Poner el hombro, forzar el cambio.

Diez años de investigación independiente de la minería ilegal y la trata de personas no pasan en vano. Algo tenemos que haber aprendido. En Frontera Pirata queremos compartir este conocimiento, pero sobre todo, queremos ponerlo al servicio de una comunidad. El Estado no es el único responsable de remediar la miseria y el drama que ha ocasionado la minería ilegal. Responsables somos todos.

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Una de las quebradas devastadas por la minería ilegal del oro, en La Pampa. Foto: Rodrigo Abd

Cuencas como la del Tambopata o el Inambari, además de otras, no sólo son importantes para el Perú, por su gente, su riqueza y su biodiversidad. Su protección y su conservación era importante para la humanidad entera. Los peruanos, en este sentido, teníamos una responsabilidad ante nuestros conciudadanos, pero también la teníamos frente al mundo. Ojalá que estemos aún a tiempo para honrar esa responsabilidad.

Hace diez años el Estado peruano emprendió una guerra contra la minería ilegal del oro en Madre de Dios. No era para menos. Este tipo de actividad extractiva en su forma más criminal implica la destrucción total de bosques amazónicos prístinos, masacres, fosas comunes, explotación laboral y sexual de miles de jóvenes, y una infinidad de crímenes conexos, desapariciones, trata de personas, crimen organizado, lavado de activos, y un larguísimo etc.

Sin embargo, el Estado ha perdido esta guerra. La minería ilegal no ha sido erradicada de lugares como la Pampa.Se ha expandido, y hoy es posible encontrarla hasta en la misma Reserva Nacional del Tambopata. Sin una presencia militar estable, con operativos entrando y saliendo de los campamentos, las interdicciones contribuyeron con la dispersión de los mineros por el territorio. También existen serias sospechas de que estos operativos han servido a autoridades policiales y regionales corruptas como herramienta de extorsión.

En Frontera Pirata no quisiéramos tener que escribir nunca más sobre este campo de concentración, este campo de exterminio, esta fosa común, esta cárcel sexual para centenares de mujeres, este desierto lunar en medio de la selva amazónica.

Queremos que el desastre que hemos relatado en este especial se acabe. Y se termine de una vez y para siempre.

El Estado a raíz de la Operación Mercurio 2019 ha emprendido una nueva estrategia. Vemos que aunque se han presentado buenas nuevas propuestas, tememos que no serán suficientes. Que no van a alcanzar si los ciudadanos no ponen de su parte. Queremos compartir con ustedes algunas de las cosas que hemos aprendido, propuestas que hemos recogido de gente que conoce este territorio, y lo quiere, y que podrían complementar las medidas que ya se vienen tomando.

1. Una mirada territorial

Una base militar no será suficiente para controlar el territorio. La Pampa es demasiado grande. Miren con detenimiento este mapa. Observen tres de los caminos (las tres las líneas negras) que la minería ilegal ha abierto desde la Carretera Interoceánica hacia la Reserva Nacional del Tambopata. ¿Saben cuántos puestos de vigilancia había al cabo de estos tres caminos? Ninguno. Los caminos estaban controlados por asociaciones de mototaxistas como Los Tigres, o los Otorongos (mafias en estricto sentido) que transportaban personas, combustible y maquinaria hacia la Pampa, y frecuentemente eran asolados por bandas de delincuentes, y sicarios, que llegaron a cavar una fosa común para desaparecer los cuerpos de sus víctimas.

Avance de la minería ilegal sobre la Reserva Nacional del Tambopata. MAAP. Asociación para la Conservación de la Cuenca Amazónica.

La conclusión es simple. Si el Estado controlase la entrada a esas trochas clandestinas que se adentran hacia la Pampa, podría controlar también el combustible, las maquinarias y las personas que se adentran hacia la zona de amortiguamiento, y hacia la propia Reserva.

Esta estrategia tiene una sola debilidad: la corrupción. Recuerden que bajo el suelo de este lugar hay oro. El personal de la nueva base y de posibles puestos de vigilancia a la entrada de los caminos, tiene que estar bien pagado, rotar frecuentemente, y ser objeto de constantes fiscalizaciones inopinadas.

Por eso, también es necesaria la organización de un programa de vigilancia vecinal y comunal, en las vías de acceso a la Pampa, con apoyo de policías y autoridades de probada integridad, que impida nuevas invasiones de mineros ilegales a ese territorio.

2. Cambio de uso del suelo y ordenamiento territorial.

Restablecer la presencia del Estado en La Pampa ha probado varias veces ser insuficiente.

