Cómo nunca dejas de ser facilitador gráfico
En los poco más de tres años que tengo de respirar, comer, soñar y compartir esta increíble disciplina, que es la facilitación visual, me di cuenta que es todo un estilo de vida que transforma tus sentidos como la forma de comunicarte y conectar con los demás. Como cualquier otra profesión, requiere que fortalezcamos nuestras habilidades para desarrollar los proyectos de nuestros clientes con mejor precisión y calidad, por lo que debemos establecer una práctica consistente que nos permita pulir nuestras habilidades. Les voy a compartir desde mi experiencia, cómo procuro ejercitar mis habilidades para que el desempeño de ellas se cada vez mejor.
Como dije al inicio, la particularidad de ser facilitador visual es que no es un traje que cuando llegas del trabajo, te quitas y lo pones en el closet; ser facilitador visual es un cúmulo de virtudes del que nunca te desprendes. En primer lugar, la escucha activa es una virtud y a la vez una herramienta que todo el tiempo debemos afinar, porque es un canal que nos permite brindar nuestra total atención a quien estamos ayudando, por eso desde los encuentros más casuales trato de estar totalmente presente para esa persona y no dar por hecho lo que trata de comunicarme.
La escucha activa es poner tu completa presencia en la interacción; tu contacto visual, tus gestos, posturas corporales y la disposición de estar ahí para el otro. Esto nos ayuda para que cuando nos encontremos registrando o documentando un encuentro, junta o reunión, estemos alerta a lo que sucede, nos volvemos más perceptivos y sensibles a lo que ocurre.
La observación a los detalles también es otra habilidad que es ideal practicar a diario porque nos ayuda a descubrir nuevos patrones para organizar la información, plantear las preguntas que nos hace falta para obtener las piezas faltantes de información y qué otras alternativas hay para representar la información, de modo que se ajuste o se aproxime a la solución que le estamos dando a nuestro cliente. Es por eso que me encanta ir a las exposiciones de arte -no importa qué estilo o movimiento artístico sean- porque apreciar esos trabajos artísticos me ayuda a descubrir nuevos lenguajes, nuevas formas de expresar ideas y de formular preguntas.
En último lugar, y no menos importante, mencionaría lo relativo a la práctica del dibujo y el lettering. Para incrementar mi vocabulario visual, dibujo toda una serie de iconos y representaciones gráficas que mejor plasmen el significado de los términos que más se presentan en mis proyectos. El trabajo de otros colegas es una fuente de inspiración muy buena para explorar otros caminos de expresar visualmente esos términos.
En el terreno del lettering, admito que aún me queda por fortalecer la práctica ya que he dado más prioridad porque mi tipografía sea legible, por la velocidad a la que voy escribiendo las ideas, pero estoy cierto que jugar con otros estilos, le da un plus muy bueno a tu trabajo.
Básicamente esto es parte de lo que vivo como facilitador visual en mi práctica diaria y me siento satisfecho de los avances que me ha permitido lograr, no obstante, la oportunidad de trabajar en proyectos de distinta naturaleza, me ayuda a evaluar qué áreas aún tengo que fortalecer y mejorar.
Ahora ustedes díganos qué hacen en su práctica como facilitadores visuales.
- Te comparto una liga a un artículo interesante sobre la escucha activa.
- Aquí está link a mi galería en Flickr donde está mi portafolio de trabajo y las prácticas sobre vocabulario visual.
- También agrego otra liga al portafolio de Julian Kücklich, un colega cuyo trabajo de vocabulario visual me fascina.