Animales salvajes

Miguel Campion
EXTINTA
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3 min readApr 21, 2018

Por muy aberrante que pueda parecernos, los zoológicos humanos existieron hasta el siglo XX. Sin ir más lejos, hubo un zoo humano en el parque del Retiro de Madrid y otro en el Tibidabo de Barcelona. El caso más conocido es el del pigmeo Ota Benga, que fue exhibido en la “casa de monos” del zoo del Bronx.

En la actualidad esto nos parece escandaloso, pero consideramos normal que haya miles de animales encerrados en espacios reducidos, como presos, sin haber cometido ningún crimen. Su libertad les ha sido arrebatada únicamente para que los visitantes puedan observarlos, poseerlos temporalmente a través de la mirada, saciar su curiosidad con la conciencia tranquila, creyendo que no están haciéndoles daño alguno. Igual que hacían los visitantes de los viejos zoos humanos.

Los voyeurs procuran olvidar que a sus víctimas se les ha privado de su libertad, evitan pensar en la agresión que supone obligarlos a ser observados día tras día en una vida en permanente exhibición. Solo piensan en su placer, el placer de mirar. Nunca se paran a pensar qué pasaría si cambiaran los papeles y ellos fueran los encerrados y observados. ¿No es esta una de las formas más sutiles e hipócritas de crueldad?

“Animales salvajes” se estrenó en Madrid, en septiembre de 2017, en la Sala Nueve Norte. Ota y Kra son dos seres humanos que están encerrados en un zoo para que el público les contemple. Ota es un ser inocente que no sabe nada de la vida, ni siquiera ha visto antes a una mujer. Kra es una tipa dura nacida en cautividad que ha pasado por varios zoos antes de llegar ahí y solo piensa en escapar y vivir en el mundo exterior.

A continuación, un fragmento de la obra:

Ota: No soporto que me miren. No les veo bien pero sé que están ahí. Miran. Gritan. No lo soporto.

Kra: Yo tampoco. Cuando sea libre me esconderé en una cueva y solo saldré de noche, a bañarme en el agua. Nadie podrá verme.

Ota: Yo me subiré a los árboles. Haré un nido con ramas y viviré ahí. Cantaré con los pájaros.

Kra: ¿Cuando eras un niño vivías en un árbol?

Ota: No me acuerdo…

Kra: Qué pena. Si te acordaras, podrías contarme cosas de la vida de fuera de aquí.

Ota: Ojalá. Seguro que es maravillosa.

Kra: Seguro que sí. Maravillosa.

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Miguel Campion
EXTINTA

Escritor de narrativa, teatro y cine. Director cuando me dejan. Soy pobre y desconocido. Sígueme. ¡Y compárteme, por favor!