El concepto y el valor de la conciliación y buen empleo del tiempo

Serie «Conciliación y uso racional del tiempo» [05]

Julio Pérez-Tomé Román
SmartPerson Generation
8 min readJul 4, 2017

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Post del curso sobre la gestión del tiempo que preparé para UDIMA. Incluyo vídeos, texto y gráficos. Puntos fuertes de este artículo:

  • Conciliar no es vivir tranquilo: es batallar para vivir con paz
  • ¿Qué hago con mi jefe? Sentarse a “conciliar” con él. Así ganáis los dos.

¿Qué es realmente conciliar?

La conciliación entre la vida laboral y familiar es la posibilidad de hacer compatibles ambas áreas del desarrollo humano. Consiste en que trabajar y desarrollarse profesionalmente no sea un impedimento para tener una vida personal, familiar y de salud aceptable. Casi nadie actualmente se opone a esta tendencia que ha llevado incluso a legislarse mediante leyes específicas.

La primera figura que nos viene a la cabeza es la mujer pero no debemos olvidarnos de los hombres que también, como es lógico, han de atender sus compromisos familiares. Tras siglos en los que esta sensibilidad no existía se han creado costumbres o modos de hacer que relegan a la mujer a un segundo plano en lo laboral y el hombre se exime de su participación en la familia. Que las mujeres y los hombres sean diferentes –sin que vaya en perjuicio de la igualdad– lo único que nos dice es que son complementarios, una gran ventaja a la hora de organizarse, pero sin que por ello se establezcan discriminaciones a favor de unos y otros.

La conciliación bien entendida

En el fondo lo que se debate es cómo repartimos el tiempo entre ambos perfiles en las distintas áreas de la vida. Mientras se van asentando las buenas prácticas con medidas laborales y la costumbre, nos encontramos con un nuevo factor que según cómo lo gestionemos será aliado o enemigo. El factor tecnológico que bien utilizado resuelve multitud de cuestiones relacionadas con los desplazamientos, la comunicación… sin necesidad de una presencia física en muchas ocasiones.

Por el contrario, dejar que la tecnología invada nuestra vida laboral y personal sin ningún límite, puede perjudicar profundamente las relaciones sociales, humanas, laborales… y, por supuesto, reducir nuestra productividad y concentración. La constante intromisión de lo laboral y lo familiar por canales tecnológicos sin control se convierte en el enemigo número uno de la conciliación familiar y laboral.

Los enemigos de la conciliación

Se suele afirmar que los jefes son la causa principal de la falta de conciliación. Y es verdad porque de su modelo de organización del tiempo, las reuniones y los horarios, se derivan las ventajas o los inconvenientes para lograr una efectiva conciliación. Si de nosotros depende la planificación del trabajo de una empresa u organización, hemos de estudiar los sistemas óptimos de horarios que combinen las ocupaciones personales y las laborales, elaborando horarios flexibles de entrada y salida, de comienzo y fin de reuniones, estableciendo fechas razonables para cumplir los plazos… y contar con las tecnologías que nos permiten avanzar en ese sentido: compartir información a distancia, desde casa o en desplazamientos, comunicarse con agilidad para prever dificultades o ayudar a que el equipo trabaje con más fluidez, etc.

El arte de la conciliación personal y laboral

Pero los jefes no son los únicos responsables que en este epígrafe denominamos enemigos de la conciliación. Nosotros, cada uno, también hemos de organizarnos para conciliar lo mejor posible. Si no vencemos la pereza a experimentar nuevas formas de gestionar el día a día, con horarios diferentes que quizá exijan dominar la tecnología que nos lo facilitan, seremos corresponsables de la falta de conciliación.

Pongo un ejemplo que ilustra la idea. No está previsto trabajar el fin de semana. De acuerdo. Pero si yo accedo al correo electrónico del trabajo en algún momento del sábado o el domingo, puedo tener una idea más precisa de lo que me espera el lunes y quizá con un poco de dedicación al trabajo en el fin de semana consiga mantener el buen hábito de llevar a mis hijos al colegio y llegar sin estrés al trabajo porque ya el día anterior hice esa parte del trabajo. Sí, ya sé, que puede suceder lo contrario. No se trata de establecer reglas universales sino de hacer trajes a la medida y reconocer que la tecnología actual nos ofrece numerosas alternativas.

Si nos resistimos –seamos jefes o no– a la adopción de las nuevas tecnologías que nos liberan de estar presentes en determinadas de franjas horarias del día, los primeros enemigos de la conciliación somos cada uno.

Existe el caso extremo contrario: personas abducidas por la tecnología que son incapaces de organizarse porque es la misma tecnología las que les impide pensar y conciliar adecuadamente. El equilibrio lo encontraremos en el buen uso, en el manejo inteligente sin dar rienda suelta a todas las capacidades de nuestros dispositivos que, en definitiva, se vuelven en contra de nuestros intereses laborales, familiares, de ocio, etc.

