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Religiones y Deforestación I: Sembrando fe o destruyendo el bosque

Ivan Brehaut
Frontera Pirata
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8 min readOct 9, 2022

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¿Tiene la fe religiosa un rol en la deforestación? Entrevista a Laura Vargas, de la Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales (IRI)..

Por Ivan Brehaut

Esta entrevista fue producida en alianza con la Red de Investigación de Bosques Tropicales (Rainforest Investigations Network) del Pulitzer Center.

En todas las religiones, el mundo es una creación, una obra divina, en donde el hombre puede cumplir diferentes roles. El hombre se asume entonces como dueño y señor del mundo siguiendo la llamada Teología del Dominio, o más bien, se comporta como parte de la naturaleza, como guardián de la creación o como un ser a merced de los elementos. En este caso, son fuerzas o entidades mayores que actúan como madres y padres de los bosques, animales, de las aguas, de la tierra y de los cielos. Bajo las creencias que aprendimos o que se nos impusieron, hemos moldeado nuestra forma de ver el mundo, de vernos a nosotros mismos y a nuestros prójimos.

Más allá del rol evangelizador y transformador que han cumplido la mayoría de religiones vinculadas al cristianismo en la historia de las Américas, el rol que juegan los grupos religiosos en la vida de los ciudadanos se hace visible más allá de templos y rituales. Es parte de la vida política de países como Perú o Brasil, donde las agendas religiosas pretenden ocupar lugares cada vez más protagónicos dentro de la política nacional.

Las transformaciones y cambios han dado pie también al surgimiento de nuevos movimientos religiosos, credos que alcanzan relevancia nacional e intentan expandirse a otras naciones. La influencia de estos movimientos es gravitante en la vida de miles de fieles, que moldean su comportamiento y su actitud moral alineados de alguna forma a sus creencias. Movimientos como ‘Con mis hijos no te metas’ y otros de corte ultraconservador se hacen cada vez más visibles y prosperan políticamente en varios países de Latinoamérica.

Corrientes como la Teología de la Prosperidad y otros conceptos religiosos son cada vez más escuchados en los púlpitos y los templos. Esta teología propone que la riqueza y prosperidad son un símbolo de bendición divina. La pobreza se ve como la falta de gracia divina. Algunos movimientos neopentecostales se identifican con esta doctrina y son los de mayor penetración en pueblos y ciudades latinoamericanas, como lo afirma el sociólogo colombiano Pablo Seman.

El antropólogo Javier Gutiérrez realizó una exhaustiva investigación sobre la expansión de los movimientos religiosos en Iquitos en los años noventa, plasmada en su libro ‘Los que llegaron después…’. Su continua presencia en la Amazonía lo mantiene al tanto de este tema. Gutiérrez señaló que “esta nueva doctrina (la teología de la prosperidad) podría impulsar a los devotos a ver a los recursos naturales sólo como una fuente de riqueza, muchas veces sin importar su agotamiento o destrucción”.

No muy lejos de esa visión, movimientos religiosos como una rama de los Menonitas y los Israelitas del Nuevo Pacto Universal vienen ocupando cada vez mayores espacios de la Amazonía, transformando los bosques en campos de cultivo y ganaderías insostenibles en el largo plazo. Según sus creencias, la agricultura y ganadería son actividades bendecidas por Dios y pareciera que el bosque es un obstáculo que debe ser transformado para cumplir con su deber de vida.

Por otro lado, existen iniciativas globales, lideradas por los principales representantes de las iglesias y los credos más diversos, que reflexionan e invocan a sus seguidores a cuidar la creación, particularmente los bosques.

Uno de los movimientos mundiales que sigue esa línea es la Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales (IRI), con sede en Perú y otros países con bosques tropicales. La IRI es una alianza internacional y multirreligiosa que tiene como objetivo establecer la urgencia moral y el liderazgo religioso en los esfuerzos globales para terminar con la deforestación tropical.

