La culpa de ser felíz…

Don PancH2O
Filosofando… ando
3 min readAug 24, 2014

Tengo poco tiempo que mudé a una nueva ciudad con toda mi familia para realizar un proyecto que teníamos planeando desde un buen rato atrás. Por nuestros hijos, escogimos un lugar muy tranquilo para vivir. El cambio fué algo difícil al principio, y pensamos que lo sería más para ellos. La realidad fué que ellos se adaptaron mucho más rápido que yo. Para cuando acordé, ya andaban explorando por todo el complejo de departamentos, descubriendo plantas, animales, nuevos caminos y lugares donde jugar. Los sacamos a pasear muy seguido y cada salida es un nuevo descubrimiento para ellos.

Nosotros en cambio, con todas las tareas y responsabilidades que implicó este cambio, tratando de no perder el hilo de nuestra empresa, instalándonos en el nuevo departamento, teniendo que preguntar direcciones para cada cosa que queríamos hacer, comprar, contratar, etc. batallamos muchísimo al principio para podernos establecer. Como si fuera una lección, no conseguimos instalar internet y mi celular cayó en un coma por exceso de humedad, así es que andaba “incomunicado” con el mundo habitual.

En medio de todo este aparente caos, me empecé a dar cuenta de una extraña sensación en mi cuerpo y un estado mental que sólo había experimentado en escasas ocasiones de mi vida. Empece a ver todo más detenido, despacio. Volví a apreciar al máximo el sabor de los alimentos, a disfrutar de un vaso de agua fresca, a detenerme a ver las flores, los animales, los árboles… el cielo. También me di cuenta que al estar con mis hijos, les pongo una plena atención y he logrado notar muchas cosas que antes no veía, sus actitudes, personalidades, habilidades, y otras más sutiles que no sabría como explicarlas. Después de meditar un poco, llegué a la conclusión de que esta sensación es la PAZ… así es… experimenté la PAZ.

Después de esto, otra cosa captó mi atención. Sigo teniendo los mismos problemas, responsabilidades, obligaciones y tareas que antes, pero ahora que surgen puedo analizarlos con una mente clara y trabajar positivamente en ellos. He notado que se me empiezan a resbalar las trivialidades y que ante cualquier situación le puedo extraer un aprendiaje, y sobre todo, un lado cómico. Me puedo enfocar más en las soluciones que en los problemas. Me detengo a platicar con nuevas personas, me he vuelto a reir a carcajadas y a volver a disfrutar mis historias y las de los demás. A este estado le llamo FELICIDAD.

Pero lo más raro de todo esto, es que cada vez que experimento la PAZ o la FELICIDAD, surgen en mi mente pensamientos negativos, “por qué yo,” no me lo merezco, mira cómo están los demás, y muchos más. Esto ocasiona que las dos sensaciones desaparezcan y que regrese el viejo estrés, ansiedad, preocupaciones y bloqueos mentales y emocionales. Llega de nuevo la desesperación, dejan de fluir las ideas y percibo como un estancamiento en mis actividades. A esto le llamo la CULPA DE SER FELIZ.

Creo que a lo largo de nuestras vidas, las diferentes religiones, el gobierno y los medios nos han inculcado el tener miedo, el sacrificio, que somos “imperfectos,” que veníamos con pecado, que todo es pecado. En nuestra cultura de trabajo nos enseñan que el ocio es lo peor, que disfrutar de un paisaje, un aroma, una comida, es perder el tiempo. Estamos en la éra de la comida rápida, de la comunicación instantánea, donde todo es “para llevar.” Pero sobre todo, nos hemos creído que es todo es nuestra culpa. Por eso, cuando nos llega un sentimiento de felicidad, automáticamente nos brinca el programa a apagarla.

Es difícil llegar a borrar completamente nuestras “malas” creencias, pero creo que vale la pena hacerlo, sobre todo las que nos limitan. Después de mucho cuestionamiento, puedo ver que mis hijos y mi esposa están felices. Sigo teniendo problemas claro, atorones, deudas, pero estoy dispuesto a encararlos, siempre con la actitud que se va a poder mejorar todo, y al hacerlo, en el camino se beneficia otra gente. Todos los días me despierto pensando y actuando para ayudar a otros a crecer, a lograr que mi empresa sea completamente responsable con mis compañeros de trabajo, mis socios, mis clientes y el planeta entero. Si aún no lo he logrado sé que pronto estaremos ahí. En fin considero que hago lo máximo posible para ser una mejor persona, y estoy seguro que el que lea este artículo también lo hace, a su manera, entonces por qué no hemos de merecer SER FELICES Y ESTAR EN PAZ?

FUERA CULPAS! NOS MERECEMOS LA VIDA DE NUESTROS SUEÑOS!

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Don PancH2O
Filosofando… ando

Soy un emprendedor de hueso colorado, aventado como “El Borras” con una larga lista de cagazones… digo… experiencia.