Crítica: ‘Billions’, lucha de frágiles egos masculinos
La serie termina su segunda temporada perfeccionando su fórmula e introduciendo nuevos elementos de interés
En inglés existe una maravillosa expresión que describe perfectamente el trabajo de Damian Lewis y Paul Giamatti en Billions: “to chew up the scenery”. Literalmente, “masticar el decorado”. Se refiere a ejercicios actorales cargados de teatralidad, sobreactuaciones histriónicas, exageradas, caricaturescas.
Este tipo de interpretaciones es habitual en obras de no muy altos vuelos o claramente encuadradas en el melodrama. Billions no es un melodrama y, si sus protagonistas devoraran el decorado sin ningún sentido, la serie (que tampoco destaca por sus sutilezas temáticas) caería por su propio peso: la clave que hace funcionar el producto es que Lewis y Giamatti mastican a gusto, pero con tanto compromiso y conocimiento del oficio, que el espectador que quiera dejarse llevar no hará sino disfrutar cada segundo que estén en pantalla.
Y esta segunda temporada de la serie ha seguido ofreciendo cosas como esa, que hicieron de la primera algo más que lo que llaman “placer culpable” (aunque yo me niego a sentirme culpable por disfrutar algo), pero también ha mejorado en algunos aspectos e introducido nuevos personajes que han ayudado a perfeccionar la fórmula. Habrá tercera, así que solo puedo esperar que la cosa siga mejorando.
Algunas novedades destacadas
Billions dio bastante que hablar este año por la introducción del personaje de Asia Kate Dillon, Taylor Mason, considerado el primer personaje de género no-binario (al igual que quien lo interpreta) representado en la televisión mainstream americana. Esto, que es algo importante y que hay que celebrar, como siempre que aumenta la diversidad de personajes (e historias) en la ficción, creo que es anecdótico: hablar demasiado de ello aparta la mirada de lo realmente importante, y es el gran trabajo de Dillon y el gran uso del personaje en la serie.
Después de unos primeros episodios que nos educaron sobre temas de género de los que aún tenemos mucho que aprender, Taylor se convirtió en una de las revelaciones de la temporada porque lleva un tono y un estilo completamente diferentes a un entorno altamente empapado de testosterona, demostrando que (para Axe) lo realmente importante son los resultados, el talento, la habilidad, la inteligencia. El viaje del personaje en la temporada no podría haber sido más interesante, huyendo de los clichés y dejando claro que la tercera temporada puede ser la suya.
Otra novedad de interés fue la materialización de la trama política de Chuck, que no sólo trajo buenos momentos y aportó nuevos tonos a la historia del fiscal, sino también nuevos personajes que, espero, tengan aún más tiempo durante el año que viene: Jack Foley (David Strathairn) y George Minchak (Mary-Louise Parker). Y no sólo lo digo porque es un gusto tener a esos actores en pantalla, sino porque pueden dar mucho juego. Ese juego, por cierto, este año se lo quitaron a personajes como Bryan Connerty (Toby Leonard Moore) y Kate Sacker (Condola Rashād), que tuvieron un año mucho menos interesante que el anterior, tanto que casi no tuvieron trama alguna (aunque parece que el año que viene pueden dar más de sí).
Las mejoras más sutiles
Uno de los puntos en los que la serie podía resultar menos atractiva en la primera temporada era en el caso de algunos de los personajes secundarios, especialmente los que pueblan las oficinas de Axe Capital. Este año, personajes que tenían potencial, pero resultaban algo planos, han tenido más espacio para aumentar su interés. Por ejemplo, Dollar Bill Stearn (Kelly AuCoin, que también es Pastor Tim en The Americans, si es que podéis creerlo) y Mike “Wags” Wagner (David Costabile). El segundo ha sido quizá el mejor ejemplo del buen trabajo de los guionistas con personajes que, claramente, necesitaban más desarrollo. El resultado ha sido muy interesante, gracias en gran parte al buen trabajo de los actores.
Otro tema que podía no terminar de estar bien equilibrado eran los protagonistas, porque la balanza se inclinaba demasiado hacia Axe en cuanto a la facilidad del espectador de animarle (pese a ser la personificación del 1%) y la perfección de sus estrategias: este año, nos han permitido verle fracasar mucho más, en temas personales y laborales, lo que resultó interesante como contrapunto a la primera temporada, demostrando sus grietas, imperfecciones y momentos de delirio.
