Planes de futuro

Guillermo Peris
Fuga de pensamientos
3 min readOct 27, 2015

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La vio llegar al parque por la entrada más cercana al edificio de oficinas en el que trabajaba. Con su mano derecha sujetaba el móvil, que iba leyendo — distrayendo su caminar — haciendo uso de su pulgar. En la izquierda una mochila para conservar alimentos de color ocre en la que llevaba la comida. Hacía un par de meses que comían en el parque, sentados en los bancos alrededor del pequeño estanque mientras disfrutaban observando los patos, que a su vez se beneficiaban de las sobras en una especie de simbiosis.

Ese día llevaba una falda larga de color oscuro junto con una blusa clara. No era habitual, parecía sentirse más cómoda con unos pantalones. Mirando la forma que trazaba la blusa sobre la cintura imaginó qué aspecto tendría embarazada. Suponía que era un tema que tendrían que abordar algún día, aunque todavía eran jóvenes. Lo cierto es que no tenía muy clara su opinión al respecto, aunque cuando la había visto relacionarse con niños — ahí, en el mismo parque — parecía disfrutar y se desenvolvía con soltura con ellos. Por su parte, él siempre había deseado tenerlos, quizás dos mejor que uno sólo — dicen que así pueden jugar juntos.

Pero antes debían abordar el tema de cuándo y cómo dejarían de vivir con sus padres para comenzar a vivir juntos. Por supuesto, con sus sueldos la idea de comprar una casa era impensable. Además, con la inestabilidad laboral actual no podían estar seguros de dónde acabarían trabajando. Sí, mejor un piso en alquiler. Conocía a alguna pareja que vivía en esas condiciones y tampoco era tan malo, aunque también dependía del estado de la casa, claro.

Desde la lejanía, y a medida que se acercaba, empezó a fijarse más en ella. La verdad es que fue una suerte habérsela encontrado hace tan solo unos meses, ni siquiera llegaba a un año. En ese momento, su vida era bastante triste y gris. Apenas tenía amigos con quienes salir a tomar una copa y pasaba la mayor parte del tiempo en el trabajo. Los fines de semana, eternos, los dedicaba a limpiar la casa, hacer la compra e ir al cine ocasionalmente. Cuando llegaba el buen tiempo, se llevaba un libro al parque y se sentaba en un banco frente al estanque mientras dejaba que el tiempo se escapara. Fue un domingo cuando la vio allí por primera vez.

Había tantas cosas que deseaba hacer con ella. Siempre le había apasionado viajar, pero el ir solo no le gustaba. Prefería tener alguien con quien compartir experiencias. Primero irían a París, donde él ya había estado varias veces y conocía la ciudad palmo a palmo. Además, ¿qué hay más romántico que un viaje de dos enamorados a París? Sí, lo tenía todo pensado. Compraría los billetes para un fin de semana que tuvieran libres y le daría la sorpresa. La llevaría al aeropuerto con los ojos cerrados y… La emoción de pensarlo hizo que se iluminara su cara.

Por fin ella llegó al banco y se sentó. Él la observó desde el otro lado del estanque. Era tan bonita… Algún día se atrevería a acercarse y hablar con ella por primera vez. Incluso tenía pensado lo que le diría para presentarse. Sí, estaba todo en su cabeza. Incluso lo que ella contestaría…

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Guillermo Peris
Fuga de pensamientos

Aprendiendo a divulgar ciencia y desmontar pseudociencias. A veces escribo cuentos. Y a veces bailo. Cientifista (eso me dicen).