Entremés UVE

Salgo de la bañera. Cuando estoy nervioso me gusta bañarme.

Me seco con la toalla. Me pongo una camisa. Arrugada. Me afeito. Me doy cuenta que estoy llenando la camisa de pelos. Me quito la camisa. La dejo en cualquier lado. Termino de afeitarme. Me pongo loción para después del afeitado. Escuece. Me pongo la camisa. Más arrugada. Me peino. No me gusta. Me despeino. No me gusta. Doy la espalda al espejo. Me despeino alocadamente. Salgo del lavabo sin saber cómo tengo el cabello.
Repaso: luces apagadas, gas cortado, tele en standby, ordenador modo suspendido, teléfono desconectado, grifo de agua perdiendo agua, condensador de fluzo fluceando.

Salgo a la calle, empieza a refrescar. La gente me mira, me apunta con el dedo, susurran a mis espaldas. Me importa bastante y lo achaco al estado de mi pelo que desconozco por completo.
Me doy cuenta que no llevo pantalones. Me doy cuenta que me he dejado las llaves en los pantalones. Fruto de la desesperación me pongo nervioso.

Echo de menos una bañera pública.