Peña Raval, un ejemplo de superación
En la primera temporada del club, las chicas han tenido que disputar partidos en los que ni si quiera sumaban 11 jugadoras y han sido el equipo menos tarjeteado de la liga
Rosa María Ramírez es la jugadora más veterana del C.F. Esportiva Il-Licitana Raval, que por primera vez en los 60 años de historia del Peña Raval, como se conoce popularmente al club, ha contado con una sección femenina. Ella es alérgica al césped natural, y a sus 38 años lleva ya 3 décadas jugando a fútbol. “Es tener amor por este deporte, porque te arriesgas a que te de un asma bronquial y haya que parar el partido… pero bueno, cuando te gusta algo es así”, confiesa Rosa María, que cada vez que tiene que pisar un campo de césped natural tiene que vacunarse en casa y llevar varios pinchazos en el botiquín por si fueran necesarios. Su figura representa a la perfección lo que es este Peña Raval Femenino. En su primer año, este club no ha conseguido ninguna victoria, y ha llegado a jugar con tan solo nueve jugadores algunos partidos. Pero su afecto a este deporte va más allá de cualquier resultado.
Los comienzos nunca fueron fáciles, y la primera temporada de este equipo ha sido verdaderamente dura, principalmente por la falta de jugadoras. Sin embargo, el entrenador, Fabián Gómez, se siente orgulloso de las chicas: “A pesar de estar jugando contra once, jugaban como si fuesen también once. Se ubicaban bien el campo, defendían y no bajaban los brazos en ningún momento. A pesar de no poder seguir, seguían jugando… no podían pedir ningún cambio”. Unas chicas que van desde los 16 años hasta los 38, por lo que su práctica y experiencia en el fútbol es muy diferente. Se trata de un equipo muy diverso en el que el entrenador tiene la difícil tarea de encontrar la forma de ensamblar las diferentes piezas. Pero al final este esfuerzo resulta gratificante porque, según destaca él mismo, a pesar de las dificultades “el fútbol femenino es que es mucho más agradecido que el masculino, te recompensa”. Francisco Mañogil, el coordinador de la sección femenina, también lo cree así: “Ellas lo preguntan todo, ‘¿esto para qué se hace?’ o ‘¿Cómo puedo hacer para pegarle mejor al balón?’ Un cadete, juvenil o infantil masculino agacha la cabeza, lo hace y ya está porque se creen que ya lo saben todo”.
A pesar de todas las adversidades, el Peña Raval ha sido un club ejemplar sobre el terreno de juego. Además de jugar los partidos con menos jugadoras, ha sido el equipo que menos tarjetas ha visto de la competición, lo que ha provocado la felicitación de entrenadores y jugadoras rivales. Y es que su juego limpio, unido a las condiciones en las que jugaban, ha despertado la admiración de todos.
“Da igual la edad o el problema que tenga cada una. Tratamos de adaptarnos un poco a través del deporte. Porque no solo somos jugadoras, sino personas. Cuando una chica tiene un problema personal, somos los primeros en apoyarla; tanto el equipo como la parte técnica. Entonces, a raíz de eso, se apoyan unas a otras durante el año”, explica Fabián sobre la esencia de este equipo que ha sido un bloque unido durante toda la temporada.
“El fútbol base femenino necesita promoción. Desgraciadamente, vas a pedir patrocinios para el fútbol femenino y no funciona. Un equipo de infantil masculino tiene más promoción”
Fabián es una de las claves del proyecto junto a Francisco, son los dos pilares en los que se basa este Peña Raval Femenino. Ambos respiran respeto y admiración por el fútbol femenino y luchan por la visibilización de este deporte. Día a día se va abriendo camino en la sociedad, pero aún queda mucho trabajo por hacer: “Necesita promoción, sobre todo el fútbol base. Es verdad que La liga Iberdrola ahora es más conocida, pero del nacional para bajo promoción cero. Y de ahí es de donde salen todos los jugadores y jugadoras”, explica Francisco, quien también afirma que a la hora de encontrar patrocinadores, las empresas prefieren poner el dinero en el fútbol masculino.
“Tuvimos el penúltimo partido contra el Elda, que quedó campeón, y nos felicitaron porque ellas sabían nuestras condiciones de inicio y de final. Aún así jugamos contra ellas e hicimos un buen partido”
Ante esta falta de promoción, el boca a boca y el trabajo en redes sociales son la vía de escape de equipos humildes, como el Peña Raval, para encontrar chicas que quieran jugar al fútbol. Gracias al trabajo que se está haciendo desde el club, que se encuentra en plena campaña de incorporación de nuevas jugadores, el número de chicas en plantilla ha subido y ya se acercan a las 18 o 20 jugadoras que suele tener un club. El objetivo del proyecto es claro, y no es ganar: “Me lo tomo más como algo formativo, que a través del deporte hagamos personas. Yo lo que quiero es que sean amigas. He tenido jugadores en el Kelme hace 15 años que se siguen viendo, se siguen juntando… Y eso es fabuloso”, asegura Fabián.
El Peña Raval se encuentra en proceso de incorporación de chicas y no exigen pasar ningún tipo de prueba, simplemente ilusión, compromiso y que se lo quieran pasar bien.
Siempre se habla del espíritu competitivo que impera en el fútbol. Y de los intereses económicos que se mueven. Pero la sección femenina del Peña Raval Ilicitana es un claro ejemplo de que este deporte es mucho más que el dinero o la victoria. Se trata del esfuerzo, del compañerismo, de la pasión por este deporte. Solo canalizando estos conceptos se puede seguir jugando con ilusión a pesar de los obstáculos que se pongan por delante.
Redacción: Christian Marques
Fotografía y vídeo: Zaira González
Entrevistas: Ana Beatriz Micó
Gráficos: Nathaly Santacruz
Redes Sociales y audio: Yolanda Céspedes
