La excusa que necesitaba para llevarte a Irán

Daniel Priego García
Explorador Viajero
Published in
7 min readNov 11, 2015

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¿En serio me dices que estás volviendo de un viaje a Irán? me preguntó una señora argentina que se sentaba en la fila a mi izquierda, en el avión que me llevaba de Turquía a Buenos Aires, con cara de sorpresa, incredulidad y miedo. Nosotras — dijo al señalar a su grupo de tres amigas, sentadas a su izquierda — volvemos de Turquía… queríamos ir por los paisajes que vimos en una telenovela en la televisión…

“En serio, estoy volviendo de Irán, escala por medio en Turquía, y ya estoy pensando cuándo voy a regresar” — le respondí, con una gran sonrisa, que causó que me mirara nerviosa y me respondiera dudosa: “¿Irán? ¿Estás bromeando? ¡Están en guerra! ¡Hay terroristas! ¡Mucha violencia!”. Sonreí aún más, hice una pausa y le dije “póngase cómoda, que quiero contarle cómo es verdaderamente Irán…”

Viajar a Irán

Es un hecho que Irán no es el primer destino que aparece en la mente de un viajero al planear un próximo viaje, hay otros lugares que parecieran ser mucho más seguros, interesantes y… repletos de turistas.

Contrario a lo que publican los medios de desinformación, Irán no es un país diabólico que está en guerra, no hay bombas, ni terroristas o secuestro de extranjeros, tampoco odian a la gente de Occidente y mucho menos a personas de otra religión (en Irán viven tanto musulmanes como cristianos, judíos, sikhs, etc). Irán es todo lo contrario: es un lugar muy seguro, mucho más que otros lugares como Londres, París, Amsterdam, Buenos Aires, Madrid, Bruselas, etc. y es realmente hermoso.

Conocimos a estas tres chicas arquitectas en Kashan, mientras trabajan realizando mediciones de las cúpulas del bazar de esta ciudad con unos dispositivos láser. En una improvisada charla nos contaron lo interesante que es trabajar en arquitectura en Irán, considerando la gran cantidad de edificios históricos que hay y la necesidad de preservarlos como parte del legado histórico persa.

Mi idea original de viaje consistía en pasar una temporada en Turquía, hacer base en Estambul y recorrer los lugares de ese país que me interesaban, pero no pude con la curiosidad y decidí que tenía que cambiar mis planes y conocer Irán.

Mi interés por este país se había originado en el desconocimiento de cómo es la vida en Irán, de imaginarme lo que sería conocer en persona la magnífica historia y legado cultural de los Persas, probar una de las mejores y más elaboradas cocinas del mundo (¡en mi opinión una excusa de gran peso para realizar cualquier viaje!), recostarme sobre una alfombra tejida a mano y maravillarme observando paisajes y arquitectura impresionantes y conocer a su gente.

Comerciante en el bazar de Teherán, lugar imponente con miles de negocios para explorar e interminables pasadizos donde uno empieza a sentirse en contacto con la gente local.

La calidez, hospitalidad y amabilidad de los iraníes es sorprendente, como ninguna otra en el mundo y lo puede sentir uno desde el momento en que se hace la fila para subir al avión. Curiosamente era el único extranjero en el vuelo que nos llevaría a Teherán y todos los pasajeros parecían muy felices con mi presencia.

Los pasajeros que estaban a mi alrededor me volteaban a ver con una sonrisa que apenas entraba en sus caras, y uno por uno — como si para hablarme hubiera que hacer turno — me preguntaron desde mi nacionalidad, nombre, motivo de mi viaje (¿negocios o turismo?) y casi todos, al unísono, me pidieron el cuaderno que traía en la mano, mi diario de viaje, para anotar sus nombres y números de teléfono, en caso de que tuviera alguna necesidad, visitara alguna ciudad donde tuvieran un familiar que pudiera hospedarme o quisiera aceptar una invitación para comer en sus casas. ¡Impresionante! Ni siquiera habíamos aterrizado en Irán. Por supuesto, en esos momentos deseaba que alguien me explicara qué tiene que ver esta gente tan especial con un supuesto “Eje del mal”…

Así fue que empecé un recorrido desde Teherán, con dirección al sur, rumbo a Shiraz, durante el que día tras día me asombraba más por la hospitalidad de la gente local, la belleza de cada uno de los lugares que visitaba y la indescriptible sensación de estar conociendo un país tan poco explorado.

Durante este recorrido visité todo tipo de lugares en Teherán, Qom, Kashan, Abyaneh, Isfahan, Varzaneh, Shiraz, Persépolis y Yazd, con la finalidad de conocer a su gente, sus atractivos, especialidades gastronómicas, hoteles, etc., mientras hacía amistad con personas locales que me ayudaran a entender y conocer más cada lugar.

