Los beneficios de la documentación gráfica
La documentación gráfica consiste en dibujar y escribir mientras la gente habla, para crear un registro visual del proceso, las ideas y los conceptos clave en tiempo real. Puede utilizarse en conferencias, reuniones y otros eventos. Los participantes pueden ver sus ideas a medida que la conversación se desarrolla y toma forma — esto crea un bucle de retroalimentación entre el grupo, el/la dibujante y el propio artefacto visual (Bird, 2018).
La documentación gráfica es un “arte social” creado con y para un grupo de personas (Bird, 2018). En este post exploraremos cinco beneficios clave de la documentación gráfica, para su equipo, grupo, partes interesadas u organización.
Un documentador gráfico es un oyente profesional y un socio creativo
Cuando contratas a un documentador o una documentadora gráfico/a para que apoye tu reunión, encuentro o sesión, te estás asociando con un artista que no solo será capaz de documentar la discusión de forma creativa y visual, sino que también es un profesional “dedicado a escuchar” (Weeks, 2019). Un/a documentador/a no está allí para juzgar lo que se dice u ofrecer consejos necesariamente, aunque podemos proporcionar comentarios y aportaciones cuando son valiosos; en cambio, escuchamos activamente y creamos un reflejo de lo que estamos escuchando y sintiendo. Somos hábiles a la hora de identificar y reflejar la esencia de lo que se dice, notar patrones y visualizar interdependencias y conexiones entre conceptos, ideas y preguntas, todo lo cual puede apoyar el aprendizaje del grupo y la creación de sentido. La reflexión ilustrada creada por un escriba procede de fuera del conocimiento tácito y compartido del grupo.
Lo más probable es que estés profundamente involucrado tanto en las realidades cotidianas como en la visión a largo plazo de lo que hace tu organización. Como persona ajena, curiosa y dedicada a escuchar, un/a documentador/a puede aportar una nueva perspectiva y reflejar visualmente lo que escucha. Contar con la presencia de esta persona significa que puedes centrarte en las personas, el objetivo y la tarea que tienes entre manos. Un/a documentador/a es también un socio creativo. El pensamiento creativo es especialmente importante en tiempos de crisis, para estar a la altura de los retos a los que nos enfrentamos y permanecer abiertos a las posibilidades. Nuestras viejas formas de hacer las cosas, nuestras soluciones existentes a los problemas que creíamos entender, han demostrado que nos llevan por un camino de mayor destrucción, mayor complejidad y consecuencias imprevistas, tanto en el ámbito medioambiental como en el social y el económico. Los escribas son pensadores creativos que están atentos tanto al contenido como al proceso de grupo, y pueden ayudar a otros a entrar en la indagación y el diálogo, para alcanzar la claridad, amplificar las ideas clave y tomar medidas desde un lugar más fundamentado.
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“Los gráficos revelan datos”. — Edward R. Tufte, La visualización de la información cuantitativa
La diferencia que hace una diferencia*
Un/a documentador/a observa desde adentro y afuera: es un papel que requiere
“sintonizar agudamente con las experiencias y los sistemas de significado de los demás -habitar- y, al mismo tiempo, ser conscientes de cómo [nuestros] propios sesgos y preconceptos pueden estar influyendo en lo que uno está tratando de entender” (Maykut & Morehouse, 1994, p. 123, citado por Corbin Dwyer & Buckle, 2009).
Esto significa que podemos entender las cosas de forma diferente (¡a veces muy diferente!) a los grupos con los que trabajamos. Aportamos un conjunto de prácticas, conocimientos, suposiciones, creencias y experiencias personales a nuestro trabajo, y la diferencia entre cómo entendemos lo que oímos y cómo el grupo entiende lo que están discutiendo puede ser un espacio de exploración increíblemente valioso. Por supuesto, cada individuo del grupo también estará creando su propio significado individual.
Más allá de la cuestión de si a los demás les “gusta” lo que estamos creando, a nivel técnico o estético, también puede ser valioso considerar si estamos acertando en cuanto a las decisiones que tomamos, lo que incluimos, cómo representamos los conceptos y las ideas, y las conexiones entre ellos. Si no lo hacemos bien, ¿qué nos falta? ¿Qué ocurre en ese hueco? ¿Qué podemos aprender? Si podemos indagar en este “espacio intermedio”, podemos encontrar un territorio muy rico en el que podemos descubrir, junto con los clientes y colaboradores, entendimientos tácitos, suposiciones invisibles y nuevas percepciones.
