Diseño Open Source: la respuesta que no estamos viendo.

Santiago Camargo
Dogma
Published in
5 min readOct 12, 2021

Alguna ves has parado a pensar ¿cuántas veces has empezado a diseñar algo desde cero? Es en serio. Detente y piénsalo. Desde esos infinitos reportes en Word, hasta tu último diseño en Figma. ¿Cuántas veces pasaste por encima de las plantillas, las recomendaciones e hiciste todo contra la hoja blanca? Asumo, si estás leyendo esto, que más de una vez. Es tu naturaleza. La misma que te llama a revisar la tipografía que se usa en Medium, o a buscar una nueva playlist en Spotify para sentarte a leer este artículo en paz. Nos cansa la repetición, nos cansa lo mundano. Necesitamos ese shot de divergencia, ese cambio y ruptura. Una melodía nueva todos los días para cautivar nuestras ansias por lo nuevo. Un nuevo post en instagram, un nuevo favorito en tu lista de Mercadolibre.

¿Pero qué tiene de malo? preguntarás. Como diseñadores nos gusta mucho empezar desde cero y cuestionar lo existente. Pero por tomar este camino siempre, estamos desperdiciando cantidades irracionales de tiempo y esfuerzo. Hoy quiero ponerte a reflexionar sobre el rol de la re-utilización en el espacio de la co-creación, y porqué, objetivamente hablando, los ingenieros de software van a seguir ganando más dinero que los diseñadores en el futuro cercano. Ya conectaremos estos puntos más adelante.

La originalidad es un juego de artistas. El ojo humano no es capaz de reconocer más allá de 100 tonalidades de color diferentes*, pero cada vez que nos sentamos a hacer una nueva presentación, sentimos que nuestra combinación de fondo/figura es algo completamente único. Hay algo de crédito en dicha aspiración. Nos sentimos únicos. Aspiramos a un futuro en el que nuestras decisiones ayuden a cambiar el camino de la humanidad. ¿Soñadores? Quizá. Pero ese es el nombre del juego. El diseño resulta una de esas pocas esquinas de la realidad en la que la creatividad es un motor expuesto de pensamiento disruptivo con recompensa.

Pero sería absurdo reducir al resto de disciplinas como “absentas de creatividad”. El diseño de producto y los emprendimientos bien me lo han enseñado. Hace falta entrar a ver un par de locos levantando capital para su próxima ronda de inversión para ver esto en acción. Vivimos en la era post Steve Jobs. El mito del genio solitario invita a unas expectativas de palabras rimbombantes, misiones tergiversadas y gráficos manipulados. La creatividad en forma de bandera es un arma de doble filo; un bastión de belleza y expectativas visuales puestas sobre nuestro trabajo. Así que no, no somos únicos. Pero sí que somos inefectivos. Por colocar expectativas erradas sobre nuestras propias capacidades de creación es que nos saboteamos el propio entendimiento de nuestro trabajo y su alcance.

Caso contrario es el de los ingenieros de software. Una especie de seres humanos con la que me he visto obligado a congeniar desde inicios del 2014, cuando empecé a trabajar en tecnología. Curiosos, introvertidos, autodidactas; la mayoría inconformes. Geeks, meticulosos, apasionados y por encima de muchas cosas: humildes en su profundo entendimiento de la complejidad. Los desarrolladores de software entendieron muy bien el concepto de “no reinventar la rueda” cuando abrazaron el concepto de Open Source. Un buen producto digital existe sobre una fundación sólida, un repositorio de código replicable que cumple con varios propósitos y escala en función de las personas a las que atiende.

Los últimos 20 años han visto una explosión nunca antes vista en los salarios de estos ingenieros por su increíble manera de colaborar entre ellos. El término Open Source empieza a existir en 1998, cuando se expone por primera vez el código de Netscape* y se hace entender el valor de compartir dicha construcción en público para beneficio de todo el que la quiera apreciar. Desde aquel entonces el impacto de la tecnología es cada vez más exponencial, y argumentaré aquí que en el corazón de semejante motor se encuentra este compromiso abierto y expuesto con el conocimiento.

¿Qué pasaría si en vez de pelear por la originalidad de las ideas, decidiéramos compartirlas abiertamente sin pretensión alguna? ¿Qué pasaría si en vez de patentar nuestras creaciones para usos privatizados, las pusiéramos al servicio de todos nuestros cerebros y de todo el que tenga alcance a una conexión a internet? Pues esto es lo que los creadores de Linux se plantearon desde un principio, la razón de una comunidad vibrante de desarrolladores que cada día se expande y lo que Figma quiere lograr en el corazón de Community.*

Desde esta perspectiva humilde es que los ingenieros nos llevan años de ventaja a los diseñadores de producto. Su visión de un futuro co-creado desde Git y Github nos hace parecer infantes envidiosos peleando por crayolas en un rincón cuando comparamos likes en Dribbble. Por supuesto, hay excepciones a la regla, pero es desde esta perspectiva que les queremos hacer una invitación.

Friends of Figma Bogotá nace como una propuesta de comunidad abierta desde el 2019, cuyo medio principal para compartir ha sido Instagram y sus redes sociales aledañas: Twitter y Linkedin. Para una comunidad hispanoparlante, nuestros eventos han visto acogida internacional, pero siempre hemos sentido que el contenido que compartimos se queda corto frente al nivel de profundidad que clama un verdadero proceso de aprendizaje. Es por eso que hoy estrenamos nuestro espacio en Medium con una invitación muy especial para todos los que quieran contribuir a este medio.

Queremos construir desde hoy, y hacia el futuro lejano, un espacio de profundización fuerte. Una fuente inspiradora de reflexiones, historias sobre fracasos, victorias y por sobre todo, aprendizajes. Queremos documentación. Queremos sus casos de estudio. Queremos sus exploraciones sobre y afuera de Figma. Queremos un pedazo de su historia en nuestro diario. Invitamos entonces diferentes modelos de interpretación y diversas perspectivas que nos ayuden a articular mejor este lenguaje complejo y disidente que llamamos “diseño”. Hoy queremos abrir este espacio en Medium a recibir sus propuestas de artículos y aquí encontrarán el manual para hacerlo.

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