Américo
Los enfrentamientos de Mazuko del 8 de abril de 2014 dejaron como colofón a una persona muerta, a 17 heridos de bala y a una familia devastada por el dolor. Las imágenes y los audios a continuación narran los sucesos de aquel día y la indolencia de quienes dirigieron esta guerra.
4 de abril de 2014
Una violenta ola de manifestaciones, marchas, protestas enciende el fuego en Madre de Dios. La región está paralizada desde hace más de diez días. Los madrediosenses, la federación minera y sus afiliados han llamado a una manifestación indefinida. Exigen la derogación del decreto 015, que restringe el flujo de combustibles hacia la región, un aspecto de la estrategia militar para la erradicación de la minería ilegal en Madre de Dios. Los agricultores afectados por las últimas inundaciones reclaman que el Estado los tome en cuenta y los recuerde.
8 de abril de 2014
Es medio día en Mazuko. Los manifestantes han tomado la carretera Interoceánica. El paso de los buses interprovinciales y los transportes particulares está cortado. Mientras los líderes negocian con el comisario de Mazuko, el mayor Emilio Cahuana, los policías a su mando limpian las barricadas. Los manifestantes comienzan a arrojar piedras. Se da inicio a una batalla campal. La policía dispara contra la multitud. El resultado: el mecánico Américo Laura es impactado en la cabeza por un balazo que le quita la vida inmediatamente.
Aquel día entrevisto por teléfono al general (r) Daniel Urresti, entonces alto comisionado para la formalización y la interdicción de la minería ilegal, que declara: “nadie puede afirmar que fue la policía”.
Las imágenes de aquel día en Mazuko, y la posterior necropsia de Américo desmentirían a Urresti. Sí había sido la policía.
La muerte de Américo ha dejado a una viuda y a un huérfano, y a una madre viviendo casi en la indigencia. Luego de la muerte de su hijo, la madre de Américo tuvo que salir a ganarse la vida vendiendo chicha morada por las calles de Quillabamba. Al día de hoy el asesinato de Américo Laura continúa impune.
