Testeando entre la naturaleza y el frío

Después de estar rodeados de naturaleza en Iquitos con una diversidad de climas y aromas producto del sol y lluvia intensa, nos trasladamos a la ciudad de Puno, a un clima de frío con sol. Sabíamos que el primer día debíamos movernos poco por la altura, tan poco que eso podía influir en estar bien o mal durante los días que estuviéramos ahí trabajando.

Iba con Luis Miguel, veterano en el arte de testear diseños de prototipos; yo debía ser su brazo derecho durante el testeo de los once diseños que teníamos preparados, observar y apuntar todo aunque por momentos tuviera ganas de participar, de ponerme en los zapatos del entrevistado, de tener un poder de realización a todas las expectativas que íbamos encontrando, no debía hacerlo.

Bajamos del avión, abordamos un taxi al hotel de Juliaca y en éste nos enteramos que había una huelga de transportistas. Además del tema de transporte, otra huelga porque el Municipio no recogía la basura hace ya dos meses ocasionando muchas enfermedades en niños y adultos mayores.

Iba anotando mentalmente todo durante el trayecto como en una foto sin celular en la mano: Las calles tenían ropaje de desamparo y los jóvenes buscaban oportunidades, no permanecer en una ciudad de comercio como Juliaca sino ser temporales en un sitio para luego despegar por otros caminos.

Compartimos el taxi con un extranjero brasilero, él era un entrenador que se dedicaba a observar y reclutar jóvenes deportistas a quienes ofrecía un futuro en el país vecino, “son fuertes, bondadosos y humildes, con mucha naturaleza de adaptación”, nos dijo.

La primera persona que entrevistamos fue al señor Primitivo, un administrador de un hotel, un hombre sencillo, culto y con una sabiduría e inteligencia sorprendente. Nos dio muchas sugerencias sobre los diseños, juntó unos con otros, armó de ellos un rompecabezas con la sencillez de un niño, nos enseñó con un ejemplo como debía ser la misión de los diseños para la buena atención al ciudadano, no sólo desde un plano digital sino también real.

Nuestra siguiente entrevista fueron a médicos de la zona, ellos contaban con una visión amplia de la ciudad de Juliaca, nos hablaron de la humildad de sus pobladores pero también de su desconfianza. Estaban ahí haciendo el serum y se sentían agradecidos de estar en este lugar. Nos dijeron que podíamos contar con ellos para probar los prototipos cuando éstos estuvieran listos.

Por la noche entrevistamos a una familia de Juliaca en su casa quienes aportaron muchas sugerencias, fueron buenos anfitriones y nos atendieron en el calor de su hogar. Nos quedamos ahí pasado las diez de la noche, escuchando las sugerencias.

Más adaptados al clima, por la mañana tuvimos una última entrevista con funcionarios de la Municipalidad de Juliaca; recibimos de ellos muchas recomendaciones a los diseños y un punto de vista diferente respecto a las costumbres y conducta de la comunidad.

Finalmente, corrimos al aeropuerto cargados de entusiasmo. Los entrevistados nos esperarían de regreso para el testeo de los prototipos, pensamos. Estábamos contagiados de esperanza en medio de la adversidad.

Rocío Ordoñez

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