Paja Mental vol.5 (Miedo)

Rubén Tamayo
EXTINTA
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3 min readFeb 7, 2019

Miedo.

Miedo de pensar. De pensar, a secas. De pensar en lo que uno quiere en la vida. De valorar el presente y ver si estás dónde realmente quieres. Miedo de empezar a pensar y darte cuenta que no estás en la posición que querrías. Y miedo de ver que tampoco sabes dónde quieres estar.

La vida es un presente continuo, sin elipsis, sin fundidos a negro. La vida no es un relato, no es una película, no es una ficción. No puedes avanzarte en el tiempo. La vida es una lucha continua, día a día, golpe a golpe, verso a verso. Dejar que la corriente te lleve no es una buena solución, lo sé. La pregunta es, ¿por qué estoy dejando que la corriente me lleve? La vida es tener agarrado el timón todo el tiempo, luchando contra las mareas, los remolinos, el viento, las inclemencias. La otra opción es dejarte llevar, sufrir y estar achicando agua cada día. Y esto es agotador.

Trazar un mapa, una ruta, se antoja complicado. Realmente no sé si la vida es complicada o yo soy el que se la complica. Yo no pido ni riquezas, ni fortunas. Vivir desahogado económicamente, en un trabajo que me llene y que me permita tener tiempo de ocio para tirar adelante proyectos propios.

Da la impresión que he dejado que la corriente me llevara tantos años que a la hora de coger el timón todo se tambalea y es difícil corregir el rumbo, o cambiarlo. A veces creo que tengo que agarrar otro barco y empezar de cero. Bajarme del que estoy y coger otro, después de estar un tiempo en tierra firme y trazar el mapa. Pero me da que la vida no te da tiempo a pararte y pensar. Es un presente continuo, una carrera diaria a contrarreloj y como te desmarques un punto de la línea trazada, será muy difícil volver a encarrilar.

Ahora mismo nada es estable en mi vida. Tengo trabajo esporádico. Tengo amor esporádico. Dinero esporádico. Ocio esporádico. No es una línea recta que conduce hacia algo (algo positivo), es una sucesión de líneas intermitentes, discontinuas que no se sabe bien bien a dónde conducen. Unos puntos suspensivos que sugieren cosas pero que no dan claves. Me dejo llevar esperando que un golpe de suerte me sacuda. Aunque por lógica, me puede sacudir un golpe desafortunado también. Es como jugar un partido a defenderse. Lo mismo te sale bien y en una contra puedes anotar, como que te puede salir mal y recibir un gol y cuando quieras irte arriba te caigan 4 o 5 goles más.
Es como pretender estar en un ring con la vida a esperar que ella se canse y asestar un golpe de K.O. Pero puede que la vida encuentre un hueco y te noquee. Es jugar a las cartas sin mirar las cartas.

Supongo que uno tiene que empezar a conocerse. Eso estaría bien. Saber tus gustos, tus necesidades, aceptarlas, aceptarte. Tener una imagen de meta final e ir a por ella y todo lo que entorpezca el camino, desecharlo, sacarlo del camino. Tener un objetivo e intentar conseguirlo, con lucha diaria, presente continuo. Pico y pala. Pico y pala.

1/5/17

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Rubén Tamayo
EXTINTA
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Yo soy el que mira y aprende. El que no se mete dónde no le concierne. El que, aunque esté triste, siempre parece alegre.