SEXBOTS: un mito y una amenaza real

Antonio Seijas
Ideas de Garaje
Published in
9 min readJan 8, 2019
Addie Wagenknecht — alone together, 2017

¿Alguna vez has pensado cómo sería tener un robot como tu más fiel acompañante? ¿Y en los momentos más íntimos? ¿Cómo te imaginas esa relación?

Estamos en pleno boom de nuevas interacciones. Empezamos a pensar en la posibilidad de salir de casa sin cartera o hablar con nuestra casa para que encienda la calefacción o nos lea los últimos mensajes.

Todo esto está generando muchas conversaciones sobre hacia dónde vamos y cuáles son los límites éticos y legales en el desarrollo de las máquinas. Además, si estamos tratando de incluir tecnología en todos los aspectos de nuestra vida ¿cómo nos vamos a dejar fuera algo tan básico y fundamental como es el sexo?

SEXBOTS: AI antropomórfica

Para el que le pille por sorpresa, los robots sexuales técnicamente podrían describirse como “una combinación de hardware y software diseñada para tener relaciones sexuales con humanos”. Sin embargo, hay dos factores claves para distinguir un sexbot de cualquier otro dispositivo sexual que podamos conocer:

- Forma humana

- Inteligencia Artificial

Se trata de un tema que ha generado mucha controversia en los últimos 3–4 años. De hecho, se ha convertido en un símbolo divisorio. ¿Nos visualizamos acompañados de un robot sexual dentro de 15 años o por el contrario creemos que deberían prohibirse hoy mismo?

La narrativa que acompaña a los robots sexuales es irresistible; una combinación entre excitación por lo novedoso y atractivo del asunto, y miedo por las futuras consecuencias de su desarrollo. De hecho, lo vemos cada vez más presente en los medios generando mucho ruido y repercusión, tomando como bandera producciones como Westworld, Her o Ex machina.

Demostración a tiempo real de los últimos Sexbots lanzados (Harmony y Solana).— Engadget. Enero 2018

“THE UNCANNY VALLEY”: ¿en qué punto estamos?

Algunos de estas voces afirman que se trata de un producto condenado a fracasar. El efecto conocido como “the uncanny valley” se define de la siguiente forma:

“Llegará un momento en el que un robot se parezca o actúe tan similar a los humanos, que nos generará un efecto de repulsión y rechazo absoluto”.

- Masahiro Mori

The uncanny valley (adaptación de la gráfica de Masahiro Mori)

A día de hoy, los robots pueden ofrecernos sexo y conversaciones sencillas. Podemos escoger entre varios tipos de cara e incluso elegir la personalidad que queremos que tengan teniendo en cuenta su voz y su actitud (¿queremos que sea fiestera? ¿inocente? ¿pasiva-agresiva?…).

Los desarrolladores de estos prototipos ya tienen la visión de ser capaces de construir una relación personal e íntima. Pero ¿cómo de lejos estamos realmente de ahí?; ¿cómo de lejos estamos de Westworld?

De hecho, en estas películas o series siempre acaban con el dilema de que a medida que el protagonista gana consciencia se difumina la forma en la que aplicamos nuestra moral, y empezamos a preguntarnos si está bien o no controlarles o maltratarles.

Algunos dilemas éticos presentes y futuros

El uso de robots humanoides desencadena una serie de dilemas éticos que se agravarían a medida que fuesen ganando conciencia. Sin embargo, se escuchan sorprendentes argumentos sobre sus beneficios.

Algunos de los defensores afirman que justamente estos robots podrían tener una función terapéutica: una opción para satisfacer (sin riesgo) los impulsos más personales y ocultos. Argumentan que se trata de una vía de escape para estas personas con instintos horribles de manera que se podría reducir el número de casos de violación existentes. Consecuentemente, esto haría del mundo un lugar más seguro para mujeres y niños.