De alguna forma, Chuck y Axe intercambian papeles y, aún así, lo cual es maravillosamente irónico, Chuck sigue siendo, por no entrar en más detalles, Chuck: no le bastan las victorias; para reafirmar su dañada masculinidad, debe destruir del todo a lo que aspira (de algún modo) ser, Axe, y reemplazarle.
El episodio 11 de esta segunda temporada (Golden Frog Time) fue, sin duda, uno de los más destacados precisamente por esto último, pero también por su estructura, su manejo de los giros y esa sensación de que estábamos viendo una película de atracos al estilo Ocean’s Eleven. Entretenido a más no poder.
Ellas
Para mí, Billions tiene miles de millones (¿Eh? ¿Eh? Guiño, guiño) de elementos que la hacen una serie tan entretenida, pero algo que queda claro desde el comienzo es que, si bien Chuck y Axe van a darnos mucho, no podrían sostener la serie solos y, gran parte del apoyo y, por méritos propios, interés, lo proporcionan Wendy Rhoades (Maggie Siff) y Lara Axelrod (Malin Åkerman).
La primera tuvo un año interesante que se podría dividir en dos mitades: fuera y dentro de Axe Capital. En ambos casos, el personaje tuvo muchos momentos destacables, ya sea por su viaje de descubrimiento personal y exploración de su independencia, la relación con Chuck, la relación (o no) con Axe, y la evolución de ambas que, de algún modo, también terminan siendo un espejo de la otra.
Esa historia de independencia ve su reflejo en el año de Lara, que siempre ha sido un personaje que se sostenía sin ayuda, pero que descubre hasta que punto su independencia está atada a su marido y cuáles son sus prioridades (en varios momentos en contraste con cuáles son las de Axe). Aunque la trama del negocio que Lara intenta comenzar parecía que podía haber ido más lejos, creo que se utiliza perfectamente para ilustrar todas sus frustraciones y ciertas cosas sobre Axe en las que no se había fijado anteriormente.
En conclusión
Billions es una serie que puede gustar o no, pero para mí resulta muy interesante por su mezcla de elementos y por su aproximación a un conflicto entre hombres que sienten que deben demostrar que lo son constantemente: en otras series similares no hay demasiados grises, suficiente introspección, personajes variados e interesantes, mujeres que sirvan a algo más que sus parejas, ritmo impecable, posibilidades…
Si esta serie tiene algo que ofrecer es una amalgama original de elementos que modernizan un arquetipo bastante envejecido de hombres golpeándose el pecho e intentando dejar claro quién es el macho alfa, incluso haciendo que ver las historias de estos personajes, sin ningún tipo de problema real para el 99% de la población mundial, no solo sea entretenido, sino interesante y no insultante para los meros mortales.
Las notas de Fuera de Series:
En Fuera de Series puntuamos nuestros análisis en una triple escala de 1 a 5, inspirada en la que usa Little White Lies, en función de lo deseosos que estábamos de ver la serie (“Antes”), lo que nos ha parecido viéndola (“Durante”) y las ganas de ver más y de comentarla con más gente tras hacerlo (“Después”).
Antes: 3
Después de un primer año que me entretuvo tanto que me pareció de lo mejor que se había estrenado, las expectativas podían estar por las nubes, pero con el paso del tiempo se me apagó un poco la llama y, simplemente, tenía curiosidad por más.
Durante: 4
La serie empezó fuerte con nuevas incorporaciones, moviendo a los personajes de un lado a otro y, en general, dejando una mejor sensación, aunque sólo fuera porque no se conformaba con repetir lo mismo del año anterior. Eso sí, según fue avanzando, mejoró aún más la cosa: fue una de las pocas series que vi cada semana sin falta.
Después: 4
La temporada termina por lo alto… Pero más en cuanto a la situación y personajes secundarios que los dos protagonistas del póster, o por lo menos en cuanto a brillo y explosión. En cuanto a lo demás, el final de esta temporada fue superior al de la primera y tengo ganas de ver por dónde continúa la historia.
Billions puede verse en España a través de Movistar Series.