Crítica: ‘Star Trek: Picard’ 1x06 — ‘La caja imposible’

El pasado de Picard con los Borg lo atormenta en el capítulo en el que todo salta por los aires

Marina Such
Fuera de Series
4 min readFeb 28, 2020

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(Fuente: Amazon)

Lo mejor de ambos mundos, el episodio doble que cerraba la tercera temporada y abría la cuarta de Star Trek: La nueva generación, está considerado por muchos fans la cima de la serie. Picard es asimilado por los Borg y éstos quieren utilizarlo para que la “integración” de la Tierra en el Colectivo sea más rápida. Las consecuencias de esa asimilación (de ese Locutus de Borg) se notarían durante el resto de la ficción y hasta en otras de la saga, como Espacio Profundo 9, y son también parte importante del viaje emocional del almirante en Star Trek: Picard.

No lo son solo porque todos sabíamos que tenía que acabar visitando el Artefacto, sino porque puede empatizar con la situación de Soji (que ya sabe quién es en realidad) y la de los ex Borg recuperados. Ella atraviesa el rito iniciático que replicantes de Blade Runner y cylones “pellejudos” de Battlestar Galactica vivieron antes en la ficción: asumir que su identidad humana es una tapadera falsa, que sus recuerdos no son de verdad, que, en esa evidente analogía con Pinocho que establece el sueño de Soji, son muñecos mecánicos que parecen niños de carne y hueso.

¿Niega una identidad la otra? Los ex Borg siempre serán humanos y máquinas. Picard no puede huir de su experiencia como Locutus porque forma parte de él. ¿Puede Soji decidir que sólo una parte de ella es válida? Si vives en una mentira, convencida de que es verdad, ¿nunca la llegaste a vivir? Estas cuestiones filosóficas se quedan al fondo de un capítulo en el que, finalmente, las cartas están sobre la mesa. Narek ya ha conseguido la información que necesitaba (aunque huele a que su hermana y él están un poco equivocados con el origen de los sintéticos) y Picard ha conseguido salvar a la gemela de Dahj, y los episodios que faltan prometen ser frenéticos.

(Fuente: CBS)

Que Picard encuentre una razón para dejar de odiar cervalmente a los Borg quizás sea de gran ayuda en el futuro. Tal vez hasta lo sea con la doctora Jurati, que ya no parece saber lo que quiere ni quién es tras matar a Bruce Maddox. Sus razones aún son un misterio. Sí está claro que algo se ha roto en su interior, no solo porque busquer ahogar sus penas en sexo sin ataduras con Ríos. Nos quedamos con la duda de si quería ir al Cubo o temía hacerlo, pero su evolución apunta a ser una de las claves de esta recta final de la entrega.

Jurati, además, es otro personaje más que suma a esa exploración continua de la culpa que está realizando Star Trek: Picard. Entre la culpa del almirante por sus actos durante la fallida evacuación romulana, los remordimientos de Raffi por no haber sabido mantener el contacto con su hijo y los sentimientos de Jurati por el trabajo que hizo junto a Maddox (más que por haberlo matado, parece), todos deberían recorrer ese camino romulano que sigue Soji para alcanzar su centro, al estilo del laberinto de los anfitriones de Westworld.

Cuando se reconcilien con su culpa, tal vez estén en condiciones de enfrentarse a lo que quiera que les aguarde al final de este camino. Picard está ya en ello.

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