Por ejemplo, hace poco un cliente me preguntó por qué había organizado un dibujo digital de la forma en que lo había hecho. Le expliqué que había utilizado líneas horizontales y colores para organizar lo que estaba escuchando en capas. El naranja para mostrar la crisis climática; el azul para mostrar una vía alternativa y sostenible. Esto no fue inmediatamente obvio para algunos de los organizadores del evento que observaron los gráficos que había creado, pero en la conversación sobre ello, creamos un significado compartido. Lo visual se convirtió en un “lugar” para que avanzáramos juntos en nuestra reflexión.
Nos comunicamos a través de historias
Contar historias es uno de los métodos más antiguos y eficaces para comunicar información e ideas, y crear significado entre personas. Las historias nos proporcionan un reflejo de nosotros mismos; nos ayudan a entender a otras personas y sus perspectivas, y nuestro lugar en nuestras comunidades. A menudo, cuando escuchamos historias, nos vienen a la mente imágenes.
Partiendo de las tradiciones y los beneficios de la narración oral y escrita, la documentación gráfica nos invita a dar un paso más hacia la narración visual. La narración visual adopta muchas formas, desde las novelas gráficas y los cómics hasta la fotografía y los ensayos fotográficos, y puede estar compuesta únicamente por imágenes o por una mezcla de imágenes y texto. Sabemos que la información visual se procesa más rápidamente que el texto. Este estudio de van der Meer y van der Weel sugiere que una combinación de texto escrito y visualizaciones (por ejemplo, dibujos, formas, símbolos) puede ayudar a facilitar y optimizar el aprendizaje.
Además, como participante, cuando un/a documentador/a crea visualizaciones, puedes ver cómo tus propias ideas y la conversación en su conjunto cobran vida en tiempo real. Tus palabras pueden ser transcritas en texto o símbolos, y en ese momento puedes ver cómo se conectan con lo que otros están diciendo o dónde puede haber lagunas. De este modo, la narración visual está profundamente arraigada en la tradición y, al mismo tiempo, se utiliza de forma innovadora para unir a las personas con mayor cooperación, empatía, escucha e imaginación.
Los visuales invitan la participación
Las personas suelen decir que se sienten escuchadas y reconocidas, y reconocen la importancia de su participación activa al ver que sus palabras se plasman de forma visual. Si bien esto es importante en los grupos presenciales, es especialmente necesario ahora que muchos trabajamos a distancia. Tanto si estás en una llamada de Zoom con 10 personas como con 1000, a veces podemos sentirnos un poco perdidos entre una cuadrícula de caras o rectángulos oscuros con nombres. La documentación gráfica virtual puede ayudar a unirnos y a mantenernos inspirados a través de la distancia, y a reducir la sensación de aislamiento.
“Un acto perceptivo nunca está aislado; es sólo la fase más reciente de una corriente de innumerables actos similares, realizados en el pasado y que sobreviven en la memoria”. — Rudolf Arnheim, Pensamiento visual
Memoria y significado
A medida que las conversaciones se documentan visualmente, las ideas y las conexiones van apareciendo. Se invitan diferentes texturas y tonalidades. Las preguntas y percepciones toman forma. Los iconos y símbolos pueden ser universalmente reconocidos y más fácilmente comprensibles, lo que ayuda a la memoria y la retención. Un porcentaje significativo de nuestros recursos cognitivos se dedica al procesamiento visual y podemos aprovechar esta capacidad natural para comunicarnos rápida y fácilmente a través de las imágenes. Dicho esto, la visualización no es el único estilo de aprendizaje o forma de comunicación al que debemos prestar atención: algunas personas preferirán un texto escrito más estructurado, un audio, y/o prácticas físicas o somáticas que incorporan el cuerpo.
La codificación de nuevos aprendizajes en la memoria se ve muy favorecida por lo visual, y los dibujos en vivo creados en el momento por un escribiente proporcionan una forma única de invitar a la participación y a un compromiso más profundo en este proceso. Los seres humanos tienen una conexión muy arraigada con los símbolos, al igual que con las historias, y la escritura se basa en esta capacidad innata.
Bibliografía
- Kelvy Bird (2018). Generative Scribing: A social art for the 21st century. Cambridge, MA: Presencing Institute Press.
- Corbin Dwyer, S., y L. Buckle, J. L. (2009). The space between: On being an insider-outsider in qualitative research. https://doi.org/10.1177/160940690900800105
- Anthony Weeks (2019). The hard and humbling work of listening. https://anthonyweeks.medium.com/the-hard-and-humbling-work-of-listening-385bfef4f31a
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Gracias a Sarah Ellis por investigar y ayudar a redactar este artículo durante su pasantía en Pinkfish.