¿Qué factores influyen en la elección del vestido de novia?
¿Estás empezando a pensar en tu vestido de novia? Quizás ya comenzaste con los planes para la ceremonia o el festejo pero todavía no tuviste tiempo de sentarte a pensar en los géneros, en el color, en el largo o con quién lo vas a hacer, quién te va a acompañar a comprarlo. ¿Sabés hace un tiempo cómo será ese día tan especial y desde chica tenés una idea de lo que te vas a poner? Tal vez sos de las que comenzó por el vestido y ahora queda el resto por organizar. Sea cual sea tu situación, hoy te compartimos algunos factores que influyen decisivamente en la elección de tu traje de novia:
1. El presupuesto
La organización de un casamiento supone un desembolso económico y, para llevarlo adelante, hay que destinar un presupuesto (no importa si es una boda chica o una grande). Una vez que conozcan este número, podrán avanzar con esa porción del total que se podrá utilizar para el vestido. Si ese número es fijo y no hay forma de cambiarlo, lo ideal es que los vestidos que te pruebes estén dentro de ese valor para que no te ilusiones con otro que está fuera del alcance. Y si preferís la opción de hacerlo a medida, con un vestido elegido en cada detalle por vos, que refleje tu estilo personal y tus gustos de moda, definir la inversión con anticipación será clave.
2. El clima
No importa en qué lugar del mundo estés: no es lo mismo casarse en enero o en julio. Hay novios que eligen una fecha especial para su boda, por ejemplo en su aniversario, y no les importa la temperatura, la cantidad de horas de luz o la probabilidad de lluvias. Normalmente los meses de primavera o verano son los más escogidos porque se puede celebrar al aire libre y los días son más largos pero si no soportás el calor, te gustan los complementos de novia como abrigos o chaquetas, si sufrís de alergias o tenés una luna de miel concreta en mente que no querés postergar por nada del mundo y te cae en la fecha perfecta, listo, no hay más que hablar.
Si el clima es caluroso, elegí una tela fresca y liviana para que no te sientas pegajosa o acalorada. Ligeras sedas, dulces tules o sensuales y delicados encajes son ideales para la primavera, por ejemplo. Y si la fecha cae durante una temporada de temperaturas más bajas, podés elegir telas un poco más pesadas, vestidos con mangas o abrigos.
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3. El lugar
Tampoco es lo mismo celebrar una ceremonia en el campo, en la playa, en una catedral o templo. ¿Por qué es importante este punto? Por la dinámica del festejo. Si toda la fiesta se realizará por ejemplo a la orilla del mar, lo ideal va a ser tener un vestido súper vaporoso para poder bailar y moverte con total tranquilidad y comodidad; si, por el contrario, deciden festejarlo en un salón con aire acondicionado, podrás optar por algo con más tela. ¿Querés tener una cola larga para lucir tu vestido? Si el lugar te lo permite, ¡disfrutalo!
4. Tu estilo
Lo más importante es que tu vestido tenga que ver con vos, con cómo sos, cómo te sentís, que hable de tu estilo. Tenés que estar cómoda en tu día y sentir que tu vestido te representa: que va con tu personalidad. Por mucho que ames las tendencias o lo que se pusieron las últimas modelos o actrices de Hollywood en sus casamientos o entregas de premios, no vayas disfrazada. Mirá blogs o webs de moda y elegí algo que vaya con tu cuerpo, tu altura, la forma de tus hombros, la proporción de cintura y cadera para potenciar tus puntos fuertes. Siendo fiel a tu estilo no hay forma de que no brilles.
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