Cuando el cómic se hace plástico
Si vas buscando un número concreto de tu novela gráfica favorita, no vienes a la Comic Con. Vienes si quieres ver cosplay, probar nuevos juegos en línea, una camiseta más friki que las del Primark o entretener a los niños el fin de semana. A la cuarta edición de la VideoGame Comic Con de Alicante también han venido algunos a ver a “La Montaña” de Juego de Tronos, en la vida real Hafpór Júlíus Björnsson. Otros vienen a conocer a algunos autores de cómic o youtubers de lo que sea. Y de paso curiosean el “callejón de los artistas”, con una selección más o menos cuidada de ilustradores más o menos locales. A la mayoría de seminarios y mesas redondas que organizaba la #VGC2017 no ha venido nadie; eligieron temas más sofisticados que su propio público.
Se vende poco cómic pero mucho muñequito y muchas camisetas. Si tu anime favorito es de los más conocidos en España, no tendrás problema en volver a casa con un poco de todo: desde llaveros, a figuras de coleccionista, pasando por artesanía de crochet o una lámina pintada a mano. Si lo que quieres es comprar el manga original de la serie, alguna de las tiendas que participan en el mercadillo te darán su tarjeta para que te pases por allí la próxima semana y veas tú mismo si tienen el volumen 87 de One Piece que te falta o lo encargas por Amazon.
Un buen motivo para pasar el día en la Comic Con es el ambiente. Aquí todo el mundo va relajado. No hay grandes sorpresas ni grandes decepciones. Hay mucha gente dejándose llevar por sus tranquilas pasiones. Dejar salir al alter ego, la fantasía inocente. Ser quien serías si pudieras dibujarte y darte color a ti mismo. El cosplay es ahora un arte, con sus aficionados sus profesionales y su vanguardia. Y como cualquier arte, dentro de un tiempo también se reconocerá como forma de terapia.
En la VideoGame Con se podían probar algunos de los dispositivos VR mejor logrados. Pero para muchos la realidad virtual se queda corta, y han dado con un sistema más preciso: la realidad fabricada. O, como lo llaman ellos, el “juego en vivo”. El airsoft es un juego también destinado a ser una forma de tratamiento psicológico. Que, a diferencia del videojuego, sigue siendo principalmente masculino. El principio es simple: planificar y ejecutar una batalla simulada con réplicas de armas de fuego. Fantasías de primer mundo, sin ánimo de hacer daño a nadie.
¿Por qué caminan de la mano cómic y videojuego? Si sólo parecen primos hermanos cuando se mete el cine en medio. ¿No son culturas suficientemente fuertes como para independizarse? El paralelismo real — el pegamento- es el gasto, la cultura iconoclástica y el postureo sano del que quiere gritar al mundo que es de la generación Dragon Ball, que viene antes que la de Naruto. Que Altaïr Ibn-La’Ahad nunca hubiera nacido si sus padres, Daved Solid y el Príncipe de Persia, no hubieran ido al Baile del Encantamiento Bajo el Mar. Porque el mundo de los videojuegos, así como el del cómic, es muy del patriarcado.
No hay de momento muchas mujeres alumbrando superhéroes, ni en pixel ni en papel. Pero sí las hay disfrutándolos. Ellas han elegido esa cultura, y la comparten al mismo nivel. El día que se hagan visibles las creadoras, no van a ser historias “para mujeres”. Serán nuevos referentes del cómic y el video juego. Y en la Comic Con pocos conocerán del todo esas historias, pero se venderán sus camisetas.