Henry Falcón y su “Parece que no, pero sí” o viceversa.

Ro Hernàndez M.
fact.or
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3 min readMay 19, 2018

Elecciones en Venezuela 2018

Foto: AP

Perfil político

Henry Falcón ha dado tantos brincos dentro de la política que aún sorprende que alguien se logre identificar con él.

En un país donde no valen posturas medias en política, él ha sabido de alguna manera, mantenerse sin remordimiento en un vaivén partidista, afirmando:

“No soy traidor, soy un hombre sin complejos políticos.”

Falcón nació en Nirgua, Yaracuy. Ex militar, ingresó en las Fuerzas Armadas en Caracas como suboficial del Ejército y, después de trece años, fue retirado con el grado de Maestro técnico de tercera.

Se graduó como Abogado en la Universidad Santa María en 1988 y en 1992 comenzó sus estudios de postgrado en Ciencias Políticas en la Universidad Simón Bolívar. En 1994, realizó un postgrado en la Universidad Católica Andrés Bello para la especialidad Derecho Laboral para dos años después estudiar la Especialidad Derecho Administrativo también del Instituto de Estudios Jurídicos del Estado Lara a la par de la UCAB.

El líder fundador de Avanzada Progresista, en su hacer y deshacer alianzas, ha sido elegido dos veces consecutivas alcalde del municipio de Iribarren, en el estado de Lara, y dos veces gobernador de ese estado, en el oeste de Venezuela.

Después de saltar de las filas superevolucionarias del Chavismo, pasó a formar parte de la cúpula conocida como el G-7 de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), la mayor alianza antichavista.

Falcón se ha sentado a la mesa en casi todos diálogos convocados por el Gobierno de Maduro, incluso cuando los principales partidos de la MUD tenían previsto no participar.

En las elecciones de Gobernadores del 2017, mientras la MUD cantaba “fraude” y denunciaban las irregularidades, él no tuvo reparo en admitir que, “Nosotros perdimos” lo que le trajo como consecuencia un rechazo un mayor dentro de la oposición.

A pesar de todos estos saltos, brincos, potes de humo, idas y venidas, Falcón está liderando sorprendentemente encuestas nacionales para las elecciones presidenciales en Venezuela.

¡Ah! porque por si aún no sabes de qué va todo este cuento, es que después de que a la oposición se les invalidara los mayores partidos políticos, repartiendo inhabilitaciones a diestro y siniestro, presos, autocensura, persecuciones, lluvia de irregularidades, etc. etc. etc, el candidato eterno, Falcón, termina de poner la guinda al pastel presentado su candidatura a las elecciones presidenciales del año en curso, lo que logró su expulsión definitiva de la Mesa de la Unidad.

Dentro de su propuesta de gobierno, se encuentra

  • La muy polémica dolarización de la moneda: esta propuesta viene vacía de proyecciones y explicaciones de los altos riesgos económicos que esto conllevaría.
  • Programas de atención social: entre ellos, “la tarjeta solidaria” destinada a los sectores más vulnerables. Les recordamos que ya existe el carnet de la patria y previamente ya existía “Mi negra”. Una mejor propuesta hubiera sido aumentar la producción nacional o algún plan que permita el empoderamiento del ciudadano con su poder adquisitivo, pero parece que se quiere seguir fomentando el asistencialismo gubernamental.
  • Creación de un programa de capacitación para el empleo: “que permita la atención de un millón de venezolanos” según comenta el propio Falcón. Pero lo que no se explica es cómo, cuándo, dónde y quién llevará ese plan de acción o la política de atención.

En fin, es mucho lo que se puede decir de este candidato y aunque él intente incansablemente presentarse como alguien irreverente e independiente, hay muchos que piensan — y aquí nos pondremos un poco personales — que Falcón es una pieza clave muy bien pensada, en un país donde la psicología del ciudadano ha sido una y otra vez puesta a prueba con toda clase de estrategias políticas.

Una estructura que, a mi parecer, está muy bien pensada y estructurada y que sobre la marcha ha sabido reinventarse y tomar nota de otros países con gobiernos totalitarios, para mantenerse donde está; con un pueblo acostumbrado y — al parecer — muy a gusto con la manipulación emocional. Así que, con todo esto, no queda más que arrugar la cara y pensar que quizás Falcón, huele un poco raro.

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Ro Hernàndez M.
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