El síndrome de insatisfacción crónica

Guillermo Peris
Fuga de pensamientos
3 min readAug 28, 2015

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Origen, síntomas y tratamiento

Descripción. El síndrome de insatisfacción crónica (SIC) no constituye una enfermedad en sí mismo, sino que se define por un conjunto de síntomas, de ahí la calificación de síndrome. Pese que hasta ahora era una afección bien conocida dentro de la sabiduría popular, no ha sido hasta hace unos pocos años que se ha descrito en la literatura científica — básicamente en publicaciones de psicología — y es ahora cuando se empieza a reconocer como una patología propiamente dicha. A grandes rasgos, los enfermos aquejados de este síndrome son incapaces de sentirse satisfechos con su vida aunque tengan muchos motivos para estarlo, aferrándose a cualquier pequeña incidencia negativa para persistir en su estado de decepción continua. Tal y como se ejemplifica en la revista Psychology Today:

Optimistas: ven el vaso medio lleno.
Pesimistas: ven el vaso medio vacío.
Insatisfechos: ven un vaso que está ligeramente astillado con agua no lo suficientemente fría, probablemente porque es agua corriente aunque pedí una botella de agua y además hay una mancha en el borde, supongo que porque no limpiaron bien el vaso y ahora acabaré infectándome con algún virus. ¡¿Por qué siempre me pasan estas cosas A MÍ?!

Origen. La descripción de este síndrome es muy reciente, por lo que apenas hay estudios que puedan arrojar luz sobre sus causas. No obstante, se cree que hay causas genéticas, ya que se ha observado que esta patología es compartida por varios miembros de la misma familia. Sin embargo, no se descarta que puedan existir diversos factores ambientales que contribuyan a su manifestación.

Síntomas. Las personas que padecen el SIC presentan algunos (no necesariamente todos) de este listado de síntomas:

  • Se encuentran en un estado de insatisfacción permanente del que no pueden escapar. Dicho estado es fácilmente observable por las numerosas quejas que emiten al hablar.
  • Al conseguir un objetivo largamente deseado, desprecian el esfuerzo y la necesidad del mismo, planteando un nuevo objetivo que es el que realmente necesitan y que, en principio, resulta complejo de conseguir.
  • Dada cualquier situación o noticia positiva, siempre son capaces de ver una parte negativa que nadie hubiera podido vislumbrar.
  • Por muchos motivos que tengan para sentirse felices, siempre buscan en lo más recóndito de sus vidas hasta encontrar un hecho que para ellos es claramente negativo, y lo magnifican hasta convertirlo en el centro de su existencia. Si, por azares de la vida, dicho problema se soluciona, siguen buscando hasta encontrar un nuevo aspecto personal del que poder lamentarse.
  • Cualquier queja sobre alguna de sus múltiples desdichas nunca va seguida de una posible solución. Y cualquier solución externa es despreciada con un “¿y tú qué sabrás por lo que estoy pasando?”.

Tratamiento. A día de hoy no se dispone de tratamiento efectivo para el SIC, aunque se han documentado casos de enfermos que han conseguido curarse por sí solos, sin más ayuda que su fuerza de voluntad. No obstante, al carecer de control médico estos casos particulares no son relevantes. A día de hoy, el SIC únicamente puede evitarse que empeore mediante tratamiento psicológico y con sesiones de apoyo a amigos y familiares del insatisfecho.

Actualización: Este artículo surge de la observación de gente de mi alrededor y a quien muchos de vosotros seguramente relacionaréis con vuestra pareja, familiares, amigos, o incluso vosotros mismos. La intención era simplemente resaltar que este tipo personalidad existe y hacerlo de una forma especial, con el formato de una ficha médica, aunque nunca con la intención de juzgarlos. Por supuesto, el síndrome de insatisfacción crónica no existe, es una invención mía… ¡creo!

Nueva actualización: Pues, aunque inventado, parece que tampoco iba desencaminado. Leed este artículo que me pasa Carlos Casabona.

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Guillermo Peris
Fuga de pensamientos

Aprendiendo a divulgar ciencia y desmontar pseudociencias. A veces escribo cuentos. Y a veces bailo. Cientifista (eso me dicen).