‘The Deuce’ se deja ver en el festival Split Screens de Nueva York

La serie de David Simon para HBO presentó su piloto, y hemos podido verlo

Marc Muñoz
Fuera de Series
7 min readJun 9, 2017

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Presentación de ‘The Deuce’ en el festival Split Screens. (Fuente: Elaboración propia).

La ciudad que nunca duerme ha visto aumentada la cartera de festivales de televisión con la llegada de Split Screens. Con sede en el IFC Center (centro neurálgico de la cinefilia del Greenwich Village), este nuevo evento alrededor de la ficción televisiva se añade a la oferta dispensada en otoño por el NYTVF. Su aterrizaje se produce bajo la batuta creativa de Matt Zoller Seitz, crítico televisivo en Vulture, Roger Ebert y New York Magazine, quien se ha ocupado de diseñar un apetecible y sólido primer programa cargado de nombres ilustres, eventos autopsia sobre capítulos memorables (con sus artífices como guías de lujo), charlas inspiradoras y algún que otro puntazo.

Como el que reservaron para dar el fuego de apertura a las seis jornadas de ficción televisiva. La premiere mundial de The Deuce, la esperada serie de David Simon y George Pelecanos sobre la eclosión de la industria del porno en el Nueva York de los 70, fue motivo suficiente para la existencia de Split Screens.

Su piloto, de una hora de duración aproximada, representa todo aquello que (a muchos) nos sigue estimulando la afiliación mental con la HBO. En esta época en que recuperar el espíritu agitado, efervescente y peligroso del Nueva York de los 70 se ha impuesto como tendencia, The Deuce parece llevarse la batalla (al menos en el campo del realismo) sobre otros acercamientos cercanos que vieron limitado su despegue tras la primera temporada, léase Vinyl en la misma HBO, o The Get Down en Netflix.

La serie escrita por Simon y Pelecanos describe la vorágine de unos personajes habitando ese mundo de vicio, desolación y marginación cuando Times Square y sus alrededores no eran un sitio para campar con un selfie stick. El relato se centra en el ascenso de los gemelos Vincent y Frankie Martino, dos perlas que, asfixiados por deudas con la mafia, asqueo laboral trabajando para terceros y familias rotas, se lanzarían a la construcción de un imperio pornográfico.

Ése es el esqueleto sobre el que se erigen los primeros ocho capítulos de esta temporada que HBO lanzará el 11 de septiembre. Sin embargo, el piloto los presenta como dos supervivientes de ese Nueva York caótico y en ruinas. Ambos están interpretados por un James Franco que parece haber nacido para ese doble papel. Quien seguramente también rascará nominaciones a los Emmy y/o Globos de Oro es una Maggie Gyllenhaal en la piel de una prostituta que en algún momento dado conectará con la historia de los gemelos. Afloran otros interesantes personajes en este submundo crudo, oscuro y realista, en las antípodas del de The Get Down.

Si algo destaca de la primera ración es el acertado trabajo de ambientación para recrear un Nueva York tan alejado del actual. Desde la fotografía, las localizaciones, la dirección de arte, el vestuario y la peluquería captan a la perfección el tono y el ambiente de esa época, conocido gracias a películas emblemáticas de los 70.

Sensaciones apostilladas y confirmadas tras los títulos de crédito por la propia Maggie Gyllenhaal y la directora del piloto, y de tantos otros capítulos antológicos en Breaking Bad y Juego de tronos, Michelle MacLaren, con la compañía moderadora del omnipresente Matt Zoller Seitz.

Ambas destacaron que lo que más les sedujo del guión fue el contenido que aguarda detrás del color, los peinados y el vestuario tan atractivo de ese período, una cruda realidad que se esconde detrás de esa superficie.

Maggie Gyllenhaal ofreció varios detalles sobre su preparación para el rol de esa prostituta procedente de una familia de clase media, con un hijo a cargo de la abuela, y colisionando con los sinsabores de la vida. Explicó que su única condición para formar parte del proyecto fue la de entrar como productora ejecutiva, con lo que ha podido intervenir y aportar muchas ideas sobre el diseño de su personaje.

