Réquiem por ‘Hap & Leonard’: de la cancelación al culto

Tras la reciente cancelación de la serie, alguien tenía que reivindicarla

Rafa Gambín
Fuera de Series
7 min readAug 21, 2018

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James Purefoy y Michael K. Williams como Hap Collins y Leonard Pine en una imagen promocional de la primera temporada. (Fuente: Sundance TV)

Un final prematuro no suele ser bien recibido, pero en ocasiones sirve para imprimir una leyenda. Hap & Leonard no ha gozado (al menos en España) de una popularidad notable, pero desde el principio ha contado con una pequeña y entusiasta comunidad de fieles, aunque sea de esas que no se hacen notar demasiado. Y en cierto modo, así es como debe de ser; porque la serie de Sundance TV ha sido una serie acunada en el culto y, por tanto, solo podía hallar su final a través de la cancelación.

Sobre eso del “culto” hay mucho escrito pero muy poco en mármol, así que teniendo en consideración lo que desde mi punto de vista se ajusta a este título en particular, tomaré el termino desde aquello que hace referencia tanto a lo minoritario, lo incomprendido o lo infravalorado, como a la utilización de unos recursos formales determinados y la auto consciencia del producto en sí.

Mucho mojo

Carteles promocionales de la primera temporada de ‘Hap and Leonard’ con estilo pulp. (Fuente: AMC)

Hap & Leonard tiene sus mimbres, principalmente, en el true crime y las detective magazines estadounidenses que vivieron su máximo esplendor entre las décadas de los años 40 y 60. En estas publicaciones se narraban historias en clave negra y de misterio, protagonizadas en su mayoría por detectives privados perdedores, pero con las habilidades necesarias para alimentar las fantasías masculinas con sus logros. Todo esto desenvuelto en un mundo repleto de violencia, acción y erotismo.

En 1990, el escritor Joe R. Lansdale iniciaría una prolífica serie de novelas que se extiende hasta nuestros días, y en las que rememora el género, a la par que lo reinventa, con una pareja de detectives accidentales del ficticio pueblo de LaBorde, que responden a los nombres de Hap Collins y Leonard Pine. Conocedores de la obra de Lansdale, y tras llevar a la gran pantalla su novela Frío en Julio, Nick Damici y Jim Mickle se encargarían de escribir y desarrollar la serie detectivesca para Sundance TV.

Secuencia inicial de títulos de crédito de la primera temporada de ‘Hap and Leonard’. (Fuente: Sundance TV)

Damici y Micle dejan claras sus intenciones y sus influencias desde el inicio. La cabecera de la serie presenta las influencias plásticas del género y conjura la violencia, el misterio, el peligro, la seducción, el tormento y el papel barato, en definitiva: la ficción pulp y, por tanto, el divertimento.

Hap y Leonard

Una serie titulada con dos nombres propios necesita de dos personajes que estén a la altura. A falta de saber si la elección de los actores responde a un proceso de selección de casting o fueran buscados expresamente, no cabe duda que la elección de James Purefoy y Michael K. Williams es más que acertada en relación a la naturaleza de la serie. A estas alturas, podemos afirmar que el Marco Antonio de Roma y el Omar de The Wire vienen precedidos por la encarnación de sus personajes de culto en series de culto.

James Purefoy responde físicamente al prototipo de tipo rudo y portador de los valores de la clase trabajadora estadounidense. No posee un atractivo evidente pero desprende ese halo de masculinidad irresistible, una imagen que se refuerza cuando lo vemos ataviado con su mono de mecánico y las manos engrasadas. Pero Lansdale, consciente del cambio de los tiempos, dota al personaje de una sensibilidad explícita inesperada.

Alejándose de la idiosincrasia de los machos rurales y los detectives taciturnos, Hap muestra abiertamente su vena romantica y enamoradiza; además, no titubea al verbalizar el amor fraternal que profesa hacia su socio. También se nos cuenta que Hap fue un hippy entregado a la gandulería más que a la causa, y que incluso fue declarado desertor al negarse a participar en la guerra de Vietnam.