Límites y regulaciones de la conciliación

Toda compatibilidad de actividades exige ceder en algo para que sea posible la conciliación. Mientras el intercambio de fragmentos de tiempo mantenga un cierto equilibrio estaremos logrando la conciliación perseguida. Si, por los motivos que sean, una de las dos parte acapara mayor atención y dedicación de tiempo, es muy probable que el equilibrio se pierda. Se trata de una amenaza constantes en la medida en que las actividades humanas sufren las consecuencias del cambio que afecta a toda organización.

Cambian las circunstancias que nos fuerzan a modificar los sistemas de control. En el ámbito profesional nos afecta una promoción profesional, por ejemplo, al otorgarnos mayor responsabilidad y exigirnos habilidades que hasta ahora quizá no habíamos desarrollado. Quizá necesitemos más tiempo para formarnos en campos nuevos ante los retos a los que nunca antes tuvimos que enfrentarnos.

Cuando cambian los factores hemos de adaptarnos a las nuevas circunstancias. Pensar que todo sigue igual es razonar ingenuamente pues el tiempo y nuestras energías son limitados. Incluso tal vez debamos encontrar más o mejores momentos para descansar porque es una inversión lógica para trabajar más eficaz y productivamente.

Los límites de la conciliación lo marcan las horas del día. Si, por el contrario, dedicamos tanto tiempo a nuestros temas personales y familiares –importantes, sin duda– que descuidamos las responsabilidades en el trabajo, nuestra fórmula de conciliación empezará a resquebrajarse al romperse la armonía entre ambas esferas de nuestra vida.

Como ya decíamos antes, es tan importante y necesario, avanzar hacia la conciliación familiar y laboral, que los poderes públicos en sus distintos niveles, las instituciones educativas y de formación de directivos y muchos líderes han apostado seriamente por favorecer la conciliación universal, es decir, entre hombres y mujeres, en todos los niveles laborales. Se ha legislado recomendando el grado de presencia de las mujeres y hombres en los organismos de dirección sin discriminar su desempeño y remuneración por sexo o función en la organización familiar. Aunque se trate de una aplicación, a veces, sutil y difícil se han establecido fórmulas de «discriminación positiva» en el que, por ejemplo, la mujer sea favorecida a la hora de desarrollar su maternidad sin perjuicios laborales.

Las restricciones a la hora de estar presente en los espacios laborales son compensando con la aplicación de recursos tecnológicos –internet, dispositivos móviles, formación a distancia…– que favorecen la meta de la conciliación que demanda la actual sociedad.

Nuevas alternativas y tendencias

Que el mercado laboral está maltrecho no es ya una novedad. Lo que quizá sea más llamativo para algunos es tomar conciencia de que tras la crisis nada volverá a ser igual. Concretamente a lo que puestos de trabajo se refiere. El contrato y salario fijos desaparecen paulatinamente bajo disfraces más o menos atractivos. La figura del emprendedor tan manida tal vez sea el ejemplo emblemático de lo que sucede. Lo que para una gran mayoría de trabajadores se presenta como un horizonte gris, también se puede analizar desde una óptica de la oportunidad.

Si a la coyuntura económico-laboral le unimos el desarrollo de la tecnología, encontramos una buena acogida para el trabajo por cuenta propia, sin jefes pero con el reto de ofrecer nuevos servicios y productos que jamás nos habríamos planteado en otro escenario más confortable.

Una fase previa a lo que acabo de anunciar sería el tele-trabajo que como, la propia etimología nos dice, permite trabajar a distancia. La cada vez mejor conexión vía internet y la movilidad de uno dispositivos más avanzados, nos facilitan esta posibilidad laboral. No sólo cabe compatibilizar mejor sino que ganamos tiempo y dinero ahorrándonos en desplazamientos.

Este modelo de trabajo se adapta mejor en unos casos que en otros. Las tareas relacionadas con el conocimiento, la información, la gestión y los servicios en general, no suelen tener demasiadas dificultades para adaptarse. Lógicamente no existe el modelo absolutamente a distancia porque por diversos motivos se recomienda mantener un hilo de presencia directa, física con nuestros interlocutores, sean jefes, proveedores o compañeros. Pero, indudablemente, ahora es posible mantener cerca a distancia en virtud de las tecnologías.

Para los que apuestan por la independencia total el mercado se amplia al mundo, quedando limitado tan sólo por el idioma. La globalización fomentada de manera implacable por internet y la facilidad de viajar y el transporte, sirve en bandeja a aquellas personas que tengan algo que ofrecer una oportunidad que antes era muy complicada.

En todos estos escenarios el uso de la tecnología es crítico. Dominarla es sinónimo de productividad y oportunidades. Nunca como ahora es fundamental dominar los sistemas informáticos y de telecomunicaciones al ser los instrumentos que abrirán las puertas y mantendrán vivas esas oportunidades. Dedicar tiempo a aprender las habilidades tecnológicas y sus distintos canales: correo electrónico, navegar por internet, búsquedas de información, redes sociales, sistema de comunicación por voz casi sin coste… son la base para desplegar negocios de comercio electrónico.

Invertir en tiempo de formación será la mejor forma de ganarlo en los siguientes años.

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Julio Pérez-Tomé Román
SmartPerson Generation

“Nunca digas «eso podría haberlo hecho yo», porque no lo has hecho tú” — Karim Rashid