Caleb Suko
Evangelismo Today
Published in
10 min readFeb 6, 2018

--

7 peligros de la lectura bíblica diaria

¿Estás comenzando el Año Nuevo con un esfuerzo renovado para leer la Biblia regularmente? Si es así, aquí hay algunos peligros de los que deberías estar consciente. Mientras que, ciertamente, la lectura de tu Biblia es algo bueno, puede ser también algo peligroso si no tienes cuidado. Y, no, no estoy hablando de cómo podría transformar tu vida con sus radicales verdades. Ese es un peligro bueno que por supuesto espero ocurra como resultado de la lectura de tu Biblia.

Los peligros de los que hablo son verdaderas amenazas espirituales. Estos son riesgos que la mayoría de las veces se nos pasan por alto antes de causar gran daño a tu vida espiritual. Estos peligros pueden minar tus esfuerzos dirigidos hacia un crecimiento espiritual y dejarte …

Entonces, antes de que te sumerjas en las profundidades de la Escritura, identifiquemos estos peligros y veamos si podemos encontrar algún camino para evadirlos de manera que nuestra lectura de la Biblia …

Peligro #1: “Enfocarse demasiado en la lista”

Si eres alguien orientado a los logros, este podría ser un asesino de tu vida espiritual. Mientras que es bueno tener una meta de leer la Biblia diariamente, ese propósito puede volverse malo cuando el lograrlo se vuelva tu principal motivación y propósito. ¿Qué ocurre cuando la meta de la lectura de tu Biblia se alza en influencia por sobre la verdadera motivación espiritual por leer la Palabra de Dios? Francamente, la lectura de tu Biblia se vuelve en una desagradable forma de legalismo.

Tú dices: “Pero al menos aún estoy leyendo la Biblia cada día”, y yo digo: “¡En cuanto tu principal propósito es “to check it off the list” no te hará ni un poco de bien!”

¿Por qué?

Primero, porque no eres capaz de mantener todas esas reglas sin importar cuan duro trates. Segundo, tan pronto como transformes algo como la lectura diaria de la Biblia en una pura mecánica práctica perdiste su principal propósito. Has vuelto la lectura de la Biblia en una recitación sin fe de fonemas y sílabas que no tienen poder o fuerza para cambiar la condición de tu eterna alma.

¿Cómo puedo evitar el peligro de enfocarme demasiado en la lista?

Cuando comencemos nuestra lectura de la Biblia debemos esforzarnos en mantener las motivaciones Bíblicas para leer las Escrituras como lo central. A continuación hay algunas de las principales razones para la lectura de la Biblia, desde mi perspectiva. Esta no es una lista exhaustiva, estoy seguro que puedes agregar más a ella.

Razones para leer la Biblia:

1) Para conocer a Jesús (2 Tim 3:15)
2) Para profundizar en la fe (Rom 10:17)
3) Para protegernos del pecado (Salmos 119:11)
4) Para darnos dirección en la vida (Salmos 119:105)
5) Para darnos gozo y gran recompensa (Salmos 19:8–11)

Si puedes mantener en tu mente algunas de estas vitales razones para estudiar la Palabra de Dios cada vez que abras tu Biblia, te puede ayudar para evadir la tentación de convertir tu lectura diaria en una carrera por completar tu lista. En cambio, a medidas que lees, mantén estos propósitos en mente.

Pregúntate a ti mismo: “¿Cómo me está ayudando esto a conocer mejor a Jesús? ¿Esto como hace mi fe más profunda? ¿Esto cómo me convence del pecado? ¿Cómo esto me da dirección en la vida? ¿Esto cómo me trae gozo?”

Peligro #2 “Culpa falsa”

A principio de año te determinaste a leer la Biblia todos los días. Te comprometiste a leer x cantidad de capítulos o estudiar la Palabra de Dios por x cantidad de minutos cada día. Entonces ocurre que de alguna forma te saltas un día y te das cuenta de que no leíste tu Biblia. Sientes culpa como si hubieras dejado ir a Dios, y tal vez te va a castigar por el suceso en tu lectura diaria de la Biblia.

El peligro de la culpa falsa es regularmente relacionado al método “lista de cosas”. Resulta de un enfoque legalista de la lectura de la Biblia. Tal vez es por la presión que te hace sentir la iglesia o algún mentor, tal vez es simplemente la presión auto inducida que pones sobre ti mismo. De cualquier forma, debemos entender que no hay regla estricta y rápida para la lectura de la Biblia en la Escritura. No hay mandamiento que diga “Leerás mi Santa Palabra cada mañana de 07:30 a 08:00.”

Dios no nos da especificaciones acerca de la hora del día, cuántos minutos o cuántos capítulos debemos leer cada día. Cuando se trata de estos detalles, tenemos libertad para decidir por nosotros mismos. Por otro lado, Dios nos da motivo para esforzarnos en la lectura de su Palabras a menudo y regularmente. Pasajes como el Salmo 1 hablan acerca de meditar en la Palabra de Dios de día y de noche. Pablo también nos llama a desear la Palabra de Dios, así como los bebés desean la leche. (1 Pedro: 2:2), y Pablo exhorta a Timoteo a estudiar la Escritura para que sea un obrero aprobado (2 Tim 2:15).

