Masculinidad tóxica: el próximo gran tema en la conversación sobre género

Julia Kaiser
FORTH by Havas
Published in
4 min readJul 10, 2018

“Hacete hombre”

Ser bueno en los deportes, hablar de cierta forma, vestirse con determinada ropa, contener sentimientos de tristeza o inseguridad, que te gusten cosas específicas, reírte de ese chiste si todo tu grupo se está riendo…

Históricamente hubo una sola forma de masculinidad: una masculinidad que le enseña a los varones a reprimir emociones, expresarse con violencia y básicamente a limitar sus actitudes, gustos y hábitos a aquellos que están “aprobados” por el entorno, aquellos que son “de hombre”.

Esta forma de masculinidad premia a quien se comporta dentro de estas normas y castiga a quien no — creando una profunda pero no siempre visible herida en ambos: excluye y humilla a aquellos que no siguen al pie de la letra el “manual del hombre” y encarcela a quienes inconscientemente se resignan a un estilo de vida delimitado por estas reglas, creyendo que lo eligen.

Masculinidad tóxica, la raíz del problema

La igualdad de género pasó en el último par de años de ser un asunto que ocupaba el pensamiento de sólo un nicho de personas a transformarse en una conversación a nivel masivo. Se realizaron marchas para concientizar sobre la violencia hacia las mujeres, el feminismo dejó de ser mala palabra e incluso pasó a ser abrazado por celebridades. La publicidad — siempre más conservadora de lo que cree ser — empezó a prestar más atención al sexismo de sus mensajes y hasta se vio obligada de hacer (a veces a regañadientes) una fuerte autocrítica.

Como sociedad, fuimos profundizando la conversación: el punto de partida fue poner en la agenda a los cientos de mujeres que mueren de formas brutales cada año a manos del machismo. Pero pronto se comenzó a hacer foco también en otras expresiones de este machismo, de alguna forma más sutiles y difíciles de percibir: el acoso callejero (mal llamado “piropo”), la falta de representación de mujeres en cargos jerárquicos en ámbitos públicos y privados o la perpetuación de estereotipos tóxicos a través de los medios sobre lo que la mujer “debería ser”.

Se puede decir que se partió desde la punta del iceberg: desde la manifestación más extrema de la violencia de género, el asesinato, hacia las otras, más leves pero no mucho menos graves — las formas de violencia cotidiana y constante que hacen que se genere la atmósfera propicia para que un día un hombre crea que tiene el derecho de sacarle la vida a una mujer por creerse superior o dueño. Se partió desde lo más evidente a lo más oculto. Y de ahí a las causas, para buscar las soluciones.

En este sentido, no hay dudas acerca de que la gran causa de la violencia y desigualdad de género es la enseñanza durante siglos de una “masculinidad tóxica”, que crea hombres fuera de contacto con sus emociones, que buscan demostrar su valor en formas que son dañinas para ellos mismos y para los demás.

La conversación a la calle

Es probable entonces que, a medida que el proceso de concientización que el movimiento feminista está causando avance, la conversación sobre los efectos nocivos que el machismo tiene para los propios hombres salga de lo académico o de nichos ya profundamente involucrados en las causas de género y se convierta en un diálogo masivo, como hoy sucede con los femicidios o el aborto.

Esto ya está empezando a ocurrir en algunas partes del mundo. Distintas iniciativas están surgiendo en diferentes lugares para incentivar a la reflexión y a la acción con el objetivo de que el hombre desaprenda viejos mandatos y actitudes e incorpore formas distintas de pensar y comportarse — por el bien de sí mismo y de toda la sociedad.

The Mask You Live In, un documental producido por The Representation Project

En el mundo de la publicidad, Axe — histórico promotor de la mujer como objeto y el hombre que se valida sólo a través de su capacidad para seducirla — dio un vuelco para enfocarse justamente en las ridículas reglas que marcan la vida de los hombres y la angustia y bloqueos que estas provocan. Sin embargo, lo que parecía un giro completo en el punto de vista de la marca terminó siendo un caso aislado, sin real continuidad ni réplica en mercados como el nuestro.

Algo más de un año después de esa campaña, llegó al mercado local un spot de Natura que apunta a este mismo problema. “Ser hombre es mucho más que ser macho”, reclama el comercial producido en Brasil, que fue pensado a partir de un estudio antropológico que exploraba los nuevos modelos de masculinidad. “Se ensancharon las nociones de lo que significa ser hombre”, afirma Paula Pinto, la antropóloga brasileña a cargo de la investigación.

La publicidad juega un doble rol de espejo y formador de la sociedad. Pero puede elegir de qué parte es espejo: si de la parte que le da tercamente la espalda a los inevitables cambios sociales o de la parte que los está promoviendo. Puede elegir si forma en actitudes que perpetúen el status quo o si se convierten en actores sociales y culturales que hagan una diferencia positiva.

--

--

Julia Kaiser
FORTH by Havas

Directora de estrategia en @Havas Buenos Aires. Se me puede encontrar escribiendo, tomando gin&tonic o cayéndome en lugares. The future belongs to the curious.