William Thomson, 1er Barón Kelvin

1824–1907 Físico-matemático e ingeniero

Hair Scarlett
Física en gotitas
5 min readJan 27, 2019

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La escala de temperatura preferida en los contextos físicos más físicos es la de Kelvin y su unidad es el kelvin (antes llamado grado kelvin), y se denota con la letra K. Dado que, tal y como él contribuyó a sustentar, el calor es la energía asociada con el movimiento, entonces 0 kelvin, también llamado cero absoluto es el punto donde ni átomos ni moléculas se moverían.

La existencia de ese punto era conocida antes de sus contribuciones, pero él fue quien mediante precisas calibraciones determinó su valor correcto: −273.15 grados Celsius.

Thomson tuvo la suerte, compartida con otros de los glosados en esta colección, de tener un progenitor suficientemente ilustrado como para encargarse de la educación de su descendencia. De acuerdo con el hermoso panorama educativo que se ofrecía a las clases pudientes europeas, tenían suficiente contacto con los clásicos para que aquellos con gusto y criterio se aficionaran a su estudio. En el caso de Thomson cuentan que a los 12 años tradujo del latín lo que por el nombre me suena a un pedazo tocho del que yo no tenía referencia anterior, pero que seguro que era muy disfrutable. Siguiendo con las anécdotas literarias, dicen que fue un bello poema sobre el método científico escrito por Pope (el del obituario a Newton), una gran fuente de motivación para Thomson hacia su carrera. Sería ese un pequeño detalle que podría ilustrar algún alegato de la importancia de las humanidades en la forja de los más grandes.

Una de las primeras empresas que abordó como científico analizar los trabajos de Fourier en la conducción de calor. Ello supuso librarse de los prejuicios de sus compatriotas hacia la ciencia continental, aún rendidos a los planteamientos de Newton. Usando esa herramienta matemática inventaría un cachivache para predecir las mareas, satisfaciendo en paralelo su afición a la mar. Continuando por esta senda estableció una analogía entre la electrostática y la conducción de calor, recibiendo la misma los mayores elogios del titánico Maxwell.

La solvencia económica de su padre le permitió formarse en Cambridge, graduándose con honores y premios. Fiel a esa imagen mítica que tenemos de esa institución por las películas, en sus días de estudiante ocupaba su cuerpo y su alma en deportes y artes. Y diciendo esto, y como física que soy, no sé qué nombre que no sea cuerpo y alma poner a la parte que volcamos en la ciencia, hermosa idea la de esta trinidad, meditaré sobre ello.

Parte de sus investigaciones, matemáticamente potentes, fueron cruciales en inspirar a Faraday y conducirlo al descubrimiento de un efecto que lleva hoy día su nombre y es una demostración más de la relación entre la luz y el magnetismo.

Como físico, probablemente su contribución más relevante fue la de clarificar y unificar el segundo principio de la termodinámica, que se refiere a lo puñetero que es transformar, por ejemplo, el movimiento en calor y viceversa. Un ejemplo sencillo de esta problemática es que si descendemos por una cuerda el rozamiento hace que nuestra manos se calentien las manos, pero si nos calentamos las manos poniéndolas al sol, eso no nos hace subir la cuerda. Otro aprendizaje que extraemos de esta experiencia es que los fenómenos espontáneos, no forzados, solo ocurren en una dirección.

Entendiendo, sin embargo que, el movimiento tiene asociada un tipo de energía, al igual que el calor es también energía, podemos plantearnos si otro tipo de intercambios, involucrando otras energías serían más eficientes. Esto da lugar a múltiples ejemplos que se pueden encontrar en la literatura acerca de la eficiencia de los refrigeradores, los sistemas de aire acondionado, etc: pura termodinámica en acción involucrando intercambios entre cuerpos fríos y calientes mediadas por el concurso de la energía eléctrica, que es la responsable de hacer suceder una magia que no ocurre de forma espontánea.

Pero si bien la física está muy bien, o mejor dicho, requetebién, lo que granjeó la fama y gloria a Thomson fue su papel de ingeniero jefe del lado occidental del cable telegráfico trasatlántico. Una serie de infotunios acabaron dando la razón a Thomson de que el cable debía operar a baja tensión para evitar su deterioro. Para detectar la llegada de la señal Thomson inventó un refinado aparato, el galvanómetro de espejo, que mejoraba significativamente la tecnología previa. También mejoró la capacidad de transmisión del cable engordando su sección .

Sus contribuciones en este campo sumadas a un fuerte apoyo político en un tema controvertido (como fue y sigue siendo Irlanda) lo llevaron a merecer a criterio de la Reina Victoria el título nobiliario de Barón Kelvin, convirtiéndose en el primer científico británico en sentarse con pleno derecho en la Cámara de los Lores. El título hace referencia al río refiere al río Kelvin, cuyo curso pasa cerca del laboratorio que ocupó nuestro protagonista en la Universidad de Glasgow, a la que fue siempre fiel a pesar de que se le ofrecieran posiciones de más campanillas. Su contacto con la realeza tuvo su continuación con la siguiente generación, ya que fue nombrado miembro del Privy Council del rey Eduardo VII el mismo día de su coronación.

Pero también Lord Kelvin es recordado por cantadas importantes, me refiero a que en algunas predicciones y afirmaciones derrapó quizá movido por un ego a la altura de su genialidad. Así predijo que la aviación llegaría nunca a tener usos prácticos o a estimar muy, pero que muy a la baja la edad de la Tierra.

Falleció a una provecta edad por un frío del que no se repuso, y fue enterrado en la Abadía de Westminster, reposando actualmente cerca de Newton y Darwin, y siendo su cortejo fúnebre una perfecta demostración de pompa y circunstancia británica.

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Collecting wtf ingredients in everyday life to cook sassy dishes. Recolectando momentos “peroquécoño” de la vida diaria para cocinar platos descarados.