Un señor despierta pasada la medianoche y descubre que a los pies de la cama, de pie frente a él, hay un hombre que lo mira fijamente mientras sonríe de un modo maligno. La habitación está a oscuras, pero sabe que el hombre está allí porque es fácil entrever el brillo de sus ojos y el blanco de los dientes.
Transcurren cinco, diez segundos que se hacen eternos hasta que su vista se adapta a la oscuridad.
Ahora puede ver que el intruso es alto y muy delgado, apenas hay carne en sus mejillas, como si en vez de una cabeza viva fuera una extraña calavera con dos ojos enormes a punto de saltarle de las órbitas.
Entonces traza un plan absurdo, tan absurdo que puede funcionar: levantarse rápidamente, coger el móvil como si fuera un cuchillo, golpear al hombre entre los ojos. Grita para insuflarse valor. Golpea. Nada, el golpe ha atravesado el aire. Enciende la luz. Cabeza de calavera ha desaparecido.
El señor piensa: lo has imaginado todo. El estrés del trabajo, mierda de vida, todo eso.
Va a la cocina y se toma un ansiolítico con un trago de agua del grifo. Vuelve a la cama, coge el libro que le recomendó una amiga del trabajo y lo abre por el capítulo en el que lleva semanas atascado. Entonces oye una tos seca en el lavabo. Esta vez no puede haberlo imaginado.
-¿Hola?
Las piernas le tiemblan como si las estuvieran sometiendo a descargas eléctricas. Cruza de puntillas los cinco metros que le separan de la puerta. Se llena de aire los pulmones, le da al interruptor y abre de golpe, como los policías de una telepelícula de un domingo por la tarde. Ridículo.
Se ve reflejado en el espejo, pálido, aterrorizado, mirándolo a los ojos como si acabara de contemplar su propia muerte. Eres patético, piensa. Mañana tienes una reunión clave, necesitas dormir.
Se da la vuelta y por un segundo piensa que, si tuviera suficiente valor, volvería a girarse. Si lo hiciera lo bastante rápido podría pillar a su reflejo mirándolo con esa terrible sonrisa en los labios. Pero no, esta noche no se siente preparado. Mañana, a lo mejor.
Regresa a la cama y apaga la luz.
