Jugueando con vida

eduardo j. umaña
F o o d s s y
Published in
6 min readOct 9, 2015
Los jugos de Ju[sivar] son buenos, revisen su Instagram.

Tuve un pésimo día. Fue culpa de ella, ella me convenció de hacerlo.

Eran las 19:00 horas. Estaba sentado frente al escritorio y en él, estaba el examen final de Mercadeo Empresarial. Estaba listo, había estudiado de manera acuciosa y comprendía todo concepto de mercadeo existente. Estaba listo y mi cuerpo lo sabía.

Cabe mencionar que me sentía algo cansado, tanto así que de repente tenía mucho sueño. Además tenía una jaqueca, dolor que comenzó en la tarde y había ido en crescendo hasta llegar a su clímax justo en este de todos los momentos. Por si esto fuera poco, me sentía débil y con un poco de escalofrío. Parecía como si una mala gripe comenzaba a manifestarse. ¡Puta madre! Estaba listo pero por lo visto mi cuerpo NO lo sabía.

Quisiera decir que este malestar era un misterio pero no lo era. Yo sabía muy bien de donde provenía tanto desfallecimiento. Todo comenzó un día antes cuando fui por dos six packs de jugos 100% naturales. Fue culpa de ella, ella me convenció de hacerlo.

Esta tortura china comenzó un día antes pero realmente sellé mi destino un par de semanas antes cuando acepté la “invitación” de mi hermana a hacer con ella una “limpieza con jugos naturales”. La idea de entrada me pareció tonta porque era muy extrema: por 24 horas sobrevives sustentado únicamente por jugos naturales y agua con el objetivo de purgar de tu cuerpo de qué sé yo qué toxinas lo que “resetea” tu organismo mejorando tu metabolismo y qué no.

Así es. Por un día completo no comería nada sólido. Como dije, era una idea estúpida. Hay personas en África que no llaman a esto una limpieza con jugos, lo llaman muerte lenta por vivir en extrema pobreza.

Desperté y de desayuno decidí tomar un jugo llamando “DNA Boost”. Me pareció apropiado porque estaba preparado con zanahoria, manzana, uva, tomate y apio, y por lo tanto tenía color anaranjado. Tenía un buen sabor y lo que era mejor es que, para mi sorpresa, me sustentó; léase, me quitó el hambre. Estos jugos naturales están hechos 100% con jugo de frutas y vegetales, sin agua adicional, tenía lógica que sustentara. Ni siquiera estoy seguro cuántas zanahorias y manzanas hay que triturar para obtener 500mL de jugo pero imagino que son más de un par.

Después del “desayuno” leía noticias y revisaba mis correos electrónicos matutinos frente a mi computadora pero sin café. No era la situación ideal pero estaba lejos de ser una mala mañana.

Decidí hacer un poco de ejercicio y fui al gimnasio no sin antes tomar otro delicioso jugo antes de partir. Estaba comenzando a desarrollar una curiosidad y expectativa por cada jugo porque cada uno tenía una mezcla de vegetales y frutas peculiares pero poco a poco descubría que, aunque peculiar, la mezcla producía deliciosos y suculentos sabores.

Mi rutina de ejercicios fue de leve impacto para así no demandar a mi cuerpo demasiado porque después de todo no había comido nada toda la mañana y ésta estaba por terminar. Lo dije, era una idea pendeja.

Regresé a mi casa. Era hora de almorzar pero no había comida en la mesa, solamente unos jugos en el refrigerador. Había logrado llegar a la mitad de la jornada tomando mucha agua. Lo cual es decir algo porque usualmente tomo más de 8 vasos al día porque me gusta estar propiamente hidratado.

Para el almuerzo opté por el jugo que tenía espinaca, piña, pera, perejil y toronja porque aunque su mezcla era juguetona y coqueta, contenía varios ítems que usualmente están en la comida así que me pareció apropiado. Además se llamaba “Body Fuel” y Dios sabía que mi cuerpo necesitaba combustible.