Nuestra meta debería ser el profundizar constantemente nuestro entendimiento acerca de la Palabra de Dios. Una de las mejores formas de hacer eso es a través de la lectura diaria de la Biblia, estudio y meditación. Esto, sin embargo, es una herramienta y no un fin en sí mismo. No debemos transformarlo en una carga legalista para nosotros mismos y los demás. Si nos saltamos un día no creo que Dios esté en los cielos diciendo: “¡No puedo creer que Caleb no leyó sus cinco capítulos hoy!”.

Recuerda, Jesús enseñó que su carga es liviana y que su yugo es fácil (Mat 11:29–30). Entonces, en vez de sentirte culpable por fallar un día monta el caballo tan pronto como puedas, no porque te tropezaste con la culpa, sino porque quieres que tu fe crezca y ¡porque quieres hoy conocer a Dios mejor de lo que lo conocías ayer!

Peligro #3 “Fallar al aplicar”

Una de las principales razones por las que deberías leer tu Biblia es por un real cambio de vida, y para ello debes practicar regularmente la aplicación en tu vida personal de las verdades que encuentras en la Palabra de Dios.

Santiago no nos dio instrucciones sin sentido aquí:

“No se contenten solo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica.” San 1:22

Mientras que esto parece ser una tarea sencilla, con frecuencia no es tan fácil como parece. Como seres caídos, nos gusta ser muy específicos cuando se trata de aplicar la verdad Biblica en las vidas de otros. Leemos un versículo y pensamos:

“David realmente necesita leer esto para que finalmente pueda entender cuán avaro es por querer comprar ese auto nuevo”

“Tal vez le mandaré este versículo a Beatriz para que pueda ver cuánto me hirió cuando ella me dijo…”

¡Qué conocimiento tan seguro y cierto nos ha dado Dios acerca de la vida de los demás! El problema es que a menudo somos casi ciegos al momento de aplicar aquellas mismas verdades en nuestras vidas. El claro llamado para aplicación y acción específicos en las vidas de otros se vuelven con frecuencia en generalizaciones de una verdad espiritual abstracta cuando la atención se torna hacia nosotros.

Cuando te preguntes:

“¿Qué aplicaciones obtuve de mi lectura de la Biblia hoy?”

Las respuestas que nos damos a nosotros mismos a menudo lucen así:

“Necesito confiar más en Dios”
“Me doy cuenta de que necesito ser más disciplinado con mi tiempo”
“Dios me mostró que necesito amar más a los otros”

Si bien todas estas son aplicaciones válidas, permanecen poco claras e indefinidas y, como resultado, sin aplicar en nuestras vidas. Nota lo que el autor de Hebreos dice acerca del poder de la Palabra de Dios:

Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón. Ninguna cosa creada escapa a la vista de Dios. Todo está al descubierto, expuesto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas. Heb 4:12–13

Permitir que la Palabra de Dios penetre en las profundidades de nuestro corazón, permitirle que descubra pecados escondidos y preferidos, nos muestre nuestras faltas y que abra las heridas de un distante tiempo atrás, nunca son cosas placenteras, y nuestra naturaleza humana hará todo lo posible para evitarlo. Sin embargo, una buena aplicación Bíblica no es una opción para el Cristiano, es un deber. Es algo por lo que debemos esforzarnos intencionalmente cada día al profundizar en la Palabra de Dios. Si no estamos atentos a esta tarea, pronto caeremos sin darnos cuenta en una aplicación personal vaga y la Palabra de Dios perderá su poder para cambiar nuestros corazones.

Aquí hay algunas cosas que puedes hacer para asegurarte de que estás aplicando la Palabra de Dios de manera específica y personal:

1. Dirígete a la Palabra de Dios con un corazón humilde y quebrantado: Lee el Salmo 51
2. Pídele a Dios que te busque y que te guíe: Salmo 139:23–24
3. Pasa algo de tiempo meditando en las verdades que has leído y busca por aplicaciones específicas.

Peligro #4 “Método personal de revelación”

Alguna ve escuché a alguien decir que la Palabra de Dios es una carta de amor escrita a ti. Eso suena muy bien y sería maravilloso si fuese verdad. No me crucifiques aún, déjame explicarlo. Verás, la Biblia no fue escrita personalmente a ti o a mí, no es una revelación persona de Dios específicamente para nosotros. Sí, Dios te tenía en mente cuando Él, soberanamente, inspiró a los autores de la Escritura, pero cada libro tenía una específica audiencia que vivió en una cierta cultura y época.

Lo que encontramos en la Biblia no es una “carta de amor” para nosotros, sino que todos los tipos de géneros literarios escritos a todos los tipos de personas que han vivido durante los diferentes periodos de la historia. Para mí, convertir la Biblia en revelación personal específica es un enfoque egocéntrico y una viciada forma de ver la revelación de Dios a la humanidad.

