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12 min readOct 17, 2018

«¿Estás seguro de esto, chico?», dijo el anciano con su voz raspada posando sus manos sobre los hombros del muchacho, tratando de consolarlo y en un esfuerzo desesperado por hacerlo cambiar de opinión.

«Oh, la puerta de salida ha estado cerrada hace un buen tiempo ya», respondió, «pero si las cosas no salen como lo planeé tú dejas el pueblo de todos modos, recuerda que esto no va a hacer más que empezar y por muy buena que sea la gente con la que trabajo, afuera siempre hay alguien mejor y no hay forma de saber a qué lado sirve».

«Pero si hablas con él y le cuentas tu situación estoy seguro de que encontrarán otra forma de hacer las cosas… Sabes, cuando presiones ese botón yo no sé qué pasará, esa máquina se usó por última vez hace ciento cincuenta años y yo no estuve ahí», apuntó el dedo hacia una puerta que se encontraba al fondo de la habitación, «aun con tus modificaciones es poco probable que funcione».

El chico permaneció en silencio por un momento, aunque en realidad no estaba considerando las palabras del viejo, al menos ya no más, dio un rápido suspiro seguido de una risa irónica, como si admitiera estar al tanto de lo injusto de su situación, entonces giró levemente su cabeza hacia la derecha, y tras un efímero contacto visual volvió la mirada a la interfaz de comandos, «él no es de ese tipo de personas, la verdad es que no lo conozco y es exactamente por eso que no va a cancelar la misión por mí».

Hubo un silencio bastante largo en la habitación. «Es inevitable para mí, no solo por ser tu abuelo, sino por la promesa que le hice a tu madre en aquel entonces cuando aún estaba entre nosotros, tratar de salvarte, pero ciento cuarenta y tres años en este mundo me dicen que tal vez es demasiado tarde, así que vamos, presiona el botón, apenas suceda te meteré en el interior y activaré la máquina». El abuelo asintió la cabeza con una ligera sonrisa mientras terminaba la frase, entonces dio unos pasos hacia atrás y esperó el momento.

«Descuida viejo, me aseguraré de que vivas otros cien años, pero esta vez dentro de la ciudad».

«¿Cuánto tiempo ya?», preguntó _BlackFireEze por tercera vez.

«Diez horas, ¿puedes dejar de preguntar?, parecías mucho más cool antes de conocerte en persona», respondió ggIz003.

«Bueno tal vez sea porque; uno, no tenía que usar mi aliento para calentarme las manos cada treinta segundos mientras caminaba en medio de lo que bien podría ser un desierto congelado; dos, ahora tengo que usar la boca para comunicarme y no estoy muy acostumbrado a eso, sobre todo a la falta de filtros, te lo juro, la última actualización de beCooler era capaz de darte esas frases que no te imaginas, me hizo dudar por un momento de si realmente quería prescindir del chip; y tres, _BlackFireEze es mucho más cool que Amancio».

«Por un demonio que hablas mucho, en primer lugar, nunca pregunté tu nombre real y en mi opinión nunca tuviste que dármelo, en segundo lugar no fue idea mía que estemos haciendo esto, fueron órdenes directas de Fred».

«Un momento… ¿estás diciendo que Amanda no es tu nombre real?», preguntó bastante preocupado.

«Quién sabe…», dijo mientras desviaba la mirada.

«Okay okay, solo una pregunta más, ¿por qué es que tenemos que hacerlo nosotros, de los tantos otros que hay, qué nos hace especial?», preguntó en medio de un bostezo que aprovechó para calentarse las manos de vuelta.

«Voy a ser optimista y asumir que solo olvidaste lo que decía el manual de la misión en caso de que…», fue interrumpida.

«La verdad no lo leí», dijo en seco, sin mostrar signo alguno de arrepentimiento.

«¡Oh demonios!», dijo horrorizada mientras suspendía el paso, ¿cómo fue que pudiste entrar al equipo? Esto es grave, muy grave…».

«Descuida, okay, mi posición en el equipo no lo requería», respondió mientras le hacía unas señas con la mano para que continúe caminando, «si te quedas atrás no llegaremos a tiempo».

«No estamos a tiempo, si hubieras leído el manual sabrías que la única razón por la que nos eligieron a nosotros es por nuestra ubicación geográfica, con el apagón apenas hay medios de transporte funcionando, así que por nuestra cercanía somos los más indicados para hacer el trabajo de inspección».

