El héroe brasileño que murió con la palabra ‘libertad’ en los labios | Pedro Mutzig

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4 min readNov 22, 2018

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Hace más de 201 años, Domingos José Martins fue fusilado en Recife, la capital de Pernambuco, un estado del noreste de Brasil. Sus últimas palabras, interrumpidas por sus verdugos, fueron “Yo muero por la liber…”

Su libertad de opinión fue asaltada en los últimos momentos de su vida, y fue incapaz de terminar de decir la palabra ‘libertad’.

Un Brasil más libre

Domingos José Martins es uno de los muchos héroes que promovieron la libertad, ayudando a perfilar la historia de Brasil en el proceso. Una sociedad más prospera, libre y justa fue su ideal, y su historia demuestra que el actual brote de brasileños interesados en la libertad y el mercado libre no es un fenómeno aislado ni sin precedente. Lo que vemos el día de hoy es el resurgimiento de ideas enraizadas profundamente en nuestra sociedad.

Para los defensores de la libertad es importante volver a la historia y mirar a aquellos individuos que tengan cualidades como el coraje, integridad y heroísmo. Ellos pueden inspirarnos a actuar con mucha más confianza y , por esta razón, yo presento la historia de Domingos José Martins, prestando especial atención al contexto social de su tiempo. Fue una figura clave de una de las más grandiosas movilizaciones populares de nuestro periodo colonial: la Revolución Pernambucana.

La vida de Domingos José Martins

Nació en 1781 en Marataízes, ubicado en el estado costero atlántico de Espírito Santo. Su padre comandó un pequeño puesto de avanzada del ejército brasileño que sirvió para prevenir el desembarco clandestino de esclavos y proteger a los viajeros de ataques indígenas. Luego de completar su breve carrera militar, estudió negocios en la capital del estado de Vitória (ciudad donde yo vivo hoy), y más tarde terminó su educación en Portugal.

Luego de graduarse, Martins se mudó a Londres y trabajó para Dourado Dias & Carvalho, una firma portuguesa. Durante su estancia, Martins conectó con el movimiento liberal inglés (clásico, pro-libertad). Él adoptó sus principios y en un comienzo guardaba la esperanza de que pudieran aplicarse a la Revolución Francesa en curso (la cual, como sabemos, dio un giro a la izquierda para peor). No obstante, demostró ser un astuto observador de la evolución de las ideas liberales en Europa. Esperaba que las ideas pudieran eventualmente servir las aspiraciones emancipadoras de los latinoamericanos que se desaniman bajo el gobierno autoritario de los portugueses y españoles.

En 1813, a la edad de 32, Martins volvió a Brasil. Se estableció en Pernambuco, la provincia más próspera en el Brasil de la época. Era una ciudad de gran influencia política y económica. También contaba con una rica historia de apoyo popular a las ideas de la libertad; viajeros extranjeros y brasileños que habían vivido fuera compartían estas ideas, así como también libres y otras publicaciones, con los residentes de Pernambuco.

La sociedad de Pernambuco estaba lista para la revuelta. Los nuevos impuestos de la corona portuguesa, una masiva presencia de portugueses en la administración pública y las restricciones mercantilistas impopulares impuestas al comercio marítimo contribuyeron a la creciente insatisfacción. Fue en tal contexto histórico que Martins vio un clima fértil para los ideales de la libertad que él veneraba. Rápidamente, se convirtió en un líder muy respetado y abierto, ganando gran influencia en toda la región.

Listos para la Revolución

La naturaleza arbitraria del gobierno central afectó a la población entera de Pernambuco, a quienes Martins quiso liberar. La Revolución estalló en 1817, cuando los rebeldes locales portando armas atacaron contra las tropas monárquicas. Mientras tanto, Martins dirigió a los lideres civiles y religiosos, quienes finalmente lograron dominar el gobierno de Pernambuco y proclamaron formalmente una república.

En un corto periodo de tres meses, una asamblea constituyente fue llamada. Esta establecía la separación de poderes, permitía la libertad religiosa, proclamaba la libertad de prensa y abolía diversos impuestos. Este era un desarrollo sin precedente en el Brasil colonial.

Sin embargo, los intentos de obtener apoyo de otras provincias fallaron. La joven república se mantuvo sola en su lucha y fue finalmente reprimida. Las tropas portuguesas marcharon a Pernambuco y la marina bloqueó el puerto principal de la capital. Los revolucionarios fueron derrotados y su gobierno provisional se rindió. El fin de la revolución llegó con las muertes de sus principales líderes, incluido Domingos Martins. Fueron fusilados, ahorcados y descuartizados.

Aunque la Revolución de Pernambuco fue breve y sin éxito, sus principios fundamentales aun resuenan al día de hoy. Fue en este movimiento que nuevas ideas empezaron a establecerse a lo largo de la sociedad brasileña, ideas como las de un gobierno limitado, mercado libre y libertad individual. El joven liberal Martins jugó un muy importante rol en la iluminación de la llama de la libertad en Brasil, tanto que la revolución que él inició es considerada como la precursora de la independencia brasileña, la cual llegó cinco años después.

El Legado que dejó

Domingos José Martins ahora tiene una ciudad que lleva su nombre en las montañas de Espírito Santo, y es un patrón honorario de la policía civil del estado. Aún así, merece ser mejor conocido, tanto en el estado en el que nació (Espírito Santo) como en todo Brasil.

Soy parte de una organización aquí en Vitória que tomó el nombre de Martins, y estamos trabajando para despertar a nuestros compatriotas brasileños a su legado. Si tenemos éxito, lograremos el sueño de nuestro héroe: un Brasil libre.

Los asociados del Grupo Domingo Martins, fundado en 2014 por los coordinadores locales de los Estudiantes por la Libertad de Brasil, están activos en más de diez campus universitarios en todo Espírito Santo. Dirigimos reuniones de estudiantes, proyecciones de películas, debates, conferencias, movilizaciones sociales y otros proyectos que influyen en el entorno académico, empresarial y político.

*Este artículo fue originalmente publicado en FEE y traducido al español por María Cristina Caldas

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