La línea roja

Guillermo Peris
Fuga de pensamientos
2 min readMar 30, 2020

--

Colgó el teléfono con violencia. Estaba harta de sentirse ninguneada, ignorada, malquerida, dependiente de caricias ajenas, vacía sin él, yonki de emojis con corazones, pendiente de notificaciones, desangelada en su soledad eternamente acompañada. Echaba de menos expresar esa furia con los ya desaparecidos modelos góndola de teléfono, en los que habría podido machacar la base golpeándola con el auricular. Ahora debía conformarse con un leve toque en la pantalla táctil de su móvil.

Sentía que se quedaba sin fuerzas ante la actitud de quien aparentaba quererla. La ausencia de nuevos argumentos, sentimientos apenas improvisados, subterfugios verbales, insinuaciones vagas, faltas de claridad; esa ausencia de palabras para explicarle cuánto necesitaba de afecto, de su cariño, la ahogaba como una soga.

Y decidió que, por última vez, por enésima última vez, no iba a aceptar esa humillación, ese estar por estar, esa vaguedad de relación, esa tortura por indefinición; se impuso la línea roja de no esperar, no llamar, no enviar ningún mensaje, no contestarlos, incluso se planteó si debía bloquear cualquier intento de comunicación entre ambos, que la tecnología resolviera lo que su cabeza no era capaz de ordenar a sus dedos, a sus manos, a lo más íntimo de su cuerpo abandonado.

En ese momento, su móvil emitió una suave vibración. A través de lágrimas recicladas, vio un corazón en la pantalla. Una ligera sonrisa pugnó por hacerse hueco entre sus labios.

Aún había esperanza.

Este relato participa en la convocatoria de @divagacionistas sobre #relatosLímites de marzo de 2020.

Si os ha gustado os animo a que lo compartáis con quien queráis. Y podéis aplaudir al final del artículo

--

--

Guillermo Peris
Fuga de pensamientos

Aprendiendo a divulgar ciencia y desmontar pseudociencias. A veces escribo cuentos. Y a veces bailo. Cientifista (eso me dicen).