Logging on to Love — Kate Davis

Este argumento en realidad lo que está haciendo es normalizar la violencia sexual masculina, y le dice a la sociedad que, esto, es aceptable. Bajo esas premisas, están creando una infraestructura para la expresión del abuso sexual.

En el momento actual que estamos viviendo donde todo son dudas, no podemos coger atajos. Por lo que sabemos, la existencia de profesionales del sexo o la multimillonaria industria del porno no ha sido capaz de detener los abusos y violaciones que suceden constantemente a día de hoy.

La solución a la violencia machista no es proveer a los hombres con más cuerpos femeninos a los que maltratar, especialmente si son réplicas de mujeres que no pueden responder y que jamás dirán que no.

Mujeres como objetos

Replicar estos patrones de comportamiento puede contribuir a reforzar conductas negativas. Se está vendiendo literalmente la forma de una mujer como un objeto sexual. Un elemento que pasa a ser nuestra propiedad y que podemos controlar a nuestro antojo (basta con apretar un botón para hacer que nos sonría o que mire hacia otro lado).

“Sex robots emerge out of commercial and illegal ideas about sex where you don’t have to have empathy for another. You don’t have to take into account what they’re thinking and feeling and experiencing and you can objectify them… I’m anti-anything that turns human bodies into commercial objects for buying and selling.”

- Kathleen Richardson (Campaign Against Sex Robots)

Son muchas las funcionalidades que tienen estas empresas en sus backlogs:

- Que respondan a nuestras expresiones faciales

- Reconocimiento de los ojos (nos siguen con la mirada)

- Cambios reactivos (temperatura, tono, fluidos, …)

- Movimientos más suaves y sincronizados

- …

En definitiva, diseñarlos cada vez más parecidos a las mujeres, salvo en una cosa: el consentimiento. Un detalle que no parece ser importante para los creadores.

METROPOLI — FRITZ LANG (1927)

Las mujeres tienen vibradores, los hombres tenemos sexbots

En esta reflexión no me planteo tanto si los sexbots, como concepto, son útiles o peligrosos, sino el impacto que puede tener el hecho de colocar estos robots en una sociedad que ya sabemos que subyuga, discrimina y abusa de las mujeres.

“The world of humans is unequal and robotic creations are a reflection of that world”

- Joey Holder

Esto no es de extrañar si nos fijamos en los responsables de las empresas que están detrás de todo esto.

Harmony y Matt McMullen (izquierda); Samanta y Sergi Santos (derecha)

Los sexbots actuales están sexualizados en la manera en la que entendemos el sexo la mayoría de hombres blancos, heteros, cis.

“A man wants to feel in general that the woman is desperate to have sex with him. And if a man feels like the woman will not enjoy [sex] fully, most men do not like the sex. And this is the cause of many sexual problems. […] So if I have the doll I’ll not divorce because of sex. In my case, I think that’s good enough,”

- Sergi Santos

Cualquier necesidad que quede más allá de su forma de pensar binaria, queda totalmente fuera de juego.

Una amenaza para las relaciones humanas

Otra de las grandes amenazas detectadas gira en torno al creciente aislamiento que vivimos en la sociedad.

¿Cómo de difícil es crear un vínculo emocional con un robot? Por poner un ejemplo, hay estudios que demostraron la conexión entre AIBO, el perro robot y sus propietarios. De hecho, algunos de estos usuarios afirmaron que se sintieron culpables y tristes al volver a poner su AIBO en la caja cuando Sony cesó su servicio de mantenimiento.

Si nos paramos a pensar en los desarrollos que están por venir, no es tan descabellado imaginar que estos robots puedan en algún momento llegar a ser más conscientes de nuestras emociones que nuestra pareja o nuestro mejor amigo. Sin duda esto puede redefinir la forma en la que nos relacionamos.

No deberían tener forma humana

Pensando en todas las consecuencias potenciales, considero que habría formas mejores de cumplir esta función. Si queremos aprovechar la tecnología para movernos más rápido, no diseñamos unas piernas que se muevan muy deprisa. Diseñamos un coche. Cumple su función a la perfección y nos hace sentir cómodos y seguros utilizándolo.

