Producto vectorial por sevillanas
«Coca-cola, no; agua sí.» dijo la estrella del fútbol. Dudo que eso sea la causa de que algunos de mis alumnos tengan una botella de agua sobre la mesa que me permite enseñarles cómo funciona el producto vectorial y su aplicación para ciertos cálculos, como del momento de una fuerza.
¿Realmente tenemos interiorizando que si giramos el tapón de una botella hacia la derecha esta se abre al subir el tapón? ¿Y que ocurre lo inverso al girarlo hacia la izquierda?
Siguiendo con mis incisos canallitas para fijar ideas les voy a decir que la próxima vez que queden con su churri lleven una botella de vino y un sacacorchos vintage para poner en práctica la que de hecho se conoce como la ley del sacacorchos, esa hermosa estructura vertebrada en base a una helicoide, como esa a la que me referiré después para mostrar que aprender sobre productos vectoriales y momentos de fuerzas en clase de física para biólogos tiene su razón de ser.
Me permito ahora continuar con los ejemplos alcohólicos. Podría decirles también que piensen en como gira el tapón y lo que le ocurre cuando abren una botella de Pulco para preparar un gimlet, pero estimo que se van a quedar tan perplejos que van a asemejar una escena de «La naranja mecánica.» Mejor centrarme en lo malo conocido, y obviar lo bueno por conocer.
Una vez que el discurso de la botella ha servido de calentamiento pasamos al “mira quien baila” y les digo cómo tienen que disponer los dedos índice, pulgar y los otros tres formando un triedro, y a continuación les muestro el gesto de llevar los dedos meñique, anular y corazón juntitos hacia nuestro pecho, manteniendo el índice como si fuéramos a disparar y el pulgar dando nuestra aprobación, es decir, hacia arriba. Es una manera muy visual de ilustrar el producto vectorial, pero para aligerar la tensión les digo que es como bailar sevillanas.
En todo caso siempre hay que introducir la cuña de disculpa con la minoría zurda, a la que esto de los bailes folklórico-matemáticos le resulta más jorobadete. Y aclarar también que si bien las tuercas a derechas son las más usuales, y son las que nos encontramos en sacacorchos, botellas y productos vectoriales, los pedales de las bicicletas tienen tuercas a izquierdas, para poder permitir su función, es decir, pedalear.
Al fin y al cabo, lo que pretendo con tanta disertación es que resuelvan los ejercicios que involucran giros (producidos por fuerzas) mostrando el resultado con el signo correcto, porque a la hora de la revisión de exámenes se producen discusiones bizantinas en las que para ellos un error en un signo es algo venial, mientras que para mi es de calado.
Lo que ya no me queda tan claro es si por aras de la innovación docente a la hora de proponer ejercicios en los dichosos exámenes deberíamos dejar de aferrarnos a los clásicos ejemplos de una barra fijada a la pared mediante un engranaje. Alternativas no faltan. Por ejemplo, podríamos esquematizar el proceso del copiado genómico del ADN a ARN, el cual involucra la rotación de la enzima ARN polimerasa relativa a su carril helicoidal de ADN. O también podríamos poner sendos ejemplos de motores rotatorios activados por un flujo de protones: uno el que hace girar la molécula de la cual se sintetiza el ATP, y otro el que da motilidad a los flagelos de ciertas bacterias. Sí, hay gente que mide estos momentos de fuerza a escalas inverosimilmente cortas y sí, es fundamentalmente la física que se ve a nivel de primero de carrera.
No obstante, corro ahora el peligro una vez más de que quede en fuerte evidencia que no sé muy bien de lo que estoy hablando. Voy a ver qué me dicen los colegas, probablemente las carcajadas se oigan en las oficinas de ANECA en Madrid.