Es necesario darle otro uso al territorio: proyectos de investigación científica para la recuperación de suelo financiados por el Concytec, proyectos de agroforestería, aprovechamiento forestal sostenible, ecoturismo y formalización y generación de valor agregado para el oro extraído por las asociaciones mineras del Malinowski, establecidas allí con anterioridad a la Reserva Nacional del Tambopata y el Parque Nacional Bahuaja Sonene.

Para eso se requiere ordenar el uso del territorio. La superposición de derechos sobre el suelo todavía no se ha tocado. SE requiere también una mayor dosis de audacia en las organizaciones de la sociedad civil, para llevar a cabo en este lugar proyectos de inversión y de desarrollo, y reclamar este lugar de vuelta para la ciudadanía.

3. Erradicación de la pobreza estructural en el sur.

Una buena parte de los problemas de Madre de Dios no encuentran su origen en Madre de Dios. En Madre de Dios se expresan sólo sus consecuencias.

Históricamente, Madre de Dios ha sido una vía de escape a la pobreza en las comunidades alto andinas de Cusco y Puno.

Por eso, se necesita un intenso programa de inversión pública en salud, educación, y generación de oportunidades de empleo, en las comunidades altoandinas de Cusco y Puno asoladas por la pobreza estructural. Un programa que cautele y haga valer los derechos constitucionales de estos ciudadanos a la educación, la salud y al trabajo digno, y que sea capaz de prevenir la migración hacia los campamentos de la minería ilegal.

Pongo un ejemplo:

Generación de oportunidades de empleo para jóvenes

La directora del colegio Nuestra Señora de la Merced de Urcos, Cusco, a unos cientos de kilometros de La Pampa, una vez me contó que durante la época de las vacaciones escolares, en verano, sus alumnos suelen salir del pueblo a buscar trabajo y ganar algo de dinero para pagar su matrícula y comprar sus útiles para el año siguiente. Cada año, decenas de adolescentes, chicos y chicas, viajan de Urcos a Madre de Dios a emplearse de lo que sea. Al comenzar las clases en marzo, el salón que terminó el año anterior no es el mismo que comienza las clases al siguiente. Por lo general faltan uno o dos alumnos, de los que ya no vuelve a saberse. Si hubiera un trabajo de empleo temporal durante los meses de verano para estos jóvenes, un programa que compitiera contra los trabajos que crea la minería ilegal, empleando a chicos cerca de sus casas, es posible que los índices de trabajo infantil peligroso, explotación laboral y sexual de adolescentes, y la trata de personas, puedan reducirse. Con una suma similar a los 280 millones de soles que gastó el Estado en operativos de interdicción en Madre de Dios que no sirvieron para nada, ¿no podría financiarse algo así?

4. Responsabilidad social de la empresa privada

Verá, a raíz de la fiebre del oro en Madre de Dios, existe una lista no tan corta de empresas privadas que han saboteado de manera sistemática los magros esfuerzos que hace el Estado para garantizar los derechos de sus ciudadanos en materia de salud, educación y medio ambiente. Y lo han hecho mientras explotando el drama y la miseria que ocasionó la minería ilegal para miles peruanos. ¿Qué hacer con ellos? En mi opinión, hay cosas que ya se saben lo suficientemente bien como para imponerles multas que financien, por ejemplo, cosas como la remediación ambiental o la recuperación de víctimas de trata de personas, y que de paso, les quiten las ganas que pudieran tener de pasarse de vivos otra vez.

5. Una comisión investigadora de los crímenes de La Pampa

No se tiene una idea de la cantidad ni de la identidad de las personas que han muerto en La Pampa, sea en accidentes laborales, como consecuencia de una brutal explotación laboral, asesinados por bandas de delincuentes, desaparecidos en fosas comunes, o incluso en banales accidentes de tránsito en la Interoceánica. En la misma línea que los crímenes del Putumayo, durante la fiebre del caucho, necesitamos saber qué sucedió realmente.

Aviso a nuestros lectores

Estimados lectores: si consideran que tienen propuestas inteligentes y bien sustentadas que podrían contribuir con la solución de los graves problemas que aparecen en este especial: envíelas a fronterapirata@gmail.com indicando su nombre y su número de DNI. Tenemos la intención de enviar una carta al presidente Martín Vizcarra con una lista de medidas, para que algo como La Pampa nunca más vuelva a suceder.

Especial de Frontera Pirata sobre La Pampa

Accede a todas las historias de Frontera Pirata sobre La Pampa en los enlaces a continuación.

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