Sobre estos temas, pudimos conversar con Laura Vargas, facilitadora nacional de IRI en Perú, quien nos cuenta sobre esta iniciativa y sus principales actividades.

Laura Vargas de IRI Perú. Créditos: IRI

¿Qué es la IRI y desde cuándo opera?

La IRI fue lanzada en el Perú en diciembre del año 2018 después de Colombia. Antes de Brasil, el Congo e Indonesia. Son por ahora cinco países que formamos parte del IRI a nivel global.

La IRI es uno de los proyectos o de los programas más importantes del Consejo Interreligioso del Perú — Religiones por la Paz. Por lo tanto, son las denominaciones tanto cristianas como de otras tradiciones las que participan en esta iniciativa.

¿Quiénes son miembros de IRI? Iglesia Católica, Concilio Nacional Evangélico del Perú (CONEP), Unión de Iglesias Cristianas Evangélicas del Perú (UNICEP), Iglesia Luterana del Perú, Iglesia Anglicana del Perú, Iglesia Metodista del Perú, Iglesia Presbiteriana del Perú, Iglesia Ortodoxa del Perú (patriarcado de Antioquía), Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (mormones), Iglesia Adventista del Séptimo Día, las comunidades judía, islámica, budista (en sus dos ramas: budismo tibetano y el budismo Soto zen), la Fe Bahai y la Universidad espiritual Brahma Kumaris, que, aunque no es una religión, sí es una espiritualidad de raíces hindú. Todos son parte del Consejo Interreligioso del Perú. El consejo es presidido por tres copresidentes, que son el arzobispo de Ayacucho, Salvador Piñeiro, el presidente del CONEP y el rabino de la comunidad judía.

Reunión de Líderes Indígenas con el Equipo IRI Perú

Los líderes religiosos de la IRI participan y han hecho suyas la Iniciativa. De hecho, en las dos visitas de inmersión que tuvimos antes de la pandemia hemos viajado prácticamente con todos los líderes religiosos tanto a Puerto Maldonado, para conocer la situación de la minería ilegal, como también viajamos a una comunidad en Atalaya, Chauja, que se ubica en Junín para conocer también cuál era la realidad de deforestación en esa región. Fue una experiencia muy interesante para todos y todas quienes participaron, porque pudieron ver la zona y tener testimonios de primera mano para conocer y comprender cuál era la situación en la que viven las comunidades indígenas.

¿Cuál es la posición de IRI y de sus miembros respecto a los menonitas, los israelitas del nuevo pacto u otros grupos que fomentan acciones que van en contra de la conservación de los bosques?

En principio, nosotros planteamos que el Consejo Interreligioso se sustenta sobre lo que llamamos el paradigma del cuidado, que se expresa en, por un lado, el cuidado del otro, que no es otra cosa que la regla de oro: haz a tus hermanos, lo que te gustaría que te hicieran a ti. Y el otro que es el cuidado de la creación porque, para todas las religiones, la creación es la obra de Dios y tenemos la tarea de ser buenos administradores y no depredadores. Tenemos la tarea de entregarla en iguales o mejores condiciones a las generaciones futuras. Sobre esas dos bases es que se sustentan las comunidades de fe que están en el Consejo.

Dicho esto, para nosotros, es muy preocupante la presencia tanto de menonitas como de israelitas del nuevo pacto universal. Por nuestra parte hemos intentado dialogar con las autoridades menonitas a su nivel más alto, para ellos también es un problema la actuación de estos grupos en Perú, México y en Bolivia. A nivel global, la comunidad menonita está preocupada por lo que pasa, por la manera como operan en latinoamérica.

Los menonitas que han llegado a nuestro país, están convencidos que actúan de acuerdo a lo que dice la Biblia y todos los otros grupos cristianos no están siendo fieles a la Palabra de Dios. Ellos están convencidos que su accionar en los bosques está en consonancia con lo que Dios pide a los seres humanos, se trata de fidelidad a la palabra de Dios. Es la manera como entienden el mandato del Génesis de “dominar la tierra”, que es interpretado de manera literal.

