Guillermo Peris
Fuga de pensamientos
2 min readFeb 19, 2018

El aire del metro se enrarece con conversaciones, toses, cantantes en busca de limosna, notificaciones de móvil, avisos de megafonía, apertura y cierre de puertas, hinchas de fútbol excesivamente alegres por el resultado de su equipo; y al escapar al exterior espera el sonido del tráfico, más conversaciones y más toses, camareros buscando clientes desprevenidos, discusiones de pareja, mendigos, artistas callejeros, compradores de joyas; al entrar al bar, choques de vasos, pedidos de café, más conversaciones y más toses, el resumen del partido en la televisión, saludos y abrazos de viejos conocidos, la puerta oxidada del baño, azúcar o sacarina, sillas que se apartan… y al final, tú.

Tú.

Tú, con tus ojos creando una burbuja de paz y tranquilidad que ningún sonido es capaz de atravesar, aislando la ferocidad y rabia del mundo exterior con sólo entornar tu mirada.

Tú, concentrando todo el silencio de la ciudad, recóndito e inabarcable, en tu sonrisa; expulsando todo el sonido que, fuera de ti, taladra los sentimientos hasta convertirlos en dudas; avisando con la comisura de tus labios que, eh, aquí no se permite ninguna interrupción ajena al sosiego de dos manos que se entrelazan con avidez.

Tú, creando un entorno seguro, de paz y armonía, cuyos representantes son los hoyuelos de tus mejillas y la bandera el pañuelo que recubre tu cuello; un espacio hermético, donde los mensajes se envían con miradas –ah, tus ojos, otra vez– y las voces se expresan calladas sin apenas mover los labios.

Tú y, por fin, yo. Yo, al otro lado. Yo contemplándote, disfrutando. En silencio.

Este relato participa en la convocatoria de @divagacionistas sobre #relatosSilencio de febrero 2018.

Si os ha gustado os animo a que lo compartáis con quien queráis. Y podéis aplaudir al final del artículo.

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Guillermo Peris
Fuga de pensamientos

Aprendiendo a divulgar ciencia y desmontar pseudociencias. A veces escribo cuentos. Y a veces bailo. Cientifista (eso me dicen).