A medida que abras un libro nuevo en la Biblia preocúpate de leer la introducción al libro que encuentres en el comentario. A menudo, esto te ayudará a entender mejor la época, cultura, autor, lectores originales y problemas específicos a los que el libro se refiere. Mientras que la Biblia no es una “revelación personal” para ti, esta tiene verdades de una aplicación muy personal para cada persona que la lea.

Peligro #5 “Tantear”

“Tantear” es leer la Biblia aplicar un plan o sistema en particular, es como tratar de ir del punto “A” al punto “B” sin mapa o brújula. En vez de hacer un progreso real sólo desperdiciarás tu tiempo recorriendo este o ese otro pasaje de la Escritura.

¿Por qué necesitas un plan? Si tu meta es crecimiento espiritual y cambios en la vida real entonces es importante que te expongas a ti mismo a toda la verdad de la Palabra de Dios. Pasando todo tu tiempo en un libro o incluso en varios libros de la Biblia te puede dejar con una visión distorsionada de la revelación de Dios. Sin un plan, generalmente nos apegaremos a aquellas secciones de la Escritura que encontramos más interesantes o placenteras, y nos mantendremos alejados de aquellos que puedas ser difíciles de entender o nos convenzan de ciertos pecados.

Peligro #6 “Rozar la superficie”

Nuestra lectura diaria, muy a menudo, puede ser no más que rozar la superficie. Fallamos en tomar unos minutos extras para profundizar un poco más en un mejor entendimiento y conocimiento acerca de lo que el pasaje está diciendo realmente. Desafortunadamente, nos acostumbramos a ciertos pasajes de la Escritura, pensamos que ya sabemos lo que dice, asumimos que tenemos todas las respuestas y que comprendemos el significado. Algunas veces son los pasajes más familiares los que leemos rápidamente, algunas veces son los difíciles y aburridos los que nos saltamos por completo.

Si te das cuenta de que te estás saltando las aburridas de la Biblia deberías chequear estas recomendaciones por Nancy Guthrie (en inglés) acerca de cómo ver estas partes de la Biblia.

Si encuentras que lees superficialmente las partes familiares de la Biblia entonces te recomiendo que te detengas y te preguntes a ti mismo algunas cosas concernientes a estas partes de la Biblia.

Pregúntate:

• ¿Quiénes son los personajes más importantes?
• ¿Qué acción se está cometiendo y por qué?
• ¿Esto cómo se relaciona de manera más amplia con el contexto, capítulo o libro?
• ¿Qué me dice este texto acerca del carácter de Dios?
• ¿Qué me dice este texto acerca del hombre?
• ¿Cómo reaccionaría yo en la misma situación?
• ¿Cómo se vería esta historia en la sociedad contemporánea?

Estas preguntas en conjunto con algunas buenas herramientas de estudio Bíblico a menudo te ayudarán a ver estos pasajes familiares con nuevos ojos.

Peligro #7 “Lectura distraída”

Este peligro final es uno del que soy culpable con frecuencia. Una notificación aparece en mi teléfono y, sin darme cuenta, la reviso. Entonces decido responder rápidamente. Quince minutos después me doy cuenta de que me estoy quedando sin tiempo y apenas había comenzado mi lectura de la Biblia.

Algunas veces no es la tecnología, sino que una mente divagadora. Por lo general leo la Biblia en las mañanas y algunas veces mi mente ya está pensando en esos momentos qué tengo que hacer ese día y cómo haré para lograrlo.

¿Cuál es la solución para esas distracciones? La tecnología es un problema más simple que el de una mente divagadora. Si tu teléfono te distrae pues apágalo, ponlo en otra habitación, o activa el modo de “no molestar” hasta que hayas terminado con tu lectura de la Biblia.

En cuanto a la mente divagadora, aquí hay algunas cosas que encuentro útiles.

1. Oración: Pedirle a Dios específicamente que te ayude a enfocar tu mente antes de que comiences no es sólo una oración poderosa, sino que también sirve como un buen recordatorio para ti de que tu mente necesita estar en la Palabra de Dios.
2. Con frecuencia, la mente divagadora aparece a causa de nuestras preocupaciones y afanes del día. Decide darle estas preocupaciones a Dios antes de que comiences y ejercita tu confianza en el soberano control de Dios.
3. Encuentra un lugar y tiempo que sea menos en el que sea menos probable que te distraigas. Para mí, esto es temprano en la mañana en nuestra cocina, tan lejos del resto de la familia como es posible. Debes decidir qué lugar y horario funciona mejor para ti.
4. Si tu mente comienza a divagar durante tu tiempo con la Biblia, detente un momento, ora y entonces vuelve al estudio de la Biblia con una concentración renovada.

¿De qué otros peligros te has dado cuenta? Por favor compártelos en los comentarios o en redes sociales.

--

--