Reflexión de principio de año

Hadrián González
2 min readJan 23, 2016

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“The journey of a thousand miles begins with a single step.” -Lao Tzu

Dejando de lado el cliché que conlleva el inicio de un nuevo año, este primer mes me ha llenado de satisfacción por diferentes razones. Primeramente, tuve la dicha, oportunidad y fortuna de visitar por primera vez la capital de mi país (Chilangolandia, capirucha, y más recientemente Ciudad de México, entre otros nombres con los que se le conoce en algunos círculos sociales) para participar en un evento académico en una de las instituciones privadas de mayor prestigio en México que reunió a jóvenes de diversos países del continente americano: Estados Unidos, México, Venezuela, Perú, Colombia y Bolivia.

Sin duda alguna esta fue una experiencia enriquecedora en la cual las amistades y el intercambio cultural fue de lo más provechoso y me permitió expandir mi visión de esto que llamamos vida y de la manera en que habré de conducirme por ella.

De regreso en mi ciudad, me esperaba una cirugía programada (sin entrar en detalles de la misma) que por más que quisiera negármelo, me quito por algunos días la tranquilidad de mis sueños, puesto que era la primera. Sin embargo, a escasos días de recuperación, aparentemente fue exitosa y todo se encuentra en orden. Pero esta experiencia en particular me hizo reflexionar acerca de la familia, los amigos, y las personas que valoro. Es en esos momentos en los que estás a punto de ingresar al quirófano en el que tu mente piensa un millón de cosas en cuestión de segundos (y no necesariamente del todo positivos), pero que a la vez te permite reconocer el interés de quienes se hicieron presentes, no sólo físicamente, pero en espíritu.

Personalmente quisiera agradecer a mi familia que estuvo pendiente en todo momento, y de manera especial a Ada Serrano y Omar Montelongo, porque sin necesidad de solicitar su presencia estuvieron ahí, haciendo menos tenso el tiempo antes de la cirugía y hasta el momento en que se enteraron que había salido bien de la misma. Desgraciadamente esperar demasiado de las personas nunca ha sido bueno, pero me ha abierto los ojos saber quienes se preocuparon por mi estado de salud, sin importar si tenía meses sin hablar con ellos o los había conocido días atrás.

Para concluir, me llena de emoción que este año se vislumbra como uno lleno de retos no sólo académicos, sino personales y que sin duda me interesa enfrentar de la mejor manera y sacarle el mayor provecho a cada una de las experiencias que se me presenten, valorando en todo momento a las personas que me acompañan por esta travesía.

To be continued…

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Hadrián González

Estudiante de Negocios Internacionales y escritor ocasional.