«¿Y es realmente tan grave la situación?», esta vez hizo la pregunta con un tono bastante serio.

«Sin dudar, su último contacto fue segundos antes de presionar el botón, para confirmar que su parte estaba lista, pero teníamos órdenes de continuar el contacto hasta varios días después del apagón, con apenas once horas el caos aún no ha llegado a su pico así que es improbable que la falta de contacto se deba a una falla física de las redes y aun en ese caso siendo uno de los miembros más activos es difícil pensar que eso lo hubiera detenido, ¿entiendes a lo que me refiero?», por primera intentó continuar la conversación, por aburrimiento de tanto caminar tal vez o quizás por la necesidad de confirmar sus temores con alguien más.

«Pues para serte sincero», frunció el ceño, «rumores de un posible apagón han existido desde que tengo memoria, y la verdad no creo que este sea el primer intento, tal vez el primero que tuvo éxito, pero eso tampoco sabemos por cuánto tiempo, así que diferenciar entre rumores infundados y posibles fugas de información reales es prácticamente imposible, si tenemos en cuenta esa posibilidad, la idea de que uno de los miembros haya estado comprometido es, al menos en un principio, bastante plausible, también hay gente bastante capaz del otro lado», respondió apuntando su mirada hacia lo que sería a lo lejos, el centro de la ciudad.

«Vaya, no eres tan malo hilando las palabras después de todo», comentó un tanto sorprendida.

«Lo sé, soy bastante bueno, deberíamos salir a tomar algo después de esta misión», dijo el muchacho, tratando de aparentar confianza.

«Um, no, podrás ser un buen hacker, pero no es así como invitas a alguien a salir», dijo la chica, tratando de no reírse.

«beCooler solía encargarse de eso, maldición», agregó, tratando de cerrar el tema a su favor, y uno podría decir, mirando cómo Amanda inclinaba la cabeza tratando de ocultar su sonrisa, que funcionó.

«En fin, es por eso», la chica continuó con la conversación seria, «que debemos tratar de hacer contacto con él, o avisar a Fred si es que no lo encontramos».

«¿Qué tan bien se te da mentir?, o mejor dicho, ¿qué tanto te importa lo que pase con él?», la miró fijamente, para asegurarse de que no tomara las preguntas a la ligera.

«No entiendo… ¿mentir?, tú eres el primer miembro del grupo que conozco en persona, pero no soy indiferente al resto solo por no conocerlos», intentó responder, sin tener bien en claro el motivo de las preguntas.

«El motivo es simple, si no lo encontramos ahí, pero suponemos que está vivo y queremos que siga así, tendríamos que empezar a pensar en una mentira para Fred», trató de sonreír para alivianar la conversación.

«Un momento… ¿estás sugiriendo que Fred lo mandaría a…?», ni siquiera pudo terminar la frase.

«Exacto, no sé cuál sea tu idea de Fred, pero yo tengo la mía, y puede no ser la más idealista. Él es alguien que busca liberar al mundo del Dreamchip, eso no es algo que se pueda cuestionar, pero si ese es su objetivo final o solo un paso para lograrlo… eso no hay forma de saberlo, en cualquier caso, toda persona con una ambición de ese tamaño debe poder estar dispuesto a sacrificar algo a cambio, y dado que lo primero que este apagón generó es caos, es casi seguro que lo que él está dispuesto a sacrificar es la vida de los demás, unas pocas tal vez, por un bien mayor. Es solo cuestión de usar un poco esto», dijo tocándose la cabeza con el dedo índice, «siempre y cuando no nos conozca no habrá sentimientos de por medio que le impida deshacerse de nosotros si la situación lo requiere, eso suponiendo que sea vulnerable a ellos».

«Pues la verdad estoy sorprendida de tu forma de pensar, aun cuando son meras suposiciones el hecho de que hayas aceptado participar en la misión contemplando esa posibilidad me preocupa aún más», ella no lo preguntó directamente, pero ese era el único objetivo de su comentario.

«No importa lo mucho que pienses, no hay un solo escenario en el que se pueda liberar al mundo de los Dreamchips sin causar caos, por eso acepté ser parte de la misión, pero eso no significa que confíe ciegamente en Fred o en los demás miembros, simplemente no es un buen hábito si quieres hacer el tipo de trabajos que hago yo como hacker. Ahora que finalmente ocurrió el apagón es inclusive más importante vigilar sus pasos, aunque no tengo idea de cómo», después de decir eso permanecieron en silencio lo que quedaba de camino al pueblo, ella daba la impresión de estar un tanto desilusionada, aunque sería imposible saber de qué, él por otro lado, se mostraba preocupado, pensar en voz alta hizo de las suposiciones algo un poco más real.

