FDS CUARENTENA

‘Los Simpson’, ¿en qué momento decidimos que ya no era buena?

La serie de Matt Groening, que ha aterrizado con 30 temporadas en Disney+, es la misma; los diferentes somos nosotros

Antonio Rivera
Fuera de Series

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Los diferentes somos nosotros, no ‘Los Simpson’. (Fuente: Fox)

En FDS Cuarentena recomendamos una serie cada día para que podáis verla mientras dure el confinamiento por el COVID-19.

La serie de hoy: ‘Los Simpson’

Disponible en: Disney+.
Temporadas: 31 (679 episodios)
Creador: Matt Groening
Año de producción: 1989–?

De qué va

Me niego a aceptar que sea necesaria una presentación para la que es, posiblemente, la serie mejor instalada en el imaginario colectivo. A ver quién no ha salido alguna vez con aquello de “como en ese capítulo de Los Simpson…” Por si hay rezagados, la opus magnum de Matt Groening es el retrato eterno, inabarcable, de una familia de sufrida clase media enfrentada a los problemas del hoy yanqui, extendiéndose ese hoy desde los reaganianos ochenta hasta el indescriptible presente.

Por qué hay que verla

Además de porque siempre es una gran ocasión para repasar una serie que es pionera de nada y maestra de todo (la mejor, hablando en plata, según Zoller Seitz y Sepinwall), la reciente inclusión de 30 temporadas en la neonata Disney+ invita irresistiblemente a hacerse una dolorosa pregunta: ¿en qué momento decidimos que Los Simpson ya no era buena? Y la respuesta está a un par de toques sobre la pantalla del móvil. Lo que ocurre, creo, es que nos es más cómodo ignorarla.

Influye, seguro, que los episodios estrenados recientemente jamás tendrán nada que hacer contra unas historias que llevan años repitiéndose obsesivamente en las ondas del abierto en una franja clave para la conformación de algo vital en la bárdica experiencia televisiva: la pertenencia. Si se repasan capítulos de ambos extremos (yo lo he hecho con el primero y el último), es difícil no sentir como cálidos parientes a los Homer, Marge, Bart, Lisa y Maggie de antaño, y como abstrusos desconocidos a los de hogaño. Pero los elementos clásicos siguen ahí, retorcidos: el silencio incómodo ya es una herramienta omnipresente en su humor, y su fresco de la institución familiar se ha subvertido desde frentes empoderantes. Los diferentes somos nosotros.

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