Entre el encuentro y el evento: cómo el ILA 23 nos volvió a conectar

Pablo Marquevichi
Flux IT Thoughts

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Después de 4 años, Interaction Latin America volvió a su formato presencial. Este año contamos con la suerte de que fuera en la ciudad de La Plata, así que quienes tenemos pasaporte argentino jugamos un poco de local. Además, tuve la alegría de poder ir junto a gente del equipo de diseño Flux IT, que tengo el honor de dirigir.

Este evento siempre tiene dos componentes interesantes. Por un lado, el contenido: saber de qué se está hablando en el mundillo del diseño, cuáles son las conversaciones que estamos teniendo y los proyectos más relevantes de la región. Por el otro, el encuentro: vernos cara a cara con gente que hace tiempo no veíamos y también conocer gente nueva. Debo decir que, ambos componentes volvieron a estar presentes. Fue un placer poder charlar, pensar, debatir y compartir junto a gente muy grosa de nuestra disciplina como Mariana Salgado, Eduardo Mercovich, Luis Parker, Juan Ortiz, y Nicolás Jaureguiberry, entre muchas, muchas otras personas. En cuanto al contenido, en esta edición detecté algunos temas que atravesaron todo el evento, y que me gustaría resumir en este artículo.

Lo remoto sigue en agenda

Las formas de trabajo remoto versus las formas de trabajo presencial fueron tema de varias ponencias. En este sentido, Beatriz Paulo y Rebeca Cabral compartieron los resultados de una investigación que le hicieron a gente que trabaja en diseño y en la que indagaron sobre cómo afecta a su quehacer profesional el hecho de trabajar de forma remota. Hablaron de cómo evitar el burnout a través de la adecuada organización de la documentación, procesos de onboarding más robustos y el establecimiento de límites. Compartieron un montón de aprendizajes, pero me quedo con uno: lo remoto funciona mucho mejor con gente que ya se encontró previamente en la presencialidad.

Dave Malouf nos compartió sus reflexiones sobre las condiciones que empujan a las empresas a imponer la vuelta a las oficinas de manera rígida. Para Dave, el lay-off masivo que dejó a miles de personas sin empleo y el hecho de que las empresas intentan reactivar el sector inmobiliario corporativo se combinan para que muchas compañías rompan con los acuerdos alcanzados durante la pandemia y exijan volver a las oficinas sin ninguna razón de peso.

Erica Jorgensen no habló exclusivamente sobre las dinámicas del trabajo remoto, sino sobre la colaboración y sobre cómo debemos proteger nuestra salud mental. Habló de cómo lograr el estado de flow mental, ese estado donde se hace foco profundo en un tema, logramos abstraernos de alrededor y alcanzamos más productividad. Un simple chat puede romper ese estado, y mientras que estar en flow genera a nivel cerebral cierto grado de disfrute, la interrupción repetida genera estrés. Otro tip que dio, y que fue el momento más aplaudido del ILA, fue cuando propuso los viernes sin reuniones.

Todo lo que se habló en el ILA sobre este tema me llevó a reflexionar y a encontrarme con el concepto de la presencialidad con sentido. Retomando a Dave Malouf, hay que sacar del foco de la discusión si volver a las oficinas es obligatorio o no. Tenemos que dejar a quienes lideran equipos que autogestionen las idas a las oficinas, pero no para hacer lo mismo que hacen desde sus casas. La presencialidad tiene que servir para impulsar los proyectos, para conectar más humanamente con pares y para aprender.

La inteligencia artificial y el diseño

Claudia Gutierrez nos brindó una excelente charla sobre el tema. Ya no sólo debemos entender a las personas usuarias: tenemos que entender qué necesita la máquina para que cumpla con los objetivos de las personas usuarias. Para eso, el proceso iterativo de prototipado de datos que alimentan los algoritmos de IA es fundamental. Gustavo Soto Miño nos habló de cómo las tensiones del mercado van a empujar a que usemos IA como un copiloto; un asistente de diseño que quite algunas de las tareas que hoy hacemos y que no suman tanto valor. Para Gustavo, como la IA entiende y reproduce patrones del pasado, no sabe hacer estrategia a futuro, y es dónde quienes trabajamos en diseño tenemos que empezar a aportar más valor.