Ya dentro del pueblo y luego de varias horas buscando al fin encontraron el lugar, «¿crees que podemos entrar igual sin que lo noten?», preguntó ella.

«No lo sé, pero no crucé el desierto para quedarme sin saberlo, además tengo que usar el baño», respondió, el humor estaba de vuelta.

De todas las casas que habían visitado era la única que estaba vacía, y como no tenían descripción de la persona que estaban buscando el hecho de que nadie saliera a atender era la pista más prometedora, dado que era un pueblo un tanto alejado de la ciudad, el uso del chip y los beneficios derivados de este eran limitados, el caos era más bien un rumor sobre lo que estaba pasando en la ciudad y no algo que se estuviese viviendo en el lugar.

«Este lugar parece bastante pobre, es difícil pensar que alguien pudiera hacer algo desde aquí», dijo ella mientras salía del último cuarto por revisar, «pero hay diseños interesantes por todos lados, y un montón de libros sobre mechas», dio una mirada general a la biblioteca de la sala de estar, sacó uno de los libros más gruesos y le dio unas hojeadas, «por un demonio, este libro fue impreso hace más de 100 años, pero no está cubierto en polvo, ¿en serio alguien todavía lee esto?».

«¡Shh!, escucha…», la hizo callar bruscamente, «¿oyes eso?, es el sonido de una rata, pero tiene demasiado eco y viene de abajo…, tiene que haber alguna escalera por aquí».

«Si hay alguna tiene que estar en el patio, ya revisamos toda la casa».

En efecto, la puerta trasera daba lugar a un patio bastante amplio y descuidado, con un árbol de roble en el medio, estaba amaneciendo y los primeros rayos de sol daban justo en lo que parecía ser una puerta horizontal bajo el árbol, no parecía ser un escondite, y uno podría pensar que tal cosa no era necesario en primer lugar puesto que el pueblo en sí era ya bastante remoto y casi deshabitado.

El sótano era de un solo nivel y se extendía desde el roble hasta la casa, era un pasillo largo y ancho, lleno de estantes, libros y polvo, tubos de ensayo, computadoras un tanto viejas, pero aún funcionales, varias mesas con planos abiertos, etc. «Esto… se podría decir que es la guarida de un hacker», el chico trató de romper el silencio por el asombro con un comentario.

«Más bien varios, y de muchas profesiones, esto no tiene sentido», dijo mientras apuntaba un tubo de ensayo con un líquido burbujeante en su interior, «si hubo alguien aquí se fue apenas hace unos momentos, ¿huyó tal vez?».

«No lo sé, tiene que haber más cosas hacia el fondo, hay demasiada poca luz para alcanzar a ver algo, tú camina por ese costado», dijo apuntando hacia la derecha, «yo iré por la izquierda, uno de los dos se tiene que topar con la llave de la luz».

«Encontré una», la chica subió la llave y ésta encendió un foco incandescente hacia el medio del sótano, ubicándose exactamente sobre una mesa con un computador, «empiezo a tener un mal presentimiento…».

Al lado del computador estaban varios planos apilados, con dibujos extremadamente detallados. «Más mechas…», dijo, no había mucho que pensar al respecto, «parecen ser bastante serios, pero no encuentro uno solo que detalle su funcionamiento mecánico, y estas fechas… al parecer están basados en modelos bastante antiguos, lo poco que sé de esos modelos es que fueron un fracaso», comentó.

«Creo que sabes más de lo que necesitas sobre estos modelos, ¿podrías al menos ponerme en contexto?», preguntó ella, cruzando los brazos.

«¡Por supuesto!, la historia de estos mechas me apasiona bastante, los primeros modelos datan de hace más de trescientos años, pero todos imaginarios, es decir, en aquel entonces el mundo virtual era apenas un concepto vago, en teoría el Striker es el primer mecha funcional. Que en estos diseños no se explique su funcionamiento mecánico me hace pensar que sea quien sea el dueño de este lugar estuvo tratando de emular al Striker, pero con un modelo propio, bastante ambicioso y poco realista para ser honesto».

«¿Con un modelo de hace 300 años?», suspiró un momento… «¿Qué tiene que ver esto con nuestra misión?», preguntó ella.