Tomé una pequeña siesta con la esperanza de ganar energías y estar listo para repasar mis apuntes antes del examen. Me desperté pero lo único que logré fue distraer mi mente de las desesperadas señales que mi cuerpo le mandaba. No había sólido en mi estómago y finalmente me quebré.

Había tenido una sensación extraña toda la mañana, un anhelo, un deseo que adjudiqué al hambre. Mas no era eso, no realmente. Verán, los jugos sí sustentan pero ingerir líquidos no es comer. Desde que tengo uso de razón no ha habido un día del señor en el que no comiese algo y cuando comes, masticas. Todos los días he masticado. Todos excepto este día que parecía sacado de una tragicomedia griega. Por no haber comido, no había masticado absolutamente nada.

Estaba entrando en un estado de ansiedad. Una bella psicosis por no haber masticado nada todo el día y tener el estómago casi vacío.

Era media tarde, hora perfecta para un café. Lamentablemente no hoy, porque la “la dieta” prohíbe ingerir líquidos que no sean agua o los benditos jugos. Pinche idea imbécil si he escuchado una. El no tener cafeína en mi cuerpo y supongo que la falta de alimento me tenía callado, triste y taciturno con movimientos lentos y lánguidos.

Llegué temprano al instituto donde realizaría mi parcial para distraerme. Tanto mi cuerpo como mi mente estaban exhaustos. A duras penas me podía concentrar. Quería hacer el examen y salir corriendo a beberme ese maldito jugo de mierda que me esperaba para cenar y francamente me importaba un culo qué ingredientes tenía, me importaban menos las putas analfabetas que habían exprimido la pinche materia prima para crearlo y le deseaba lo peor al hijo de puta mal parido que le puso un nombre hijueputa a esa perversa bebida del infierno que representaba un método de tortura nazi que me tenía bajando pequeños demonios del cielo y arrojando serafines contra las paredes.

Creo que lo mencioné, pero lo reitero, era una estúpida y pendeja idea de mierda, culeada y malparida por la puta de su madre cuyo padre bien podría ser el mujeriego de su tío.

Algo me quedó claro ese día. El problema de la sociedad es exactamente esto. Hacemos con nuestras vidas purgas similares a las dietas de jugo que acabo de describir. Esta purga juguera es realmente una analogía porque en la vida buscamos desesperada y descuidadamente eliminar total y completamente todas las grasas que nos engordan, todas las toxinas que nos envenenan y todos los “glutens” que hacen cosas feas o algo en nosotros. Todo esto lo hacemos con el objetivo de verse y sentirse mejor.

No obstante en esta búsqueda cometemos dos crasos errores: el primero es que eliminamos de manera extrema e indiscriminada y el segundo es que eliminamos con falta visión y por las razones equivocadas.

A lo que me refiero es que lo dulce no puede ser dulce sin lo amargo. Sí. Ningún extremo trae consigo algo positivo. Una dieta saludable es una dieta balanceada así como una vida saludable es una vida balanceada.

Por otro lado, queremos vernos bien para sentirnos mejor pero no porque nuestro cuerpo nos comunique que está más saludable, no, lo que realmente nos importa es que la sociedad nos comunique con adulaciones que debemos sentirnos mejor porque ya cumplimos un estándar, porque es más aceptable cómo nos vemos o cómo nos comportamos.

Hay que comer saludable y balanceado para estar saludables y complementar con ejercicio para vernos y sentirnos mejor. Pero sentirnos mejor porque estamos contentos con quiénes somos no quiénes podríamos ser.

La vida es muy corta como para vivírsela sustentado por jugos y por opiniones ajenas. La Biblia me respalda porque está escrito que “no sólo de pan vive el hombre, sino de todo otro carbohidrato, proteína y azúcar que proviene de los animalitos y plantas”.

Si puedo ser serio por un minuto, los jugos sí son buenísimos. Deberían probarlos si están en El Salvador, los hace una empresa salvadoreña que se llama Ju[sivar] y si tienen menos neurosis que yo, inclusive podría intentar hacer la limpieza; su correo es holajusivar@gmail.com.

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