Damián Calderón no solo habló de las promesas positivas del uso de la IA, sino de los aspectos más preocupantes, como la sobreconfianza en las decisiones hechas por la IA, la manipulación del comportamiento a través de algoritmos, la disociación cognitiva o la disrupción del mercado laboral. Nos contó cómo crearon un framework de trabajo llamado Expanded AI Design Sprint que les permite tener una mejor aproximación a los proyectos que tengan IA. Emi Cosenza nos trajo su concepto de nativos conversacionales, refiriéndose a las generaciones que hoy están en la infancia y que se comunican con las máquinas conversando. Es por eso que nos invitó a dejar de pensar en las pantallas como única forma de interacción con los sistemas.

Muchas otras charlas abordaron los desafíos que presenta la inteligencia artificial. En todas estuvo presente la idea de que la IA está cambiando los medios y procesos de producción. Entonces, como profesionales de diseño, tenemos que cambiar también y entender que si nos adaptamos vamos a seguir dando valor en las cuestiones clave que la IA no puede resolver.

La ética de nuestro trabajo

Al igual que en ediciones anteriores del ILA, la ética fue un tema que estuvo muy presente. Casi todas las charlas que presencié lo abordaron de una manera u otra. En un mundo cada vez más polarizado, con más desigualdades, con guerra y pobreza en aumento, con un cambio climático que se acelera exponencialmente, ¿qué hacemos desde el diseño? No hay una respuesta fácil ni única. Mucha gente contó acerca de su “pequeño granito de arena”: desde pensar sistemas que reduzcan la violencia hacia personas trans en el ámbito de la salud, hasta el uso de plataformas educativas para poblaciones vulnerables, pasando por la salud mental (nuestra, y de las personas en general) y el hecho de concebirnos como urbanistas de un nuevo mundo hecho por apps, y las responsabilidades que eso implica.

Fueron tres días de charlas, de reencuentro, de reflexión y de mucha diversión. Y como me resulta difícil elegir la charla que más me gustó, voy por un top 3.

“¡Siento! ¡Soy!” de Andrés Rodríguez

Andrés es de las pocas personas que conozco que está en el “laboratorio” investigando cosas nuevas de interacción. En esta ocasión, nos compartió una charla teórica sobre la interacción con el sentido del tacto. Este tipo de interacción es muy usada en los controles de los videojuegos, pero va mucho más allá. El tacto es tan importante que con sólo hacer vibrar el teléfono cuando se toca el botón de comprar, Amazon aumentó un 35% la intención de compra. El tacto es un sentido que generalmente ignoramos a la hora de diseñar, pero que puede tener un impacto significativo en la calidad de la interacción y la experiencia general de un producto digital.

“Cuestionando lo que damos por sentado en la revolución UX”, de Sergio Rossillo

Sergio tomó una postura bastante crítica con la situación actual de nuestra disciplina. Habló de cómo la industrialización del diseño lleva a la estandarización, en contraposición al aumento de la propuesta de valor. También problematizó el estado actual de la educación en diseño, donde muchas escuelitas dan cursos que crean expectativas poco realistas de nuestra disciplina y buscan la rentabilidad sobre la calidad educativa.

“What Design Can Do?” de Kees Dorst

La charla que cerró el evento fue una reflexión sobre las características de los problemas del mundo de hoy. Los problemas son abiertos, complejos, dinámicos e interconectados. Pensar en soluciones causa-efecto no tiene sentido. Hay que pensar en intervenciones que alteren el sistema y lo lleven a un estado mejor. Entonces, ¿qué puede hacer el diseño? Kees propone un cambio de marco, un reframing para crear estas intervenciones de forma iterativa. El evento terminó con una provocadora reflexión de Kees, donde nos desafió a abandonar la mentalidad tradicional de soluciones lineales si queremos dar respuesta a la naturaleza abierta e interconectada de los problemas contemporáneos.

Después de la última ponencia, nos fuimos a festejar en comunidad el cierre de este gran evento. El equipo de IxDA La Plata trabajó mucho y muy arduo, y dio sus frutos. El ILA siempre nos invita a pensar.

Nuestra disciplina es mucho más que el delivery de pantallas. Como profesionales de diseño, tenemos que intentar aumentar el valor que aportamos a las empresas, a las organizaciones y a la sociedad. El mundo cambia muy rápido, y lamentablemente no para mejor. La magia del ILA es volver a darse cuenta de que, al futuro, en parte, también lo diseñamos nosotres. Fueron tres días increíbles, de compartir, aprender y pensar. Tres días de alegría y comunidad, donde pudimos decir: “Che, ¡qué bueno volver a vernos!”

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