Goteras
Hoy de nuevo mi cama se encuentra vacía,
una lánguida luna acompaña mi sueño,
afuera la noche está muy quieta y templada,
el viento no corre y el frío esta sereno.
Parece ser que mi destino está previendo
la llegada de unos cuantos días de completo silencio,
de celibato y comunión con mi cuerpo,
estrujar el cerebro para escribir después en prosa o en verso.
La noche pasada mientras dormía pude ver las grietas,
unas grietas muy abiertas que fueron goteras con la tormenta
y es que la casa no se repara de vez en cuando,
es una cuestión de constancia para tener cobijo y amparo.
Y es que la casa no era mía, pero la sentía como mía,
no sabía que estaba tan resquebrajada
así que con mis cubos y trapos
no pude hacer nada.
Ahora me aparto de la encharcada parcela vallada,
pronto el sol le dará calor y secará las almohadas;
Mientras tanto voy a mi tejado
a ver si también hay grietas y un des agüe enlodado
que para la siguiente tormenta
preferiría disfrutar de ella bebiendo un té de menta.
09/04/18
© Tamara Ortiz