Lar, Irán. © Manolo Espaliú

Garcia de Silva y Figueroa, embajador en Persia

Crónica de un viajero por el Irán de hace cuatrocientos años.

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Hace algo más de dos años me metí en una aventura maravillosa, fruto de mi pasión por Irán. A raíz de un viaje por este país en el 2008, comencé a leer todo lo que cayera en mis manos sobre esta fascinante bisagra entre Occidente y Oriente. Obligatoriamente, llegué a este personaje tan interesante.

Don García de Silva y Figueroa entra dentro de ese saco de españoles que son totalmente desconocidos para el gran público y que, de haber nacido en otro país, estaría dando nombre a un buen número de calles y plazas. A el le debemos reconocer que fuera la primera persona que comprendiera que esas ruinas que los persas llamaban Chehel Minar (o Tajte Yamshid) eran la ciudad que los textos clásicos nombraban como Persepolis (la ciudad persa), la mítica capital del Imperio aqueménida que fue incendiada por Alejandro Magno 330 años a. de C. Tambien a el se deben los primeros dibujos y descripciones rigurosas mostrando la grandeza de dichas ruinas.

La descripción apasionante que hizo de Persia lo convierte en uno de los más interesantes y bellos textos escritos por viajeros europeos a Oriente.

A el (y no a Pietro della Valle, que lo haría 3 años más tarde) deberíamos adjudicar el descubrimiento de que los signos cuneiformes eran un tipo de escritura, y no elementos ornamentales como muchos todavía decían hasta entonces. La descripción apasionante que hizo de Persia lo convierte en uno de los más interesantes y bellos textos escritos por viajeros europeos a Oriente.

Manuscrito de García de Silva y Figueroa. 7 de abril de 1618. “Sobervios y antiquissimos edifiçios de Chilminara”.
MSS/18217. Biblioteca Nacional de España.

En 2017 se cumplen cuatrocientos años de la embajada de D. García de Silva y Figueroa en Persia, para buscar una alianza con el Sha Abbas contra el creciente poder del sultanato otomano. Fruto de este viaje de dos años por toda Persia, escribe los “ Comentarios de don García de Silva que contienen su viaje a la India y de ella a Persia, cosas notables que vió en él y los sucesos de la embajada al Sophi”, que constituye la mejor descripción de la Persia de entonces y que, hasta el momento, solo cuenta con una publicación completa que hizo entre 1903 y 1905, D. Manuel Serrano Sanz por parte de la Sociedad de Bibliófilos Españoles. Una edición de tan solo 150 ejemplares de tipo “club de libros”, que hoy es bastante rara. Desde entonces, y hasta hace poco, el libro de viajes de Don García de Silva y Figueroa cayó en el olvido, sorprendentemente ignorado por la historiografía moderna.

Ruta seguida por García de Silva y Figueroa desde Ormuz hasta Qazvin, en total más de 4000 kms.

El 2014 estuve investigando la ruta exacta que recorrió este personaje (del que hablaremos con mayor detalle en futuros artículos) y creo tenerla identificada en un 95%. Hasta donde yo se, no se había hecho antes. Teniendo en cuenta que el español del S. XVII no es ni mucho menos el actual y que el persa de entonces tampoco, la identificación de los lugares por los que pasa no ha sido un tema extremadamente sencillo. Gracias a Google Earth he podido recorrer palmo a palmo los 2000 Km. desde Bandar Abbas a Qazvin buscando pueblos cuya toponimia actual nada tiene que ver, en muchos casos, con las transcripciones de Silva y Figueroa, caravasares donde dormía la caravana o mezquitas e imamzadés que visitaba.

Fruto de este trabajo, comencé a hacer la primera parte del viaje, que me sirvió para que a la vuelta me fuera concedida una beca ART-EX de AECID para la realización en 2016 del proyecto fotográfico que llevo entre manos. En unas semanas, volveré a seguir los mismos pasos por Irán de este embajador viajero; una ruta que le llevó a recorrer más de 4.000 kilómetros con un séquito de 100 personas y otros tantos camelleros, que dirigían una caravana de 300 camellos con innumerables regalos de Felipe III al Sha, entre ellos una impresionante carga de pimienta.

Para llegar a Persia, debido a la situación con los otomanos, tuvieron que hacer lo que los marinos portugueses denominaban la “Volta grande”, llegar a las Indias rodeando África. Don García nos dejó una de las mejores descripciones de la larga ruta marítima durante el S. XVII entre Lisboa y Goa, pero esa ya es otra historia, la beca es generosa pero no se puede estirar hasta ese punto. Nos limitaremos a su periplo por Irán, que es lo que realmente nos interesa por lo que tiene de relevante. Incluso más en un momento tan interesante como el que vivimos, en el que parece que se normalizan las relaciones con Occidente después del “pacto nuclear”.

En el siguiente artículo nos plantearemos algunas cuestiones alrededor del viaje de Silva:

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