Errores comunes del emprendedor primerizo

Consejos de un aprendedor en proceso

Hans
Filosofía del emprendmiento

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Hasta el día de hoy he intentado consolidar 7 startups, de las cuales he obtenido resultados positivos de sólo una.

Como una buena parte de los emprendedores que conozco mi curva de aprendizaje en relación a los fracasos se ha disparado de forma exponencial y si bien aún me falta aprender mucho sobre los puntos claves que hacen a una empresa exitosa, sin duda ya conozco varios de los puntos clave que pueden llevarla a la ruina.

¿Porqué no todos los emprendedores son millonarios?

El Zuck — El sueño de los jóvenes emprendedores

Porque si lo fueran, todos querrían serlo y el mundo sería una pequeña bola de algodón de azúcar donde todos son felices (y millonarios) . La gente falla y hay que aceptarlo como una realidad. Aún las mejores ideas pueden fallar si no son llevadas a cabo de una manera que garantice su supervivencia.

Sin embargo hay errores comunes que más bien yo consideraría delgadas barreras mentales entre estar centrado en la misión y desviarse hacia zonas que nos hacen cometer equivocaciones. El día de hoy quise enlistar algunas de estas barreras a las que hay prestar atención. Porque no es lo mismo que lo mesmo.

Ponerse el traje

Bueno, no es que no me gusten los trajes, son elegantes y bellos, y culturalmente quien lo utiliza recibe más respeto. Pero uno de los mayores errores que puede cometer un emprendedor es creer que su imagen determinará la venta de su producto. Y habrán quien me diga que sí importa, así que a continuación diré que SÍ lo hace y a la vez NO.

El hombre de confianza y dinero en los 80's . Para nuestros padres podría funcionar..

, porque hay gente por ahí que confía en como se ven las personas más que en el cómo piensan. Y si los emprendedores pensamos de esta forma lo más probable es que:

No llegaremos más alto que nuestro mejor cliente.

Porque siempre antepondremos nuestra aprobación a la del producto. Aquí les dejo un ejemplo clásico de este triste caso.

NO, porque nosotros no somos nuestro producto. Si nos vendemos antes a nosotros que al producto podría ser considerado en varias culturas como prostitución. Y bien lo decía un amigo:

Si la idea es buena, habrá quien la compre

A lo cual yo agregaría:

Sin importar cómo te veas

No estoy diciendo que no utilicen traje o vistan de una manera formal, cada quien elige aquello con lo que se siente cómodo, somos el moño en el empaque y que mejor que cada quien tenga su propia personalidad e identidad. Pero siempre debemos pensar en vender antes nuestras ideas que nuestra apariencia, por que al final de todo, eso será siempre, una apariencia.

Desarrollar / invertir / perfeccionar una idea que no ha sido probada

Antes que nada quisiera dejar algo claro:

Emprender es algo que en principio estamos haciendo gratis.

Un prototipo de la idea podría demostrar su valor potencial.

Nadie nos pagará un quinto hasta que nuestra idea sea validada y/o mostremos el potencial que tiene. Por eso, antes de hacer un beta, antes de diseñar, antes de tocar una línea de código, o perfeccionar la idea es muy valioso comentarla con los potenciales usuarios (una exposición, una dinámica, un prototipo de juguete), con expertos (que podrían aportar retroalimentación al proyecto) e inversionistas (quienes destrozarán lo que deba ser destrozado de la idea para corregirla o incluso abortar). En las primeras etapas de una startup siempre debemos buscar obtener el mayor aprendizaje con la mínima inversión de esfuerzos y capital.

Contarle a todo el mundo la gran idea que estás por emprender

Sí, ya sé, acabo de decir que debemos compartir la ideas con la mayor cantidad de gente. Pero una cosa es probar la idea con el usuario o posibles inversionistas y otra muy diferente es contárselo a tu familia. Y yo sé que nos llena de emoción emprender un nuevo proyecto, queremos ser el orgullo de nuestra familia, pareja, amigos. Sin embargo puede llegar a ser una jugada peligrosa, ¿porqué?. Porque es gente que nos importa, y así como nos importa mucho enorgullecerlos , también nos importa no decepcionarlos.

Arquímedes no se pudo aguantar. ¿Y si se hubiera equivocado?

He visto muchas startups fracasar (una mía entre ellas) por sentir demasiada presión en el entorno con preguntas como:

¿y cómo va el proyecto?

El consejo es, trabajar duro en las primeras etapas del proyecto, concentrándose únicamente en llevarlo a cabo en lugar de concentrarnos en cubrir las expectativas de los demás (eso va para cualquier cosa que hagamos, no sólo empresas)

Pensar (demasiado) en el dinero

El factor económico es uno de los motivos por los que muchos emprendedores deciden tomar este camino, tener independencia financiera, “ganar en proporción a nuestro esfuerzo e ideas”. Es un punto muy válido, sin embargo:

los emprendedores que piensan en su objetivo económico antes que en la calidad de su producto tienden a fallar

Suele pasar…

…principalmente porque le dan prioridad al modelo de negocio sobre el producto, siendo que el producto es el que finalmente va determinar cuanto va a estar la gente dispuesta a pagar por él.

Y en segundo lugar, cuando por fin llegan las primeras ganancias del proyecto, pensar (erróneamente) que las ganancias de la empresa/proyecto son nuestras ganancias personales. Creo que esto se debe principalmente a la delgada línea que divide nuestra vida de nuestro trabajo al ser emprendedores.

Abandonar los sueños por “poner los pies en la tierra”

Y finalmente uno de los errores que más he visto en todos lados. Cuando la gente pierde su visión original y empieza a hacer proyectos que no le apasionan con tal de obtener ganancias de alguna manera.

Aquí reside uno de los mayores retos para un emprendedor, y es que, quien logra encontrar el “zen” del emprendimiento puede concentrarse en su misión original (no precisamente la idea, ésta siempre cambia) y llevar su idea hasta las últimas consecuencias.

Y es que emprender es un juego en el que se apuesta, al principio nuestra estabilidad económica, luego algo de capital, después se arriesga para hacer crecer la idea y finalmente se apuesta por hacerla llegar cada vez más lejos. No todos los emprendedores llegan al final del camino, siempre hay un punto en el que se puede dejar de hacer esfuerzo, pues los proyectos maduran (y las zonas de confort se establecen). Es en este punto en el que debemos recurrir a nuestro niño interno, nuestro soñador consejero y recordar porqué empezamos todo esto.

Si hemos llegado al punto donde habíamos soñado estar, todo está bien, pero si de pronto nos damos cuenta que queríamos llegar mas lejos (o a otro lugar) es hora de volver a apostar.

Gracias por leer, si te gustó el artículo no olvides recomendar / compartir y si tienes alguna opinión o sólo quieres hablar más sobre esto aquí estoy @regenhans.

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