Un ejercicio diario para intervenir la realidad y transformarla
Me resulta difícil recordar cómo y cuándo comencé a interesarme por el dibujo, el diseño y la ilustración. Pienso que es una actividad que de una u otra forma, ha estado presente desde siempre en las distintas etapas de mi vida. Así, he pasado por ser dibujante para un estudio de tatuaje, viñetista en una revista y sólo hasta recientemente, ilustrador de materiales para niños y niñas.
De lo que sí puedo dar cuenta es cómo, a lo largo de todos estos años, la técnica –y los materiales utilizados– se han ido combinando y han ido cambiando –ajustándose al contexto y al mood personal– hasta llegar al trabajo que realizo hoy día y que es una mezcla de ilustración y de fotografía.
Una suerte de intervención de la realidad con mis propias ilustraciones.
El ritual comienza todos los días por la mañana –en ocasiones mucho antes de que salga el sol–. Lo primero que hago al despertar es poner a hervir agua para prepararme una prensa de café.
Con la taza humeante entre las manos, a media luz y generalmente con algún fondo musical, me siento en la mesa de trabajo y contemplo en silencio la hoja en blanco.
Las ideas no siempre fluyen con facilidad. A veces la impaciencia me lleva a dibujar cualquier cosa y en otras ocasiones, pierdo la noción del tiempo mientras me concentro en los trazos. Creo que el secreto está en dejarse llevar, soltar la mano y dejar que fluya la creatividad.
Comencé con la disciplina de levantarme y dibujar todos los días hace aproximadamente un año. Por lo general dibujo a toda hora pero sólo publico algunos de mis dibujos desde mi cuenta de IG (@miguel.moguel).
Los temas son variados. Generalmente giran sobre cuestiones cotidianas como la hora del café, una cerveza o un trago con amigxs, la cocina y la comida; en otras ocasiones provienen de experiencias personales como salir a rodar en bici, a correr o subir la cima de un cerro; la naturaleza; hechos históricos o sucesos importantes en el país o en el mundo…
Elegí el color blanco porque me resulta interesante la forma tan disruptiva con la que se integra al resto de la composición. En este sentido, creo que dos piezas clave de mi trabajo son la ilustración (que yo realizo) pero también lo son los objetos con las que se construye la escena. Es así que la mezcla con los objetos cotidianos me parece fundamental para representarla.
Uno de los artistas con el que más me he identifico por su trabajo como ilustrador es @toonmenow. Cuando conocí su obra en Instagram me atrajo la manera como interviene elementos e imágenes de la vida cotidiana, en piezas que enriquece con una cita o con una reflexión crítica –en ocasiones hasta con una posición claramente política– que cuestiona los “valores de vida” contemporáneos. Quiero pensar que desde mi trabajo yo también exploto esta dimensión al buscar desde los trazos transformar la realidad.
Otros artistas que no podrían faltar y que están entre mis favoritos son sin duda el francés @jean_jullien, (me parece fantástica su creatividad y su genialidad); el español @zans_i_villa (por la particular y llamativa simplicidad de su propuesta tricolor: Azul, amarillo y rosa).
Lo mío ha sido desde siempre la tinta. Sin embargo, debo confesar que abandoné los estilógrafos (para los que no los conocieron, me refiero a aquellos de marca Steadtler que había que limpiar y rellenar cada vez que se usaban) y los cambié por simples Sharpies, plumones “punto-fino” desechables o pinceles. También algo de acuarela gris y en raras ocasiones de color.
Algo que he descubierto a lo largo de este corto tiempo, es que las ilustraciones que a diario realizo me ayudan a conectar(me) con otra dimensión de mi personalidad. Mi vida cotidiana –y mi trabajo– tienden a decantar más hacia la racionalidad y la estructura pero el dibujo me permite entrar en contacto con esta otra parte más emotiva; de llenarme de sensaciones y conectarme con una vibra de energía creativa distinta.
A través del dibujo proyecto –y me proyecto yo mismo–. ¿No sabría como explicarlo? Tan sólo diría que a veces aquello que ves dibujado en tinta soy yo –pero también es algo ‘que no soy’ y que está en una parte muy profunda de mi inconsciente–.
Si pudiera recuperar alguna lección aprendida y compartirla con quienes han llegado hasta este último párrafo quizás sería algo muy simple:
A veces cuando reviso mis trabajos (hablando en términos de técnica) me percibo muy lejano de ese lugar o nicho en el que puedo decirme “esto es”, esto es lo que realmente quiero hacer con el dibujo. Esto me bloquea porque me distrae y me obliga a pensar en ello antes que en el dibujo cuando estoy frente a la mesa.
Por el contrario, creo que la dimensión más creativa y humana se libera al abrirme a la experiencia y al dejarme sorprender del resultado. Sin técnica. Sin método. Sólo dejar fluir los trazos…
En ocasiones te darás cuenta tú misma o tú mismo que, lo que pareciera no ser más que otra publicación en el feed del Instagram es, a los ojos de otros, una evocadora pieza.
Eso para mí es el arte y esta, desde mi perspectiva, es también su función: evocar, provocar, convocar.
m.
