Historias off the record
Haciendo amigos dentro y fuera del talego
Una historia off the record que podría salir en ‘Vergüenza’. O en ‘Larry David’
Cuando ocurrió esto, yo todavía vivía a caballo entre mi vida anterior y mi vida actual. Qué raro se hace usar esos términos ahora, en plena cuarentena por el COVID-19. ¿En qué momento tendré que empezar a asumir que lo que yo llamo vida actual es la vida anterior? La anterior de la primera frase será por tanto la anterior-anterior. Y yo, que tengo todavía otra existencia previa, diré a veces anterior-anterior-anterior. Qué jaleo.
Pero es que de esta historia hace mucho.
Ocurrió en el primer festival de series al que me invitaron. Era en un pueblo turístico del sur. Un playón impresionante, un hotel enorme… en un lugar imposible. Yo ya había estado en algún festival de cine urbano, pero nunca en uno de esos eventos culturales semipúblicos que poblaron el país tras la crisis del 2008: habíamos llenado España de contenedores culturales (museos, auditorios, pabellones multiuso…) y había que llenarlos a toda costa. De lo que fuese. Hacer un festival de televisión en un pueblo de veraneo en temporada baja, apoyándose en un ayuntamiento (todavía) boyante y una televisión autonómica poderosa, tenía sentido. Todavía lo tiene. Pero. PERO.
También tenía sentido (lo ha tenido siempre) rellenar los eventos con poco público con gente sacada… de donde sea. Por si lees esto dentro de unos años, “eventos con público” es una cosa que se hacía en el planeta Tierra hasta marzo de 2020. Una cosa del mundo anterior.
Y el mundo anterior a veces era muy retorcido: mi evento en aquel festival se rellenó con personas en permiso penitenciario. Los habían sacado de, como diría Isabel Pantoja, “un sitio”, no sé si ex profeso para hacer de público o pasaban por ahí cuando alguien les dijo “en esa sala se va a hablar de series” y les pareció bien. Esto último me parece poco probable; opto más por la opción “o la charla o el talego”. Público cautivo. Hoy NO PUEDO NO HACER ESTE CHISTE.
“La charla” la dábamos varios. Dos ahora son amigos míos. Nos conocimos ese día. Y creo que nos hicimos amigos cuando descubrimos que ESTÁBAMOS HABLANDO DE PRISON BREAK FRENTE A UN GRUPO DE PRESIDIARIOS DE PERMISO. Perdonen las mayúsculas, pero no ha pasado todavía suficiente tiempo como para no utilizarlas. Estábamos hablando de Prison Break frente a un grupo de presidiarios de permiso. Esa serie que decidimos usar como ejemplo de no se qué durante DEMASIADO TIEMPO. Nadie nos había dicho de dónde salía nuestra entregada audiencia. Pasaron más cosas locas en aquel festival del mundo anterior y varias de ellas merecen su propia historia off the record, pero no me digáis que mi estreno en el mundo de las charlas de expertos en televisión no pudo ser más brillante.
La playa de aquel pueblo era (y es) una pasada. No sé ahora, pero entonces, de vez en cuando, se podían ver tortugas marinas acercándose a la orilla. Yo tuve la suerte de atisbar una. El mundo anterior tenía esas cosas: festivales, playas, tortugas. Fijaos si la historia esta es prehistórica, que cuando ocurrió hasta tenía sentido hablar de Prison Break. Ay, Rosa, qué vergüenza pasamos cuando nos enteramos.
