La paga de los periodistas
Haciendo buen periodismo, periodismo decente, no vas a ganar dinero. Pero si puedes ganarte el corazón de un pueblo.
Rafaela Roldan Cueva de 86 años, es una abuela, bisabuela y a la vez madre. Es natural de Urubamba de la comunidad de Tarapata, región de Cusco, y es una quechuablante de gran corazón.
Es mi amiga y cuando nos juntamos hablamos en quechua. Ayer me regaló un molde de queso, que trajo especialmente para mí, de su natal Tarapata, cuando nos encontramos en el cementerio San Martín de Porras de Puerto Maldonado visitando a nuestros familiares.
Rafaela vino a visitar las tumbas de su nieta Yosabet Álvarez Huallpayunca y de su bisnieta Estefany, hija de Yosabet. Ambas están enterradas en este cementerio, juntas madre e hija, una al lado de la otra. A Yosabet la mataron junto a su hija, unos maleantes, un 16 de julio del 2017, en la zona de la Pampa, en el puente Jayave. Para entonces Yosabet tenía 19 años y su hija 1 año y 8 meses y todo un futuro por delante.
Rafaela me abraza, y me da un beso en la mejilla, yo también la abrazo y devuelvo ese cariño. A Rafaela le caen unas lágrimas en su rostro y a mí también. Y me pregunta por Nancy, su hija.
Nancy Huallpayunca Roldán. es hija de Rafaela, tiene 38 años y está en el penal de San Francisco de Asís de Puerto Maldonado. Está con prisión preventiva por dos procesos, por robo agravado y por crimen organizado. En marzo del 2017 su vivienda fue allanada en un operativo policial, para la captura de unos asaltantes, y encontraron una bolsa con armas. Nancy me contó, que esa bolsa le habían confiado a un amigo de su hijo Isaac Huamán Huallpayunca, de 15 años de edad, y sin saber del contenido, la había guardado en el canchón de la casa. A Nancy la denunciaron por dirigir una banda de criminales en la Pampa, y le dieron 12 meses de prisión preventiva.
Hasta la fecha aún no se formula denuncia para el juicio. Pese a que Nancy ya cumplió los 12 meses, sigue en el penal, ya que ampliaron la investigación, por otros 6 meses.
Rafaela también vista a Isaac Huamán Hualpayunca su nieto. Isaac está en el Centro de Readaptación de Marcavalle en Cusco. Tenía 15 años cuando cayó detenido, y ya purga una pena de 4 años por robo agravado. A Isaac, lo convencieron con la pena anticipada, y tuvo que delatar aquello que Nancy, su madre, niega.
Rafaela no está sola, está acompañada de su bisnieta Melany, hija de Yosabet. Melany tiene 5 años y no tiene padre ni madre, es huérfana. Su padre se llamaba Crisólogo Condori Meza, era un trabajador minero, y desapareció en la Pampa cuando Melany tenía dos años. Yosabet puso la denuncia de su desaparición en la comisaría de Mazuko, pero nunca se esclareció nada. Ella tenía sospechas de que Crisologo fue asesinado y su cuerpo cremado en una de las fosas comunes de la Pampa.
Rafaela Roldán Cueva, es una madre coraje, deberían darle el premio a la mejor madre. Cría a su bisnieta Melany, hija de Yosabet, y a otros dos nietos, hijos de Nancy. Visita en el centro correccional de menores de Marcavalle a Isaac, su nieto. Y también visita a Nancy su hija, en el penal de San Francisco de Asís. Está sola, no tiene a nadie salvo a hijos, nietos y bisnietos para atender. Vende chicha, quesos y comida en su natal Tarapata.
Rafaela me abraza y me entrega el único molde de queso que trajo a Madre de Dios. Yo quiero pagarle el precio del queso, pero Rafaela se niega a aceptarlo. Me dice en quechua que eso lastimaría a su persona. Recibo el molde de queso, y pienso en su valor. Nunca nadie me pagó tanto por el trabajo que hago. Pienso, además, que hay personas, que pueden darte hasta lo último que tienen, para mostrar su agradecimiento. Quiero llorar y no puedo.
Esta tarde visitaré a Nancy en el penal, le contaré todo lo que siento. Le diré que son una gran familia, que les tengo un profundo respeto, que pese a todas las desgracias que vivieron, ellos saldrán adelante. Escribiré notas, peleare para que su caso se conozca en los medios. Me comprometeré a revisar su expediente, pese a que no soy abogado, haré todo lo posible para que ella salga en libertad de la cárcel y pueda ver a sus 3 hijos y a su nieta Melany.
Llego a mi casa, con lágrimas en mis ojos, pongo el molde de queso en la mesa. Mis hijos me preguntan que pasa. ¿Papá porque lloras? Papá qué te pasa? ¿Se murió algún familiar? Yo no puedo responder, tengo un nudo en mi garganta. Tengo un profundo dolor en mi pecho.
Me pregunto cómo puede haber tanta injusticia en mi país. ¿Cómo pudo pasar esto? Gente pacífica que vino a mi región a buscar una oportunidad de trabajo, para alimentar y dar una educación a sus hijos, hoy están presos en el penal, la madre y su hijo.
Pienso también en el valor de mi trabajo, que hay cosas que no puedo tener: una casa grande, con todos sus equipos, porque no puedo pagarlos. Y pienso también en el valor de este molde de queso, que puede darme la gran satisfacción de una casa con todas sus comodidades.
Me siento en la mesa y le explico a mis hijos todo. Que no hay tesoro en el mundo que pueda valer tanto como este molde de queso. Que hay cosas tan pequeñas como este molde de queso que pueden valer tanto, tanto como el dinero de todos los bancos.