«En realidad estos modelos son más nuevos, entre unos cien o doscientos años diría yo, cuenta la leyenda que en aquel entonces se llevó a cabo la primera y única prueba de transferencia parcial de consciencia entre…», ella lo interrumpió.

«Mira, allá, fíjate si es otra llave», dijo ella, él se desplazó por la izquierda del pasillo hasta que dio con otra llave más, aunque ésta no dio señales de funcionar.

«¿Me puedes recordar por qué es que no trajimos linternas?, preguntó, entonces chocó contra lo que parecía ser una silla, «¿alguna vez hablaste con él sobre otra cosa que no sea la misión?, preguntó de repente.

«Intenté, pero no era muy conversador», respondió ella.

«¿Y qué sabes de su edad, tenía algún problema de movilidad?».

«¿Problema, qué…?».

«Creo que está muerto», se acercó diciendo mientras volvía de las sombras trayendo consigo una silla de ruedas, ella no dijo nada, esperando una explicación. «Creo que era un de “esos”», continuó.

«¿“Esos”?», preguntó ella, tratando de hacerse una idea de lo que él intentaba decirle.

«Verás, dentro de la población que usa el Dreamchip, hay un pequeñísimo porcentaje que, cómo decirlo, no debería estar vivo, al menos no naturalmente. El Dreamchip tiene varias extensiones y una de ellas es la asistencia médica, inclusive en el peor de los casos el chip puede brindar ayuda motora de al menos la parte superior del cuerpo, así como ayuda para respirar, etc. Si él tenía el chip implantado y aún así se movía en silla de ruedas eso quiere decir que sin el chip…», ella lo interrumpió.

«Espera espera…, ¿estás diciendo que él participó de la misión aun sabiendo que de ser exitosa lo mataría? ¿Y qué hay de su cuerpo?», ahora estaba aún más confundida que antes de escuchar su explicación.

«No sé, tal vez no estaba solo…», se escuchó el ruido de una silla rechinando al fondo del pasillo, se quedaron paralizados con la piel de gallina. El ruido paró por un momento y después volvió para no parar más.

«Creo que hay una puerta al final de sótano, a la altura de la casa, o al menos eso creo ver…», dijo él tratando de hablar sin mover la mandíbula.

«¿Deberíamos ir a ver?», preguntó ella.

«¿Tienes… una pistola?», preguntó él.

«No tengo una pistola, Amancio», respondió ella.

«Okay, no era necesario que dijeras mi nombre», dijo él mientras daba los primeros pasos.

Estuvieron unos minutos frente a la puerta esperando quién sabe qué. Entonces giró la perilla y abrió la puerta despacio, la iluminación era apenas mejor adentro, pero lo curioso es que ésta no provenía de un foco incandescente, sino del interior de lo que parecía ser una especie de cámara sellada a unos seis metros de distancia, con una puerta de metal y ventanilla de vidrio en el frente, por la que se alcanzaba a ver apenas, que algo yacía adentro. Y sentando en una silla rechinante como custodio de la cámara estaba un anciano, inclinando la silla hacia atrás y luego hacia adelante, una y otra vez, sosteniendo una escopeta en sus manos, con el dedo listo en el gatillo y la mano en el cañón. Ambos jóvenes acordaron que lo mejor sería retroceder lentamente y cuando estuviesen lo suficientemente lejos del anciano correr por sus vidas, y no hubo necesidad de un chip para que este pensamiento se transmitiera mutuamente entre ellos.

«¿Están aquí para matarme?», dijo el anciano sin despegar la mirada del suelo, si él hubiera esperado un poco más habría sabido que ese no era el caso.

«Viejo, creo que esa linea nos corresponde a nosotros», dijo el muchacho.

«No estamos armados y ciertamente no vinimos a matar a nadie, creemos que uno de nuestros compañeros vive aquí», respondió ella sin despegar la mirada de Amancio, no pudiendo creer que este fuera capaz de bromear en una situación como ésa.

«Oh, entonces tal vez ustedes puedan ayudarme», dijo el anciano mientras acariciaba la escopeta, «verán, se suponía que tenía que huir solo, si las cosas no salían como estaban planeadas después del apagón, pero no pude hacerlo, así que aquí estoy, escoltándolo por si alguien trata de llevárselo», dijo el anciano, todavía mirando al suelo.

«¿Escoltándolo…, puedo saber qué hay dentro de esa cámara?, preguntó el muchacho.

El viejo levantó la mirada. «Hasta que encuentre la forma de volver a despertarlo, El Guardián», respondió.

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