Saboreando, sa, saboreando
-Ya sé que estás liada, pero no te voy a robar más tiempo del que tú pierdes buscando títulos.
-Pues entre la puya gratuita y la distracción espero que merezca la pena eso que me querías contar.
-Sí, mira, que cuando hables en el aula esta semana de lo de la tensión superficial puedes aprovechar a contar que así se explica que la sopa caliente sepa más sabrosa que la fría.
-Salvo si padeces ageusia por covid.
-Ya, y si padeces de pedantería aguda tú misma te desvias del eje principal y no me pides que elabore. Tranquila, retomo yo el timón. El calor disminuye la tensión superficial y hace la sopa más accesible a las papilas gustativas.
-Pues tiene sentido, sí.
-O quizá te parezca que no tiene si te planteo una aparente contradicción. ¿Recuerdas tus sabores cántabros favoritos? No, no te sonrojes, me refiero a aquellos helados ©regma que degustábamos cuando podíamos evitar las colas de turistas baskozz.
-¡Pero si precisamente son alimentos muy fríos!
-Sí pero las grasas que tienen en un alto porcentaje vienen a ser impurezas que …¡eureka!…también reducen la tensión superficial, por lo cual, aún fríos, siguen siendo dando mucho placer gustativo.
-¡Qué maravilla! Anda, pásame otro trago, que tú sí que sabes interpretar eso de cueces o enriqueces.
