Yo, la lluvia y yo…
Por alguna extraña razón siempre he tenido cierto amor por la lluvia. Me parece un espectáculo lleno de belleza, sencillo y simple, que puede detener al mundo en un momento.
Bajo la lluvia he tenido momentos buenos, malos, felices y tristes. Cada uno de esos momentos me ha marcado de forma extraña y hacen parte de mi ser, convirtiéndome en lo que soy.
Hasta hace unos días la lluvia volvió a recuperar el sentido que tenía en mi vida. Ese motor de inspiración silencioso, que me da paz y cierta tranquilidad, alejándome del caos en el que siempre he vivido.
Para mi la lluvia es una simple casualidad, que viene a darle cierto equilibrio a todo. Viene a traer vida a las plantas, viene a limpiar el planeta y viene a darle sentido a ciertas cosas.
A muchas personas no les gusta la lluvia y menos ser comparadas con ella. La lluvia está asociada a la tristeza, a la depresión y la frustración de querer hacer algo que no se puede.. Lamentablemente siempre está presente en los momentos que no son tan buenos.
Pero contrario a esto, los besos bajo la lluvia son inolvidables. El tener que acercarte a alguien para quitarle el frío, es un placer que conforta el alma. Sentir el sabor del café o de un chocolate es uno de los placeres simples de la vida.
Que alguien te diga que te recuerda bajo la lluvia no es algo malo, todo lo contrario.
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Cambio y fuera.