su baja o no-remota probabilidad — Porque, como dije antes: de hecho, de eso está hecho el mundo, ¿no?.
En última instancia, resueltos los dilemas netamente biológicos, estamos frente al diseño genético de la especie y/o raza humana. Una suerte de eugenética de alta tecnología. Justo cuando Europa alcanza niveles parlamentarios de fascismo comparables a los de los años ’30. Personalmente, creo que el peligro radica en este punto; representado con un simple “y/o” entre dos conceptos: especie y/o raza. Pues no se trata de la especie humana, en su totalidad… se trata de algunos individuos que gozarán del acceso a esta biotecnología médica. Más allá de negar al concepto racista de raza humana — es decir de asumir que no existen las razas humanas — estamos frente al proceso de de generarlas. Ya pintando un poco con la brocha bruta de la ciencia ficción, incluso podríamos estrar frente al origen de una nueva subespecie de homo sapiens que la trascienda. Incluso, dada la desigualdad fundacional, será la que domine a nuestra especie actual tal y como todavía la conocemos.
La modificación genética en línea germinal es una ventana rota. Ahora, sólo resta ver qué se va a meter a través de ella… Si se abre a todo tipo de edición, y no se regula de ninguna forma, puede adoptarse para cualquier propósito de “mejora”. Por ejemplo, sabemos que los varones blancos y altos ganan mejores salarios. Si las familias empiezan a tomar sus decisiones basadas en este tipo de sesgos, estaríamos frente a una forma de eugenesia basada en el mercado que sólo va a exacerbar los ya existentes problemas de discriminación y desigualdad que abundan en nuestras relaciones sociales. Más razones para cambiar el modo en que nos relacionamos, empezando por las instituciones desde las que damos vida a todos estos “sesgos” (reproduciéndolos).
Estamos entrando en la era del transhumanismo y todavía no hemos resuelto los problemas del racismo, el patriarcado, y la marginación social capitalista. Estamos frente a una forma de eugenesia posmoderna — estamo’ re nazi’ amigu’.
Particular preocupación me remite la posibilidad de modificar seres humanos en su resistencia a enfermedades infecciosas. Los costos de una “vacuna” así no deberían dejar a persona alguna sin acceso. Los virus y microbios van a seguir existiendo en igual calidad y cantidad. Entonces habría mayor cantidad de infecciones en algunos seres humanos en detrimento de los otros que por su posición socioeconómica tuvieron acceso a la mejoría de su genoma.
Repartir culpas desde la tibia comodidad de mi sofá está entre mis deportes favoritos. Personalmente, creo que la oposición desinformada a los OGMs — no puedo decir que los OGMs estén bien, pero tengo que decir que se han dicho muchas burradas — ha generado este estado actual de las cosas, en que en lugar de haber debates y/o noticias; al respecto de este tema, sólo hay silencio. Obviamente la culpa no es de los burros (que los hubo a favor y en contra). Lo que sucede, es realizado por parte de gobernantes que actúan todos como engranajes de un gran lobby corporativo. De eso se trata la democracia representativa en nuestras sociedades capitalistas, (in)justamente.
La poca noticia que hay insiste en que la tecnología de CRISPR no es un transgénico. Es cierto, estamos hablando de editar los genes de seres vivos ya existentes en la naturaleza. No es lo mismo que meter el gen de una especie en la otra. Pero se puede usar lo mismo para fines tanto humanos (curar enfermedades, mejorar los alimentos) como uh-manos (patentes, corporaciones). Tiene los problemas de antes, pero más intensificados por todo lo que el grado de sofisticación supone a sus posibles aplicaciones.
Argentina, junto a Suecia y Alemania, ya ha adaptado su marco regulatorio para distinguir a los OGMs respecto de la edición genética mediada por CRISPR, y no exactamente para tener mayores cuidados. Si no para meternoslo hasta el fondo de nuestras góndolas. Se adelantaron a cualquier protesta social, ni que hablar de asambleas de vecinos autoconvocados. Un poquito más de la misma historia de siempre, asomando la cabecita entre los dos pancitos de nuestro pueblo. Resta, eso sí… ver si habrá aceptación/consumo del público: ¿Vos, te la vas a morfar?
- nota en Nature con precio de terapia génica
- Lodish H, Berk A, Matsudaira P, Kaiser CA, Krieger M, Scott MP, Zipursky SL, Darnell J. (2004). Molecular Biology of the Cell, p963. WH Freeman: New York, NY. 5th ed.
- nota en NY Times sobre aplicación en distrofia muscular
- nota en Eurekalert sobre aplicación en retinitis pigmentosa
- nota en Mic sobre aplicación en cáncer
- nota en Nature sobre aplicación en HIV-1
- nota en TechnologyReview sobre EditasMedicine
- Bayer invirtió 300M en Crisprx
- nota en Wired sobre aplicación en control de vectores
- notas en Nature y Science sobre cuestiones éticas en biomedicina
- nota en Nature sobre chinos investigando con embriones humanos