Mi satisfacción y alegría aumentaban exponencialmente según avanzaba en el itinerario que había definido y mi opinión empezaba a contrastar y a cuestionar gran parte de las cosas que había leído anteriormente sobre este lugar. Si me sentaba a descansar en un parque, una familia se sentaba cerca de mí y me invitaban tomar té con ellos y a comer un exquisito gaz, el famoso turrón que curiosamente tiene origen en Irán. O como cuando estaba parado en una esquina en Teherán, bajo el sol, y un hombre que estaba por comprarse un jugo de mango me llamó y me invitó a probar distintos tipos de jugos por la curiosidad de saber cuál consideraba yo que era el mejor.

También, cómo no recordar que en Isfahan un grupo de cinco chicos que jugaban a las cartas en un parque me hicieron su amigo en menos de 10 minutos y en los días siguientes se encargaron de que conociera hasta el último rincón de su ciudad, comiera cosas que de otra forma nunca hubiera conocido, pudiera ir en el fin de semana (que por cierto en Irán es Jueves y Viernes, no Sábado y Domingo), a un parque de diversiones cercano donde la gente local acude a divertirse y para que pudiera conocer y regatear por alfombras persas de calidad y autenticidad insuperables.

Kashan es un lugar verdaderamente excepcional. Cuenta con al menos tantas casas históricas…
Tienda de frutas en el Bazar de Kashan
Los históricos puentes de Isfahan, a los que acuden familias enteras a pasar las tardes de fin de semana. Bajo los arcos de este puente, el Sio Se, y otros más que cruzan el río Zayandeh, es común encontrar a músicos cantando poesía de poetas famosos que habitaron estas tierras cientos de años atrás, como Hafez, etc etc
Unos niños juegan con agua en una tarde calurosa en Kashan. Contrario a lo que difunden los medios de comunicación, la vida en Irán es muy tranquila.
La comida iraní es una excelente excusa para salir a las calles de ciudades como Teherán y perderse recorriendo sus bazares, callejones, sótanos y puestos ambulantes para encontrar restaurantes de todas las categorías con sabores, colores y sorpresas inolvidables. En esta foto se puede apreciar el chelo kabab, una delicia local que es difícil olvidar después de probarla…

Regresé a Estambul y una noche, mientras cruzaba el estrecho del Bósforo en barco con dirección a Sultanhamet, la parte histórica de la ciudad, tomé mi diario y mientras leía mis anotaciones sobre Irán, revivía lentamente las las grandes experiencias que tuve ahí, en un lugar como ningún otro en el mundo. Y ahí nació la idea de traer a más personas a Irán para que como yo, puedan ver y disfrutaran tanto de un país tan mal entendido como desconocido.

Mi idea no era la de contactar a algunas agencias de viaje locales, subcontratar todo y empezar a traer gente a Irán como si fueran ganado, en un camión de turismo, parando para tomar fotos en un lugar por 5 minutos y corriendo de un monumento a otro. No, lo que yo quería es que la gente pueda tener una verdadera experiencia de viaje: que cada día esté lleno de agradables sorpresas, lugares indescriptibles, historias y experiencias que cuando sean contadas entre amigos, inspiren a viajar y perduren para toda la vida.

Es a partir de esta idea que en Julio de 2015, en sociedad con Mahsa — una gran amiga iraní de Teherán — que conoce profundamente los matices de su país, su gente, los lugares, comidas y sus secretos mejor guardados, y con un gran equipo de personas locales, expertos en diferentes temas, emprendimos el sueño de traer pequeños grupos de personas a conocer el verdadero Irán, a través de lo que decidimos llamar “Saravan”.

Lo que ofrecemos es concreto: la experiencia de explorar Irán con un grupo de viajeros que comparten el interés de adentrarse en un destino diferente, con la asistencia de un equipo de profesionales locales, que tienen un profundo conocimiento de la cultura local y que están felices de presentar Irán en la manera más próxima, cómoda y sin complicaciones posible.

Tenemos un itinerario definido para que conozcas los lugares más famosos de Irán, como Isfahan, Persépolis, o la maravillosa Yazd, que con su original mecanismo de “capturar el viento” hace más llevadero el calor que puede llegar hasta los 50º grados centígrados; pero además, en el camino a los lugares que lo componen tenemos la oportunidad y tiempo (algo impensable en un tour de 50 personas o viajando solo, en autobús), de conocer lugares secretos, probar especialidades como el helado de azafrán o detenernos a la hora del almuerzo para compartir (y aprender a cocinar), una barbacoa de chello kabab con nuestro grupo de viajeros, o hacer una parada para visitar algún pueblo milenario abandonado.

Este es el mejor momento y una oportunidad excelente para visitar Irán. No es solo mi opinión: todas las personas que conozco que han estado ahí (que por cierto no son muchas), confiesan lo mismo: es el país que todo viajero quiere visitar: la gente es súper hospitalaria y amigable, la comida es deliciosa y muy variada, los dulces son de otro planeta, la arquitectura lo deja a uno con la boca abierta, la naturaleza es imponente y la historia… es historia que existe antes de la misma historia.

Te invito a visitar el sitio de Saravan aquí y suscribirte a nuestro Newsletter para recibir relatos de nuestras excursiones y fechas de próximas salidas.

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