Si lo que queremos es mejorar el sexo en nuestras vidas, pensemos en las necesidades más específicas y diseñemos la mejor forma de darles respuesta. Bajo este enfoque, creo el resultado nunca sería un robot con forma de persona.

La saga de robots de la empresa Boston Dynamics

Siempre decimos que como diseñadores tenemos una gran responsabilidad de aprovechar cada oportunidad para hacer de este mundo un lugar mejor y nuestra gran herramienta son las conversaciones. Hagamos que giren en torno a las necesidades reales de todas las personas y no en torno a los miedos o intereses de unos pocos.

We believe robots and AI should be used for the good of humanity and should not be funded or produced in forms that increase human social problems.

- An open letter on the dangers of normalising sex dolls & sex robots (Campaign Against Sex Robots)

La realidad sobre el “uncanny Valley”

La realidad actual es mucho menos sobrecogedora de lo que podemos imaginar. Desde mi punto de vista, los sexbots no son más impresionantes que una Rumba o una Thermomix.

Hasta ahora, sólo ha habido 3 empresas con este tipo de productos:

- Roxxxy (True companion, EEUU): súper básico

- Samanta (Sergi Santos, España): IA algo más avanzada y algunos sensores, pero ni siquiera mueve la boca al hablar

- Harmony (Realdoll, EEUU): Además de lo anterior, mueve la cabeza incluyendo ojos y la boca.

Este último, es el que más repercusión ha tenido, siendo considerado como el primer robot sexual. Sin embargo, basta con ver un par de vídeos para darnos cuenta de cosas como que la boca no va sincronizada con la voz, el tono de voz aún dista mucho del humano, suenan ruidos al mover sus mecanismos, etc.

Además, se trata de un producto muy de nicho. Cuesta entre 8.000 y 10.000 dólares por lo que sólo los ricos o los adictos a la tecnología pueden acceder a él (6 personas en total a julio de 2018).

Por esto, unos de los grandes objetivos de sus creadores es la popularización de los mismos. Para ello están tratando de llevar a cabo acciones como la apertura de burdeles de robots sexuales o la creación de su propia cuenta de Tinder (con resultados sorprendentes).

Para terminar, y como curiosidad, mencionar que el nacimiento de este primer robot sexual se atribuye a los medios de comunicación (más concretamente, a The New York Times). A los medios les pareció atractiva la idea de vendernos que estamos en la cúspide de una revolución sexual y como tal se acercaron a Matt McMullen y le dieron 6 semanas para construir el primer sexbot. Así nació Harmony.

Fuentes:

  • The truth about sex robots: Panic, pleasure a candlelit dinner
  • A Decision Tree for Designers — Member Feature Stories
  • Tech-artists on sex bots and the alarming future of the female body — Julia Hovve
  • Survival of the Richest — Future Human
  • There Are a Lot of Problems with Sex Robots — Future Human
  • Campaign Against Sex Robots — Kathleen Richardson
  • Waking Up Podcast #66 — Living with Robots
  • It’s Westworld. What’s Wrong With Cruelty to Robots — Sam Harris
  • Very Bad Wizards Episode 150: Paul Bloom Insisted that we talk about sex robots
  • Boston Dynamics Robots. — YouTube The Trouble With Sex Robots — The New York Times
  • BBC — Future — The truth about sex robots
  • What the sex robots will teach us — CNN
  • Transgender sex robots are a thing now and apparently they are very popular
  • Dolls to the Rescue! Inventor Explains How Robot sex saved his Marriage
  • Sex Robots May Literally Fuck Us to Death
  • Meet The Activist Fighting Sex Robots — Andrea Morris

Soy Service Designer en Garaje de Ideas — un estudio de Diseño Estratégico y Experiencia de Usuario. www.garajedeideas.com

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