Remy Duval, 1930. Autor, Man Ray (Fuente).

El sendero de los aromas

Guillermo Peris
Fuga de pensamientos

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El camino siempre parte de su pelo, largo y alborotado, que evoca el mar, el salitre y la sensación inexplicable de que se aproxima una tormenta. Una escaramuza en el interior de su cabello despierta el recuerdo de la subida de la marea y el eco lejano de una caracola.

Al sobrepasar el linde de su melena llego a un recodo en el sendero donde me espera un remanso de paz, una breve parada en su cuello, un paraje donde huele a parque, banco de madera y caída de hojas. Allí tengo un primer encuentro con el aroma de su piel, sin fragancia alguna que oculte la pureza primigenia de su inocencia. Pero la vereda, callada, exige continuar el viaje.

Tras una breve escaramuza por sus hombros —batalla perdida antes de siquiera haberse iniciado, ya que la frescura del aire no impide la premura de la marcha— llego a la voluptuosidad de sus senos. Y entre ellos me pierdo en una mezcolanza de efluvios dulzones, agrios, intensos, aterciopelados, agrestes, almizclados… Los olores cambian a cada centímetro de piel, se mezclan entre ellos y se hacen indistinguibles, generan una nueva esencia de descripción confusa; y este gradiente de fragancias ignotas me crea a cada paso la ilusión de estar deambulando por el caótico zoco de Marrakech.

Me escapo del barullo de la gente aprovechando un estrecho callejón. Desciendo por un sendero tortuoso mientras vislumbro que se oculta el sol en la lejanía y el aire empieza a inundarse de azahar y galán de noche. Camino un poco más, inspirando intensamente para captar cualquier aroma nuevo y desconocido. Pero ya no lo consigo: todos los sentidos se han fundido en uno; un sentido —o mejor, sentimiento— de intensa calidez.

Este relato participa en la convocatoria de @divagacionistas sobre #relatosOlores de diciembre de 2016.

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Guillermo Peris
Fuga de pensamientos

Aprendiendo a divulgar ciencia y desmontar pseudociencias. A veces escribo cuentos. Y a veces bailo. Cientifista (eso me dicen).