Tanto ella como Maclaren repasaron la lista de deberes cinematográficos que se auto impusieron para prepararse ante el ambicioso proyecto. Malas Calles, Taxi Driver, Panic in Needle Park, Shaft y French Connection fueron las películas mencionadas. La estética de éstas se aprecia en los fotogramas granulados de la serie.

MacLaren, además, apuntó un valioso dato sobre la realización: la cámara en el piloto es orgánica y dinámica mientras la acción se desenvuelve en la superficie y su actividad excitante, pero se vuelve estática cuando se pasa a la crudeza retratada en los espacios interiores.

El rodaje tuvo lugar en pocas calles del Uptown Manhattan, aquellas que no han perdido la fisonomía propia de la época retratada en la serie. De hecho, la directora del piloto subrayó la dificultad por encontrar ese aspecto en el Nueva York gentrificado, hasta el punto que muchas de las escenas son parte decorado real y parte CGI (por encima de las marquesinas, así como en los grandes planos generales de Times Square).

Como anécdota también recordó las interacciones inesperadas con aspectos del 2016 que tuvieron lugar durante el rodaje (seguro que los más atentos descubrirán algún que otro gazapo. Servidor encontró un error de raccord importante).

Y sin atender preguntas del público ni recordar la fecha de estreno, se despidieron.

‘Mr. Robot’ y ‘The Get Down’

La siguiente jornada de peso gravitó alrededor de una de las series recientes que, al menos en su primera temporada, dejaron un alargado y gratificante poso. El panel de Mr. Robot contó con la presencia de Rami Malek, la pieza angular de la pesadilla nihilista hackeada para hogares de todo el mundo por Sam Esmail.

Foto: Simon Luethi

Y sobre su Elliot/Mr. Robot se puso el foco de la velada. Malek confirmó que muchas de las decisiones sobre el papel le parecieron si no ridículas, incomprensibles. Pero a medida que la serie avanzaba, comprendió la complejidad de un héroe inusual, matizándolo como “un héroe de nuestro tiempo”. También destacó la importancia de la voz en off, hasta el punto de decir que ésta se convirtió en un personaje más. Su trabajo de investigación previo implicó la escucha de diversos talk-talk, contactar con una psicóloga y un par de libros sobre enfermedades mentales y ansiedades.

Una lástima que nadie añadiera al debate la bajada de interés de la segunda temporada…

Por su parte, el domingo, en uno de los paneles de invitados más concurridos, se desvelaron los entresijos de The Get Down. Actores, productores, escritores, supervisores musicales, y un largo etcétera del equipo, aunque sin la presencia de Bazz Luhrmann, ofrecieron interesantes detalles sobre la producción más cara de Netflix y una de las primeras en ser ajusticiadas.

Lou Aguilar/Split Screens Festival

Especialmente valiente fue Stephen Adly, co-creador y productor ejecutivo, quien, en un par de ocasiones, se lamentó sobre la cancelación. Flotó en el ambiente cierto sentimiento de culpa, expresado a través de la boca de este sujeto, al haber perdido la oportunidad de contar y seguir adelante con un relato tan potente. Aunque fueron sus propios compañeros los que matizaron sus palabras y le sacaron algo de hierro a ese cruce de rencor y sentimiento de culpa expresado a bocajarro, cuando coincidieron en que la serie es un pedazo de la cultura pop reciente, pronosticando que abrirá puertas a otros productos similares, y que incluso dará pie a una obra fan a su alrededor.

Cuando Zoller les preguntó por la decisión de abordar la historia bajo un estilo fantasioso, colorido y alejado de la realidad, uno de los presentes aclaró que fue la decisión acertada ante la imposibilidad de imitar la excelencia del cine de los 70 ambientado en Nueva York.

Otro dato curioso fue el éxito que la serie ha cosechado en Brasil, donde la combinación de pobreza, música, baile y diversidad ha cuajado en la realidad del país sudamericano. Por último, confirmaron algo obvio; que la película Fama fue una influencia capital para desarrollar la serie.

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