Historias off the record
‘Hannibal’: sangre y chocolate
Toronto tiene fama de ciudad aburrida. MENTIRA
¿Os he contado que una vez me llevaron a Toronto para aprender a hacer un postre de sangre?
No fue exactamente eso, pero a mí me gusta pensar que un poco sí. Una de las primeras paradas de ese parque de atracciones que fue visitar el rodaje de Hannibal fue la clase de cocina que montó Janice Poon. Ella era la encargada de darles forma a los extravagantes, exquisitos y generalmente siniestros platos (spoiler: están hechos con carne humana) que servía Hannibal Lecter (¿en serio he tenido que escribir “spoiler” justo antes?) en la extravagante, exquisita y generalmente siniestra serie de Bryan Fuller.
Poon, una tipa oriental graciosísima, menuda y pizpireta, nos sentó a todos los periodistas invitados al rodaje de la serie e hizo en directo un delicioso sanguinaccio dolce que, si no fuese lo que es, yo habría convertido en el postre oficial de los retiros anuales de Fuera de Series. Porque está buenísimo. Pero es lo que es: un dulce a base de chocolate… y sangre. En Hannibal era sangre humana. En realidad (y en JanicePoonLandia) se hace con sangre de cerdo.
Entre lo demencial de la receta (sí, es un dulce tradicional, pero, PERO), lo buenísima que está y lo divina que es la Poon, hoy probablemente habría hecho de su clase de cocina el centro de mi reportaje. Aquella fue la visita a un rodaje más especial que he hecho nunca. Por muchas cosas: Toronto es una de mis ciudades favoritas del mundo, Hannibal es una serie que disfruté como pocas, me quedó un reportaje magnífico, el equipo de Sony-AXN es el mejor y aquel viaje coincidió con mi cumpleaños. Pasé ese día solo, de hamburguesería en hamburguesería y terminando la fiesta de cumpleaños de otra persona: la gerente de una tienda que horas antes casi me había impedido la entrada en el establecimiento. Pero esa es otra historia.