Los inseparables Hap y Leonard en una imagen de la segunda temporada. (Fuente: Sundance TV)

Pero es con el personaje de Leonard con quien Lansdale hace volar por los aires cualquier atisbo de acartonamiento. El personaje interpretado por Williams es un afroamericano patriota hasta la médula, apasionado de la música y la idiosincrasia country (tan ligada a a la población blanca y tradicional), orgulloso veterano de Vietnam, de carácter brusco y volátil, y abiertamente gay.

Esta dupla de personajes es la improbable fusión atómica de los clichés del american hero, un cóctel de estereotipos que, agitados y mezclados, se erigen como novedosos pero sin perder un ápice de la autenticidad pulp más canónica. Son personajes de hoy en un escenario que evoca el ayer, y es en esa difusa línea donde Hap & Leonard brilla con más intensidad.

Pulp fiction

En el mundo mágico de ‘Hap and Leonard’ todo es posible. (Fuente: Sundance TV)

Como ya he mencionado insistentemente, Hap & Leonard es puro pulp, y si hay una característica clara que referencia el término, es el hecho de que en estas historias todo es posible. Por eso Lansdale es hábil a la hora de situar la historia en un pueblo ficticio. Según el creador, LaBorde está situado al este de Texas, cerca de la frontera con Louisiana. Situarla geográficamente en este punto del mapa da al relato la ventaja estratégica de moverse entre la más tradicional América rural blanca y la esotérica y misteriosa América negra. De nuevo, dos fuerzas opuestas en inevitable colisión que ofrecen un tablero de juego lleno de posibilidades.

Esta dualidad territorial y conceptual dota a la serie de una ambientación única donde siempre sobrevuela un halo de misterio sobre lo puramente detectivesco, donde los colores que evocan viñetas se entremezclan con las sobrexposiciones westernianas y donde la ficción más radical converge y visibiliza problemáticas de lo más reales (y actuales). Como buen pulp, la serie se vale de la caricatura para explorar temas relacionados con las angustias personales, los prejuicios raciales y sexuales, las relaciones socioculturales, la corrupción moral y estructural, etc. Todo ello, sin perder un ápice de diversión.

Parte de la variopinta paleta de personajes que pueblan el mundo de ‘Hap & Leonard’. (Fuente: Sundance TV)

Hap y Leonard se mueven por este escenario como una rareza en sí mismos. Parecen ser una parte del decorado y al mismo tiempo resultan ajenos, lo cual da pie a un sinfín de situaciones rocambolescas y cómicas. Con la misma falta de prejuicios con la que los protagonistas bromean sobre sus respectivas peculiaridades, los responsables de la serie introducen un plantel de personajes pintorescos que inmediatamente se ganan un lugar en la memoria de los espectadores por méritos propios.

En este universo tan particular y lleno de posibilidades, Hap & Leonard nos ha llevado a la búsqueda tesoros, a la resolución de crímenes olvidados, a las entrañas del Ku Klux Klan, incluso a la búsqueda misma del espíritu del blues. Nos hemos cruzado por el camino con yuppies ochenteros psicópatas, hippies ambiciosos, predicadores peligrosos, negros albinos, fantasmas del pasado, narcotraficantes entrañables, policías de la peor calaña y otros hechos de la mejor pasta, hemos conocido al mismísimo Diablo y nos ha traído de vuelta a Andrew ‘El Detective Rockanrolero’ Dice Clay. Si esto no es puro culto, que venga el Diablo y me lleve a LaBorde.

De la cancelación al culto

Hap y Leonard tristes tras la cancelación de la serie… (Fuente: Sundance TV)

Al enterarme de la noticia de la cancelación de la serie, no pude evitar sentir cierta tristeza. Hap & Leonard se había convertido en uno de mis placeres veraniegos (junto a los libros de Stephen King y las películas de Tiburón), pero como adorador del culto, esa parte de mí sabía que tenía que acabar así para entrar en la liga que se merece. Otra dicotomía, esta vez entre la tristeza de que no habrá más, pero la alegría de que estará ahí para siempre.

Parece que el hecho de haber sido en algún momento la serie más vista de Sundance TV no era suficientemente motivo para mantenerla con vida, así que el pasado mes de mayo se hacía oficial su cancelación. Ahora, Hap & Leonard forma parte de esas series como Carnivàle, Deadwood, Roma, Firefly o Hannibal que, bien por incomprendidas o infravaloradas, dejaron de ser series para convertirse en leyendas.

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