Si algún grupo quiere dialogar con ellos, la entrada religiosa no es buena, porque su creencia y discurso religioso es de corte fundamentalista, interpretan literalmente la palabra de Dios, si la Biblia dice que hay que dominar la tierra, eso es lo que están haciendo, y los demás están equivocados. Entonces no van a dialogar religiosamente. Nos explicaron que cuando llegan a un país realizan un convenio del más alto nivel con las autoridades del país o de las regiones donde se encuentran.

Habría que ver qué dice el contrato con el gobierno peruano o con los gobiernos regionales y si están actuando de acuerdo al contrato o van más allá de lo que éste estipula, entonces se podría hacer alguna acción legal pero no religiosa.

En el caso de los israelitas también es un grupo con quien es difícil dialogar. Durante su paso por el Congreso, no pudimos obtener ninguna entrevista para conversar sobre su visión y la tierra. Para los Israelitas del Nuevo Pacto Universal el paraíso se encuentra en la Amazonía, creen que Dios les ha dado la misión de convertirlo en su hogar, por eso están depredando y cortando el bosque. Ellos también tienen una lectura literal de la Sagrada Escritura y piensan que Dios les pide ese tipo de actos: parten de la convicción de que ellos están en lo correcto y que todos los demás están equivocados. La incidencia con estos grupos es inútil por su posición fundamentalista, cerrada y excluyente de otros credos.

¿Cuáles son los retos ambientales más importantes que ha identificado IRI en el Perú?

Consolidar programas de reforestación y restauración de bosques. Cada año se pierden más de 150,000 hectáreas de bosques en el Perú, una situación que debemos enfrentar con estrategias integrales de desarrollo. Parte de ellas son la reforestación y restauración como líneas claves para revalorar a los bosques degradados y recuperar las funciones claves de los ecosistemas.

Impulsar la agenda climática en el país. El Perú es altamente vulnerable al cambio climático, por lo cual este tema representa nuestra mayor oportunidad para diseñar una nueva matriz de desarrollo, basada en energías renovables y en proyectos que pongan en valor el bosque en pie. Se requiere de una hoja de ruta con presupuesto y monitoreo transparente para los compromisos peruanos, como las contribuciones nacionalmente determinadas.

Enfrentar las amenazas hacia los defensores de derechos humanos, en especial contra las comunidades indígenas amazónicas. En abril del 2021 se aprobó el DS 004–2021-JUS para la articulación intersectorial del Estado en atención a esta problemática; sin embargo, se requiere de un protocolo de implementación que asegure su funcionamiento, así como dotar de presupuesto a las instituciones involucradas del Estado, y fortalecer alianzas con las organizaciones indígenas, comunidades religiosas y sociedad civil. Ratificar el Acuerdo de Escazú desde el Congreso de la República también es una prioridad.

Enfrentar los delitos en la Amazonía, en especial la minería ilegal, el narcotráfico, el tráfico de especies y la tala ilegal. Los crímenes ambientales se cobijan bajo mafias que corrompen funcionarios, degradan el bosque, la salud y atentan contra la vida del pueblo y de la naturaleza. Es urgente enfrentar esta problemática para asegurar el derecho de las personas a un ambiente sano y sostenible.

Fortalecer a las autoridades ambientales y culturales. Este punto es clave para la economía de este siglo y los nuevos paradigmas globales. El Perú tiene las mejores oportunidades de sintonizar con estos retos modernos, gracias a su inmenso patrimonio natural y cultural. Para ello, fortalecer el rol de nuestras autoridades es fundamental, corrigiendo los retrocesos de los últimos años que han flexibilizado normativas socioambientales, principalmente en los sectores extractivos. Las autoridades ambientales y culturales deben recuperar su rol activo y educativo.

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