Blackstarman

Ensayo breve sobre David Bowie a un año de su partida.

Jose Gallo
Fuzz Pass News
3 min readJan 10, 2017

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Mystery Man: We’ve met before, haven’t we?
Fred: I don’t think so. Where was it you think we met?
Mystery Man: At your house. Don’t you remember?
Fred: No. No, I don’t. Are you sure?
Mystery Man: Of course. As a matter of fact, I’m there right now.
Fred: What do you mean? You’re where right now?
Mystery Man: At your house.
Fred: [pause] That’s fucking crazy, man.
Mystery Man: Call Me. Dial your number. Go ahead.
[Fred dials the number and the Mystery Man answers]
Mystery Man: [over the phone] I told you I was here.
Fred: [alarmed] How’d you do that?
Mystery Man: Ask me.
Fred: [angrily into the phone] How did you get inside my house?
Mystery Man: You invited me. It is not my custom to go where I am not wanted.
Fred: [into the phone] Who are you?
[Both Mystery Men laugh]
Mystery Man: [over the phone] Give me back my phone.
[Fred gives the phone back]
Mystery Man: It’s been a pleasure talking to you.

(Extracto de un diálogo de “Lost Highway” de David Lynch)

De todos los músicos que han fallecido en los últimos años solo con David Bowie he sentido ese “ahora habrá un antes y después en la música”. Sé que hay muchos otros artistas que se les debe ese “antes y después” pero siendo honesto solo he tenido esa sensación aquella mañana de Enero del 2016 en un hotel en Cusco mirando el celular recién despierto y leyendo las noticias.

La noche anterior regresaba del Valle Sagrado por la carretera de Chincheros escuchando el “Blackstar” completo y en modo repeat. Mirando el cielo estrellado, las lomas oscuras y las líneas en el asfalto apareciendo por las luces. Moviéndome inertemente en el espacio oscuro y escuchando como el hombre de las estrellas abría y cerraba puertas, como dejaba caer su voz, despresurizado, sobre un grupo de músicos convocados hábilmente para ese último disco. Baterista que construye y destruye el tiempo, saxofonista que aparece y desaparece como un espectro amigable y sección armónica que se debate entre lo lúgubre y lo tragicómico. El “Blackstar” es un disco alquímico, una piedra filosofal que transforma. Es la sensación de despedida de ese hombre que ves todos los dias sentado en la misma mesa del mismo café, quien un día te devuelve el saludo amablemente y te confía, ese mismo ultimo día que lo vas a ver sin saberlo, un secreto.

¿Qué me recuerda Bowie? Un público haciendo rodar dos ojos gigantescos, uno azul y otro pardo, mientras la banda toca canciones del “Earthling” en 1998. El rostro teñido de blanco de Robert Blake (Mistery Man) en “Lost highway” diciéndole a Bill Pullman (Fred) y mirándolo a los ojos: “Estoy ahora en tu casa”, con ese soundtrack en la pila de discos de mi repisa. Caminando con los Theremyn_4 por la calles de Toronto en el 2013 y viendo en sus esquinas nevadas el afiche de lanzamiento del “The Next Day”. Las fiestas de los 80’s bailando las canciones del “Lets Dance”. Rhys Meyers personificando a un supuesto “Bowie” en la indispensable “Velvet Goldmine”. A Bowie mismo personificando nada menos que a Nikola Tesla en “The Prestige” de Chris Nolan. Bowie hablando sobre Scott Walker en el documental “30 Century man”.

No puedo dejar de recordar también a Carlos Magán, el “BOUI” (bajista de Voz Propia y para quienes no lo conocieron de gran parecido a Bowie), quien fallece a solo 2 días del deceso de David. ¿Qué conexiones hay en el mundo de las palabras que no conocemos? ¿Qué gatillos se accionan con lo que escribimos o nombramos? ¿Qué frecuencias vibran al unísono o en imposibles armonías cuando dejamos este plano? ¿Qué estrellas negras nacen cuando la luz se curva y percibimos el efecto como oscuridad?

Noche estrellada en una carretera perdida. El silencio, la conexión y lo sagrado se vuelven repentinamente el ruido, el aislamiento y lo mundano.

A un año de tu partida continúas el viaje por el espacio Blackstarman. Acá nos hacemos viejos más rápido mientras tú viajas a la velocidad de la luz.

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